Ayer, saliendo de la galería central de la planta baja del Museo del Prado, a la derecha de la puerta, ahí está colgada. Me paré unos minutos en mi trayecto hacia las salas medievales donde iba a tomar unas notas.
Federico Barocci, La Natividad, 1597. Óleo sobre lienzo, 134 x 105 cm. Museo del Prado
Finales del siglo XVI, aparentemente sencilla, un pobre establo o granero con luz sobrenatural, el Niño envuelto en el manto azul de María, el color de la eternidad y de la divinidad. Y los animales, en primer término, cercanos. No los nobles animales heráldicos, no los que son símbolo de imperios, sino los humildes trabajadores desde hace ocho mil de años, o quizá más, los que un día fueron salvajes y los fuimos convirtiendo en otros. Los que tiraron del carro y fueron uncidos al arado, los que movieron norias y ruedas de molino, los que junto a caballos, ovejas, cabras, cerdos, gallinas y patos, perros y gatos, permitieron la civilización. Esos animales, compañeros de trabajo, de los que dependió la vida humana durante siglos, y el día 17 de enero eran bendecidos. Esos animales, que en lo que fue el núcleo de nuestra civilización, la religión cristiana, fueron admitidos en la Natividad. Esos animales, a los que en este presente distópico se les ha declarado la guerra.
XIV 1.El tercer día después del nacimiento del Señor, María salió de la gruta, y entró en un establo, y deposité al niño en el pesebre, y el buey y el asno lo adoraron. Entonces se cumplió lo que había anunciado el profeta Isaías: El buey ha conocido a su dueño y el asno el pesebre de su señor.
2.Y estos mismos animales, que tenían al niño entre ellos, lo adoraban sin cesar. Entonces se cumplió lo que se dijo por boca del profeta Habacuc: Te manifestarás entre dos animales
Pseudo Evangelio de Mateo
O magnum mysterium – Tomás Luis de Victoria
O magnum mysterium et admirabile sacramentum, ut animalia viderent Dominum natum jacentem in praesepio. O beata Virgo, cujus viscera meruerunt portare Dominum Jesum Christum. Alleluia!
Ahora que el Museo del Prado ha abierto todas sus salas, incluyendo mis salas preferidas de la pintura flamenca y holandesa en la tercera planta junto al Tesoro del Delfín, he pensado hacer algunas visitas a las salas y a las obras que tienen menos visitantes, esa pintura de pequeño tamaño muchas veces, que no nos cuenta historias, que no tiene grandes personajes, que representa las cosas que nos acompañan en el día a día, las cosas que amamos, le cose piccole como decía Giorgio Vasari con un punto de desprecio.
Hace años, en los inicios del bosque, comenté como tuve que llegar al Rijksmuseum de Ámsterdam en el verano de 1999 para conocer la palabra más correcta para dar nombre a la pintura de las cosas: still leven, la vida quieta, la vida silenciosa, la vida en suspensión.
En España se le llama bodegones, pero es una denominación sólo hispana que es muy restrictiva, sólo seria correcta para aquellas pinturas relacionadas con la comida y la bebida, ya sea para representar alimentos u objetos relacionados con la comida, o ambas a la vez en el mismo cuadro. En la España de los siglos XVI y XVII el bodegón era la parte de la despensa, las casas que la tenían, más oscura y fresca, donde en aquellos tiempos sin refrigeración se guardaba la manteca, el queso fresco, todos aquellos alimentos más perecederos y susceptibles de estropearse pronto. También bodegón era la taberna donde se servían comidas, esas escenas de inicios del siglo XVII de gente grosera y vulgar que tanto molestaba que se pintaran a Vicente Carducho, y que desconcertaba a Francisco Pacheco, cuyo yerno y alumno, el dotadísimo joven Diego Velázquez, pintaba siendo infiel a su maestro. Y esas escenas de figón con sus vulgares clientes tenían gran éxito en la cosmopolita Sevilla imperial de principio del siglo XVII, y seguro que le dieron sus buenos ingresos al joven Velázquez.
Bodegones en España, una denominación incorrecta o incompleta, que abarca no sólo representaciones de comida, sino de otras cosas como puede ver quien navegue por la web del Museo del Prado. Lo que si he odiado y detestado siempre es esa denominación francesa del siglo XVIII, nature morte, naturaleza muerta, horrible donde la haya, creada por ilustrados que el rayo de Zeus fulmine. Quizá ahí, en esa denominación necrófila, si que se entendería, cuando en el concepto, en el género de la naturaleza muerta, del bodegón se incluyen las vanitas. Esa si que es una naturaleza bien muerta, al menos una parte de sus elementos. Pero de las vanitas, que son otras cosas, ya hablaré en otra ocasión.
Horrible denominación que muchos siguen, que hacen de la palabra «muerta» del sintagma toda una teoría de la pintura y no dicen y escriben más que una tontería detrás de otra. ¿Cómo pueden estar «muertas» estas sandías de, que vi reunidas con otras en la exposición de Luis Meléndez de 2004?
Luis Meléndez Bodegón con sandías y manzanas en un paisaje 1771. Óleo sobre lienzo, 63 x 84 cm Museo del Prado Sala 088
Sandías como las de mi infancia de pulpa densa y jugosa, con sus pepitas, que viéndolas me venían al recuerdo algunos días de aquellos lejanos veranos. Hace casi dos mil años un pintor desconocido pintó un cesto de higos en la que parece que fue la villa de verano de la emperatriz Popea en Oplontis, viéndolos nos traslada a como serían aquellos veranos en una domus de la costa napolitana antes de que el Vesubio enterrara toda aquella vida un 24 de agosto o quizá un 24 de octubre del año 79.
Cómo pueden ser muerte las uvas de Juan Fernández el Labrador, nuestro Zeuxis campesino, el misterioso pintor extremeño, de una materialidad palpitante que surge de la oscuridad. Cómo pueden ser muerte los dulces que aparecen en tantas pinturas españolas, flamencas y holandesas, las empanadas saladas o dulces con su relleno visible, iniciado por la cuchara o el cuchillo en las obras de Clara Peeters, las copas de vino blanco con la transparencia del vidrio en los cuadros deWillem Claesz Heda, los reflejos de la loza o de la porcelana. Y como pueden ser muerte las flores de Juan van der Hamen, de Juan de Arellano, de Tomás Hiepes, de Jan Brueghel, porque son las flores las que me llevarán de nuevo a esas salas del Museo del Prado.
Juan van der Hamen Bodegón con alcachofas, flores y recipientes de vidrio 1627. Óleo sobre lienzo, 81 x 110 cm Museo del Prado Sala 008A
Cada uno de esos alimentos, pan y dulces, pescados y carne, frutas, hace mucho que fueron consumidos, porque dudo que en una época de escasez para la mayoría de la población dejaran que se estropeasen y pudriesen. Esas flores, que sí, que pudieron ser modelo en el cuaderno de bocetos del pintor para luego ser reproducidas en otros cuadros, existieron en un momento, fueron frescas, hermosas y vivas, y hace siglos que se marchitaron. Como también hace siglos esas copas de cristal se rompieron, y la loza de la cocina se hizo añicos, y puede que alguno de platos o jarrones de porcelana, que en España llegaban gracias a la odisea del galeón de Manila, estén en algún museo de cerámica de nuestra geografía, o como reliquia de otros tiempos en algún palacio de la nobleza con colección abierta al público. Pero para la mayoría de ellos su única existencia actual es la que puso el artista como Clara Peeters o Juan van der Hamen en sus composiciones.
Sólo los ilustrados pueden hablar de muerte en unas obras en las que cada pincelada es una celebración de la vida. De la vida humilde de los objetos que nos acompañan, que a lo largo de los siglos los seres humanos han ido creando para hacer más fácil y agradable la vida, el cambio de la aspereza de una cerámica tosca a la suavidad y belleza de la porcelana. Cómo se pueden llamar muertas a la materialidad de esas uvas que se consumieron un día frescas o que se convirtieron en vino. Cómo llamar muertas a las flores que dieron hace siglos su belleza, sus colores y perfume ante el artista que las dibujaba o pintaba para dejar una constancia de esa belleza para siempre, en una época en la que el intercambio botánico abarcaba todos los continentes.
Vida quieta, vida en suspensión, vida en silencio, naturaleza y cultura en la misma obra, cada pincelada un triunfo sobre la muerte. Naturaleza viva.
Juan Hidalgo – Peynándose estava un olmo
Peynándose estaba un olmo sus nuevas guedejas verdes, y se las rizava el ayre al espejo de una fuente. Y viéndole alegre,se iba de risa, cayendo una fuente de cristal, murmurando entre dientes.
Por verle galán del prado, las flores se desvanecen, que vanidades infunden aún la hermosura silvestre.
Y viéndole alegre…
Continuará, si la peste del siglo XXI me permite volver al Museo del Prado.
Este bosque es uno de tantos lugares de la telaraña de internet que quedó un día completamente quieto. Hace casi tres años que no hay ninguna publicación, y si miro los datos el bosque languidece desde 2015. Me he preguntado muchas veces en este último año de más de doce meses si valía la pena desencantar el bosque y volverlo a la vida. Pero el bosque sigue teniendo caminantes, el día 27 nada menos que 342, y los artículos y pequeños ensayos tienen visitas y creo que se siguen leyendo. Pasan los meses y hay quien deja un «me gusta», un comentario, incluso quien se suscribe a pesar del silencio. Esos nuevos seguidores esperan que alguna vez se se publique de nuevo.
Hay varias razones por las que el bosque quedó en silencio, la principal fue que el tiempo que le dedicaba empezó faltar de forma angustiosa. Cambiaron mis condiciones laborales y me puse a desarrollar una web profesional de Historia del Arte que ha llevado, y lleva, mucho tiempo crear su contenido y sus materiales. Además, cuando se publicó la felicitación de Navidad de 2018 ya tenía en marcha un proyecto de cambio vital y profesional que se pudo llevar a cabo en 2019. En ese cambio estaba también volver a publicar en el bosque los borradores que se iban acumulando. Todo parecía ir bien y en unos pocos meses todo cambió, llegó la peste, yo llamaré siempre así a la pesadilla distópica en que vivmos ahora, y todos mis proyectos, todos mis planes, como los de tantas personas, se vinieron abajo.
Durante todos estos meses he pensado varias veces en retomar las publicaciones, porque a los borradores sobre historia, arte y literatura se han ido uniendo otros temas. Todo a la larga acaba relacionado, porque el universo de cada persona gira en torno a unos temas, unos intereses que se van entrelazando. Pero el tiempo me ha faltado cuando quería publicar, y otras lo que me sobraba es desánimo. Este mismo mes de octubre ha sido frenético, cada curso académico es peor que el anterior, y el derecho a la ignorancia ya ratificado por ley, no alivia el trabajo sino que lo aumenta hasta el absurdo.
Mi tiempo siempre será escaso durante el curso pero la única manera de reanudar las publicaciones es ponerse a escribir de nuevo, volver a tener un espacio para tratar temas que no interesan a casi nadie, poner música antigua, ver aspectos de las cosas que pasan desapercidibos o se estan perdiendo. En tiempo de vídeos de menos de un minuto escribir es un acto de resistencia ante una realidad absurda. Sólo por eso creo que vale la pena volver al bosque.
Casi veinte meses lleva detenido El bosque la larga espera. Se puede decir que ya no espera nada y que se va a quedar así para siempre. Sin embargo los lectores van pasando y aún se van añadiendo seguidores. He intentado varias veces publicar, pero ha sido imposible. Las entradas de este blog son bastante complejas, suelen llevar música y si esta es vocal va con su traducción. Comportan un trabajo que no siempre estoy en condiciones de hacer porque las circunstancias laborales cambiaron hace unos años, y no tengo ganas ya en horas nocturnas de escribir y traducir o buscar una traducción. Y cuando tengo un borrador en marcha y una fecha prevista de publicación, todo hay que dejarlo de nuevo porque otras cosas apremian y requieren mi atención. No, no está muerto el bosque, lo he intentado revivir varias veces y lo hago ahora porque creo que los lectores silenciosos que siguen deteniéndose en él, los que se lo encuentran pro primera vez y se suscriben merecen unas palabras al menos un día como hoy.
En los tres últimos años en que no ha habido prácticamente publicaciones, o no ha habido ninguna, he estado con otros proyectos. Tuve, por unas desgraciadas circunstancias laborales, que cerrar un blog profesional que llevaba tres años en marcha y he comenzado otro, El Jardín de las Hespérides, que se lleva buena parte del tiempo que dedico a internet. Y ahora aparecen nubes en el horizonte: la normativa de la Unión Europea y el famoso artículo 13 no sé como pueden afectar tanto al Bosque como al Jardín, pues ambos enlazan contenido audiovisual y sobre todo el Jardín está plagado de enlaces. Quizá tenga en menos de un mes que preventivamente cerrarlos al público y que quien quiera leerlos, y mis alumnos en el Jardín, tengan que entrar con contraseña. Pero eso en todo caso será dentro de unas pocas semanas, ahora aún podemos disfrutar de un villancico alemán de principios del siglo XVI donde se recrea la casa de los Arnofini en Brujas
Un Niño ha nacido en Belén
Ein Kind geboren zu Bethlehem
Feliz Navidad Hyvää Joulua Frohe Weihnachten Merry Christmas Feliz Natal Buon Natale Joyeux Noël Kαλά Χριστούγεννα Bon Nadal
Al circuito del viaje lo llaman «Países Cátaros». Los cátaros venden, al menos la gente que ha estudiado en el anterior sistema de enseñanza, puede tener una cierta idea (los que han estudiado en el sistema actual ya no tienen ninguna idea) de quienes fueron estos herejes del sur de Francia. Quizá no por la escuela, donde no se llegaba a este nivel de detalle, sino porque en ciertos momentos son, y han sido, un fenómeno editorial, como los templarios, muchas veces relacionados, unidos además a fantasías conspiranoicas que vienen desde la Edad Media o desde los orígenes del cristianismo en la imaginación de los autores. Un tipo de obras a las que califico de pornografía pseudohistórica, pero que son leídas o se hacen sobre ellas horrendos documentales que se emiten en los canales de televisión por cable.
El viaje se llama Países Cátaros, y hace ya años hice un viaje que tenía parecido título, pero la ruta era bastante diferente. Si en este viaje hubiera visitado ruinas de castillos pirenaicos como el anterior no lo hubiera hecho, por más que el paisaje del Pirineo francés sea muy hermoso. De aquel viaje sólo hay coincidencia en un lugar: Carcasona, esa ciudad fortificada que también es una fantasía a partir de las ruinas que quedaban de sus murallas en el siglo XIX.
Creo que en las explicaciones, a las que no hacía demasiado caso y de las que no podía escapar cuando estaba en el autobús, nunca oí «siglo XII». Todo parecía haber sucedido hace mucho tiempo en un país muy lejano… Carcassonne, Toulouse, Albi, fueron lugares donde en el siglo XII arraigó la herejía, o más bien la religión cátara, pues aunque el catarismo citase y utilizase la Biblia, era de hecho una religión diferente del cristianismo. Es una historia compleja que no cabe en las explicaciones simplistas de «buenos cátaros» y «malos católicos».
Pero los cátaros son un buen reclamo, y en efecto, visité ciudades que fueron cátaras o sus señores dieron apoyo a los cátaros. Pero muy pronto, aunque se continuó siempre en el sur, el itinerario empezó a desplazarse hacia el norte, fue dejando atrás las tierras del condado tolosano y entrando en la antigua Aquitania, en las tierras del Perigord. Dejó atrás el curso del Garona y empezó a seguir el curso del Dordoña. La tierra se fue volviendo aún más verde y aparecieron los nogales, castaños y abedules con las hojas verdes y tiernas, sin mácula, aún no desarrolladas del todo, robles y hayas aún estaban desnudos de hojas.
Las tierras del Perigord no eran «país cátaro», no fueron zonas de catarismo, aunque cátaros hubo un poco por todas partes, cruzando los Pirineos y los Alpes. Pero si hay algo que comparten estas tierras de las riberas del Dordogne, con las zonas pirenaicas del sur, fueron como todo el territorio al sur del Loira el «país de oc», Occitania, tierras de los trovadores. Pero los trovadores no venden, no son conocidos. Los trovadores han desaparecido con la asesinada asignatura de Literatura. Y por más que se haya intentado relacionar la poesía de los trovadores con la religión cátara, no se puede hacer ninguna relación clara. Compartían espacio en el sur, compartían sociedad, compartían tiempo, pero sus mundos eran completamente distintos.
Peire Vidal, trovador el sur, cita lugares donde encuentra protección de las damas que eran centros de catarismo. Y es muy probable, que pasada la juventud, algunas de esas damas amadas por los trovadores se convirtiesen en cátaras. Pero Bernat de Ventadorn, cuya canción, junto a otras de sus contemporáneos, he escuchado varias veces durante el viaje, mientras me aislaba con los auriculares, vivió y desarrolló su obra en las tierras del Perigord y el Lemosín de donde era originario. Trovadores y cátaros vivieron en la misma época, en algunos casos en los mismos lugares, y en la misma sociedad. Sin embargo, no he visto ninguna agencia que venda un viaje al «País de los trovadores».
En estos días posteriores al viaje y aún de vacaciones, estoy leyendo sobre el Renacimiento. Pero cuando hace unos días estaba en las tierras del Perigord, en las tierras del condado tolosano y del vizcondado de Narbona, pensaba que se olvidaban otros renacimientos. El último día del viaje, ante los muros de la catedral de Narbona, curiosa e interesante mezcla del gótico del norte y el mediterráneo, oí de pasada a una pareja española en la que la mujer decía: «pero esto, es Edad Media y la Edad Media es inferior ¿no?»
«La Edad Media es inferior». Es increíble la idea de la «inferioridad» y la «oscuridad» de la Edad Media arraigada desde hace quinientos años. Porque la idea de Edad Media la crearon los humanistas del Renacimiento. Cuando regresaba por feas autopistas en la Península Ibérica ya habiendo cruzado la frontera, pensaba en si la mujer de Narbona vería en la catedral gótica de la ciudad, muy descuidada en su iluminación y otros detalles, que era «inferior», si la inmensa basílica de Saint Sernin en Toulouse, si la vio, la iglesia románica más grande de Europa desde la destrucción capitalista-vandálica de la Abadía de Cluny, era otra obra «inferior». O la increíble catedral de Albi, catedral gótica de ladrillo, la única que tiene sus altísimas bóvedas de crucería pintadas al fresco, eso sí ya en el siglo XVI, en el Renacimiento, cuyos pintores no consideraron inferior trabajar en una catedral medieval.
El siglo XII fue la época de los cátaros que serían perseguidos y exterminados, y desaparecerían de la Historia en el siglo siguiente, la época en que se levantaron las grandes abadías románicas y se organizaron las peregrinaciones, gran movimiento de población que fue la vía para intercambiar ideas y técnicas de todo tipo, el siglo en que se inventó la arquitectura gótica, única y original, que no debía ya nada al mundo clásico, que con ocho siglos de adelanto inventaba la arquitectura moderna. Fue la época en que se esculpió lapuerta de Miègeville, en la basílica de Saint Sernin, la primera gran obra de escultura desde el fin del Imperio Romano, y esculpió la solitaria y silenciosa portada de Saint Pierre de Carennac, que muestra el fin de los tiempos cuando el Juicio Final ya ha terminado. Y fue la época y el siglo en que vivieron y escribieron los trovadores. Los trovadores crearon el oficio de poeta, y en su poesía reflejaron lo individual, el valor del individuo, esa característica de la cultura occidental que tan mal sienta a algunos. Su siglo fue también un renacimiento, quizá mucho más renacimiento que el de los siglos XV y XVI, porque las gentes del siglo XII partían de una realidad más difícil y estaban creando un mundo nuevo. Su modelo no era clásico, porque ellos, trovadores, canteros románicos, maestros de obras góticos, fundadores de universidades, iniciadores de los primeros parlamentos que hubo en el mundo, hombres y mujeres, jamás supieron que eran «medievales», «oscuros», y que su brillante cultura era «inferior».
Es curioso que paseando por la ciudad antigua de Sarlat-la Canéda, la ciudad natal de Étienne de la Boétie, que es mucho más renacentista que medieval, y podría ser hermana de Ciudad Rodrigo, Plasencia e incluso Salamanca, la gente viera más la Edad Media que el Renacimiento que aparecía en tantas fachadas, en los grutescos que enmarcaban las ventanas, y aun en simples puertas con pilastras y frontones clásicos. El Renacimiento se confunde con la Edad Media y la Edad Media con el Renacimiento, en la tierra en que la hierba es fresca y la hoja y la flor brotaban de las ramas.
Bernart de Ventadorn (…1147 – 1170…) Can l’erba fresch
Can l’erba fresch’ e.lh folha par / cuando aparece la hierba fresca y la hoja E la flors boton’ el verjan , / y la flor brotan de la rama, E.l rossinhols autet e clar / y el ruiseñor, alta y clara, Leva sa votz e mou so chan, / levanta su voz y comienza a cantar, Joi ai de lui, e joi ai de la flor / entonces, me alegro por él y por la flor, E joi de me e de midons major! / y tengo alegría de mí y, aún más, de mi dama; Daus totas partz sui de joi claus e sens, / por todas partes estoy rodeado de alegría, Mas sel es jois que totz autres jois vens. / pero hay una alegría que vence a las demás.
Ai las com mor de cossirar / ¡Ay! ¡Cómo muero de pesadumbre! Que manhtas vetz en cossir tan: / muchas veces estoy tan meditabundo Lairo m’en poirian portar, / que me podrían llevar ladrones Que re no sabria que.s fan. / sin que yo me enterara de lo que hacen. Per Deu, Amors be.m trobas vensedor: / ¡Por Dios, Amor! Me hallas fácilmente vencible: Ab paucs d’amics e ses autre senhor. / con pocos amigos y sin otro señor. Car una vetz tan midons no destrens / ¿Por qué no dominas a mi dama Abans qu’eu fos del dezirer estens / antes de que yo sea consumido por el deseo?
Meravilh me com posc durar / Me admira cómo puedo resistir Que no.lh demostre mo talan. / sin mostrarle mi sentimiento. Can eu vei midons ni l’esgar, / Cuando veo y miro a mi señora, Li seu bel olh tan be l’estan: / sus bellos ojos le sientan tan bien Per pauc me tenh car eu vas leis no cor. / que con dificultad resisto y no corro a ella. Si feira eu, si no fos per paor, / Así lo haría, si no fuese por miedo, C’anc no vi cors melhs talhatz ni depens / pues nunca vi cuerpo mejor labrado ni pintado Ad ops d’amar sia tan greus ni lens. / y que sea tan duro y lento al amor.
Tan am midons e la tenh car, / Amo tanto a mi señora y la quiero tanto E tan la dopt’ e la reblan / la temo tanto y la sirvo, C’anc de me no.lh auzei parlar, / que nunca osé hablarle de mí Ni re no.lh quer ni re no.lh man. / y no le pido ni le mando nada. Pero elh sap mo mal e ma dolor, / Pero ella conoce mi mal y mi dolor E can li plai, mi fai ben et onor, / y cuando le place me hace bien y honra E can li plai, eu m’en sofert ab mens, / y cuando le place, me conformo con menos, Per so c’a leis no.n avenha blastens. / para que no reciba afrenta.
S’eu saubes la gen enchantar, / Si yo supiera encantar a la gente, Mei enemic foran efan, / mis enemigos serían niños, Que ja us no saubra triar / y ninguno pensaría Ni dir re que.ns tornes a dan. / ni diría nada que nos pudiera dañar. Adoncs sai eu que vira la gensor / Entonces sé que vería a la más gentil, E sos bels olhs e sa frescha color, / sus bellos ojos y su fresco color E baizera.lh la bocha en totz sens, / y le besaría la boca en todos los sentidos, Si que d’un mes i paregra lo sens. / de forma que en un mes se notaría la señal.
Be la volgra sola trobar, / Bien quisiera encontrarla sola Que dormis, o.n fezes semblan, / durmiendo o fingiendo que duerme, Per qu’e.lh embles un doutz baizar, / para robarle un dulce beso, Pus no valh tan qu’eu lo.lh deman. / pues no valgo tanto como para pedírselo. Per Deu, domna, pauc esplecham d’amor! / ¡Por Dios, señora, poco aprovechamos el amor! Vai s’en lo tems, e perdem lo melhor / se va el tiempo y perdemos lo mejor, Parlar degram ab cubertz entresens, / deberíamos hablar con palabras encubiertas E, pus no.ns val arditz,valgues nos gens / y, ya que no nos vale el atrevimiento, que nos valiera el ingenio.
Be deuri’om domna blasmar, / Se debería afrentar a la dama, Can trop vai son amic tarzan, / que hace esperar demasiado a su amigo, Que lonja paraula d’amar / pues larga conversación de amor Es grans enois e par d’enjan, / enoja mucho y parece engaño C’amar pot om e far semblan alhor, / porque se puede amar y fingirlo E gen mentir lai on non a autor. / y mentir cuando no hay testigo. Bona domna, ab sol c’amar mi dens, / buena señora, con que sólo os dignáseis amarme, Ja per mentir eu no serai atens. / yo no sería alcanzado por la mentira.
Messatger, vai, e no m’en prezes mens, / Mensajero, ve y me menosprecies S’eu del anar vas midons sui temens. / porque temo presentarme a mi señora.
Traducción procedente de Poesía de Trovadores, Trouvères y Minnesinger, Alianza 1981
El disco que estuve escuchando varias veces durante el viaje y donde está esta canción es Nuits Occitanes.
De nuevo, casi sin darme cuenta muchas veces, ha vuelto a pasar otro año para este bosque. El bosque de la larga espera, como dije en la entrada de Navidad, está detenido en el tiempo. Durante 2016 sólo ha tenido tres escritos, porque no se puede llamar escrito al de inicio de año con las estadísticas.
Por diversas razones no puedo dedicarle el trabajo y el tiempo, que nunca fue mucho, que le dedicaba antes. Hace tres cursos, este es el cuarto, que las condiciones laborales cambiaron para el profesorado de secundaria en España. En mi caso el trabajo se dobló. También estaba y estoy dedicada a otros asuntos que absorben demasiado tiempo. Llevo otro blog, de tipo profesional, en el que hay entradas prácticamente todos los días de lunes a viernes durante el curso académico. Este bosque era y es un lugar al que retirarme sin obligaciones, pero siempre que he querido escribir y publicar en estos dos últimos años aparecía algo que lo impedía.
Ahora el bosque tiene otro problema que se hará efectivo en marzo: todos los enlaces musicales que no son vídeos de Youtube dejarán de funcionar. Estoy trasladando los más de cien enlaces a otro alojamiento donde generar otro enlace y sustituirlo para el que dejará de funcionar. No sé si lograré renovar todos los enlaces antes de marzo. Con todas estas dificultades que se suman, ayer llegué a pensar en cerrarlo.
Pero ayer me encontré con un texto y una música. Ambos los conozco, es más, la música suena todos los días a las cinco de la tarde para recordarme que pese a que he tenido en la mañana una jornada laboral completa hay que ponerse a trabajar de nuevo, pero ayer noche la escuché en un concierto al que asistí. Es a la vez alegre y patética, puesto que se trata de una parodia. La situación en que se tocó en el concierto fue para desear que al menos las cosas no las empeoren los que tienen las riendas del mundo. Quizá algún día, si el bosque saliera del hechizo que lo detiene, podría poner en una entrada alguno de los cuartetos que tanto me gustan de este compositor.
El texto me lo encontré en la mañana, no en su libro sino en otro, en un contexto que se aproxima mucho al ánimo de este escrito. Fui consciente de cuanto tiempo hacía que no me había acercado a estos libros, cuyos cuatro tomos están muy altos, casi en el techo. Hay muchos libros así en mi biblioteca esperando su momento, muchos por primera vez. Nos se quejan nunca y en cualquier momento por tarde que sea, por más años que hayan pasado, están ahí. Estos escritos del bosque detenido quieren ser mi pequeña aportación a lo que dice el poema.
Jorge Luis Borges – Los justos
Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire. El que agradece que en la tierra haya música. El que descubre con placer una etimología. Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez. El ceramista que premedita un color y una forma. El tipógrafo que compone bien está página, que tal vez no le agrada. Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto. El que acaricia a un animal dormido. El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho. El que agradece que en la tierra haya Stevenson. El que prefiere que los otros tengan razón. Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
Dimitri Shostakovich – Vals de la Suite para orquesta de variedades
Este bosque está tan detenido como un bosque encantado bajo el influjo de un hechizo, pero la ninfa que lo administra está ocupada en otros menesteres que ocupan su tiempo. Sin embargo, no está muerto. Bajo las hojas secas del otoño hay borradores esperando ver la luz alguna vez.
Me parecía grosero dejar pasar este día sin dar señales de vida, sabiendo que hay lectores y seguidores que se van añadiendo por más que no haya habido una publicación desde hace siete meses, el silencio más largo desde que comencé allá por el otoño de 2010.
Un canto diferente, un idioma diferente para avivar la memoria o dar a conocer a los despistados de memoria selectiva, a los descendientes de las comunidades cristianas más antiguas del mundo, anteriores a las europeas. En algún momento de los siglos VIII y IX dejaron de rezar y cantar en griego y lo hicieron en árabe. Pero la historia era la misma, sólo cambiaba el idioma, hasta hoy.
Villancico árabe
Por si hay alguna duda es muy parecido a lo que dice esta obra muy interpretada estas fechas.
Georg Friedrich Händel – El Mesias, 1741
Y en la olvidada y maltratada lengua internacional de Europa.
Puer natus nobis est – Introito del día de Navidad
Sólo he estado una vez viendo los restos de esas comunidades cristianas orientales. Son estas de Capadocia, donde dudo que pueda volver tal como está la situación hoy en aquellas tierras.
Turquía: Iglesias rupestres del Valle de Göreme. Anunciación. Basílica de Santa Catalina
Este es otro fragmento de conocimiento inútil. Esta es una de las cosas que hay que tirar a la basura del olvido absoluto y no sacarla nunca más de él. Es más, hay que hacer lo posible para que desaparezca. Nuestro maravilloso mundo tecnológico lleno de trastos obsoletos en cuanto los hemos comprado, lleno de felicidad huera y banal, de conocimiento divertido y amnésico antes de aprender nada, no lo necesita. Encontrarse con algo así es contraproducente, pues puede ocurrir lo que estoy haciendo ahora, que en lugar de estar trabajando esta mañana de domingo esté perdiendo el tiempo. Es lo primero en que he pensado al despertarme, el haber leído este poema, anoche, a la 1:00, cuando llegó al correo. Es contraproducente que piense que vale la pena difundirlo, el que me diga que voy a arañar un poco de tiempo para salir del silencio, y unirlo a una música de esa misma tierra aunque separada durante siglos.
Nada sé de Donald Og, no voy a averiguar nada. No voy a poner las palabras en el buscador. No tengo tiempo para eso ni quiero. Sí que recuerdo que se recita en Dublineses, la última película de John Huston, como se tituló aquí The Dead, también una de mis películas preferidas. Este poema lo escribió el autor más prolífico de la Historia, pudo ser una escritora, quizá una monja. Es un lamento femenino, un tipo de poema del que hay pruebas desde los inicios de la escritura en la antigua Mesopotamia. Un tipo de poema que seguro que existía ya en el Paleolítico. Alguien lo compuso en el siglo VIII en Irlanda, remoto territorio, periferia de la periferia, que concibió cosas como el martirio verde, y realizó el arte más abstracto en occidente antes de la vanguardia del siglo XX. De su lengua irlandesa se tradujo al inglés, del inglés lo tenemos hoy traducido. No se pongan exquisitos, la traducción puede ser una traición, siempre habrá pérdida, en la poesía será inmensa, pero siempre es preferible a que quede ignoto. No podemos saber todos los idiomas, y menos aún lenguas remotas y minoritarias. Y no, no tenemos por qué saber todos inglés, excepto para servir a los nuevos mercaderes de esclavos.
Alguien compuso este poema en el lejanísimo siglo VIII en Irlanda. Quizá la misma persona que lo compuso pensó que merecía ser copiado en el escaso y carísimo pergamino. Durante siglos quizá fue copiado otras veces. Sobrevivieron las copias a las incursiones vikingas, a las hambrunas, a las guerras. Llegó la imprenta y alguien también pensó que merecería ser impreso. No pensaron que era inútil conocerlo. Javier Marías, que lo ha traducido al español dice que su lectura no le deja indiferente. A mí tampoco.
Donald Og – Anónimo irlandés del siglo VIII
Es anoche tarde cuando el perro hablaba de ti; de ti hablaba la agachadiza en su marisma profunda. Eres tú el pájaro solitario que recorre los bosques; y ojalá carezcas de compañera hasta que me encuentres.
Me prometiste, y me dijiste una mentira, que te me aparecerías donde las ovejas se juntan; te lancé un silbido y trescientas voces, y no encontré allí nada más que un cordero balando.
Me prometiste algo que para ti era difícil, un barco de oro bajo un mástil de plata; doce villas cada una con su mercado, y un magnífico patio blanco a la orilla del mar.
Me prometiste algo que no es posible, que me regalarías guantes de piel de pez; que me regalarías zapatos de piel de pájaro; y un vestido de la seda más cara de Irlanda.
Cuando voy a solas al Pozo de la Soledad, allí me siento y sufro mi pesar; cuando veo el mundo y no veo a mi mozo, el que tiene un tono ambarino en el pelo.
Fue aquel domingo cuando te di mi amor; el domingo anterior al Domingo de Pascua y yo de rodillas leyendo la Pasión; y mis dos ojos te daban amor para siempre.
Mi madre me ha dicho que no te hable hoy, ni mañana, ni el domingo tampoco; escogió mal momento para decirme eso; fue cerrar la puerta tras el robo en la casa.
Mi corazón está tan negro como el negror del endrino, o como el negro carbón del herrero en la fragua; o como la suela de un zapato que holló salas blancas; fuiste tú quien cubrió mi vida de esa oscuridad.
Me has arrebatado el este, me has arrebatado el oeste; me has quitado lo que está ante mí y lo que está tras de mí; me has quitado la luna, me has quitado el sol; y mi temor es grande a que me hayas quitado a Dios.
Traducción: Javier Marías
Carolan: Fairy Quenn by sirg e Carollini
La tecnología no sólo sirve para embrutecer a la población con el nuevo soma. La imagen procede de Book of Kells, la aplicación para iPad que el Trinity College de Dublin hizo del más famoso de los códices irlandeses.
Habría bastado simplemente mirar el título que se desliza por la pantalla del iPod, porque sigo con este reproductor ahora anticuado, de gran capacidad y ligereza, y sobre todo autonomía. Habría bastado hacerlo en los últimos meses en que voy escuchando algunas de las canciones del álbum mientras camino hacia el trabajo o del trabajo a casa, pues una de ellas está en unos de esos borradores que no acaban de convertirse en entradas por la falta de tiempo. No era esa la canción que hace dos semanas, un lunes que comenzaba una semana terrible, escuchaba en la mañana. Habría bastado mirar el título, que he debido leer varias veces en el Cd y en la pantalla. Me gustaba su dolorosa melancolía, su estribillo repetido, pero no era la que más escuchaba, pues está tras las obras de bandoneón, escuchaba las otras, las que me daban pie para escribir, las que al oírlas pensaba tal o cual frase o enlace para el borrador dormido.
Esa mañana tenía unos minutos más, y pude tomarle el lujo de caminar más despacio atendiendo a lo que oía, no sólo palabras sueltas, no sólo la melodía triste; entonces me di cuenta que no comenzaba hablando de cabellos negros, mala concordancia la que hacía pues los cabellos nunca serían “noires”, sino de caballos que iban a beber. Me fijé más en lo que decía a la letra, pues tardaría horas en poder leer el texto en el libreto, dos frases quedaron toda esa mañana: “a tu bienamada la van a enterrar” y “os espero en el infierno”.
¿Qué pudo ocurrir para esa repentina desaparición de la amada? ¿Por qué espera en el infierno? La respuesta a la segunda pregunta es que se trata de un amor culpable, castigado por la sociedad en la que vive, y es más que probable que quien se encargara de enviarla al infierno fuera un marido, un padre, una familia ofendida o toda la población investida de sacrosanta pureza asesina, como en el terrible fin de la viuda cretense en Zorba, episodio espeluznante en la novela. Podía estar casada y ser adúltera, o soltera y su amado casado, o pertenecer a familias enfrentadas o a estamentos sociales distintos. Privilegio de la poesía y de las canciones es callar y dejar en el misterio.
Entonces no lo sabía, y tampoco he indagado demasiado, pero esta canción anónima procede de Normandía o Bretaña en el siglo XVIII. Cuando supe el origen geográfico y la época me pregunté, si él, francés del sur, la conocía, si incluso la habría cantado o tatareado de niño, si la recordaba al pintar el cuadro. Porque la amada que espera en el infierno me llevó a la imagen de una famosa amada real, no literaria, aunque lleva siete siglos siendo literatura, que está en el infierno, aunque no sola. Traté en otra ocasión el tema, también como resultado de una exposición de otro artista con el que coincidió unos años en el tiempo, aunque no pudieran ser más diferentes. Y también la escena es distinta.
No era el cuadro más famoso de la exposición, ni tampoco su tamaño llama la atención. Cuántas veces por más que se miran las medidas luego sorprende el tamaño. Esta vez no, esta vez ya sabía y tenía asumido que era un cuadro pequeño, compré antes el catálogo para no ir cargada de un lado a otro durante horas por Madrid con un libro pesado. Pero sobre todo lo hice para disfrutar más de la pintura, para la contemplación tranquila y no andar cruzando datos. Había cuadros muchos más famosos, obras estrella en la colección, sin embargo, éste, si voy atrás en la memoria es posible que fuera el primero que viera suyo, en un libro que ni siquiera era de arte, hace mucho tiempo. De Jean Auguste Dominique Ingres se han dicho muchas cosas, y al final ha quedado en muchos libros como un pintor retrógrado. Si se mira con la distancia sabihonda que ha creado la vanguardia, este cuadro hasta puede resultar cursi, pero es mucho más depurado que el que trató el tema antes, y tendrá el mismo tema un largo recorrido en el siglo XIX. Es curioso como la exposición marcaba la relación de Ingres con la vanguardia y no con otros movimientos o artistas, porque pinturas como esta están en lo que serán algunas de los prerrafaelitas, a veces tan torpes e incluso repelentes. Pero Ingres no mira a Botticelli por más que su Fuente me la encontrara en Berlín en la exposición El Renacimiento de Botticelli, Ingres mira a Rafael y a Nicolás Poussin. Los prerrafaelistas podían abominar de esa pintura que había perdido su “pureza”, pero más de uno debió conocer esta obra de Ingres.
La habitación oscura, opresiva, claustrofóbica, de la que incluso se ve el artesonado del techo. Los curiosos paneles cuadrados de las paredes, el tapiz rígido y pesado que esconde la puerta, todo queda condesando en poquísimos elementos. Incluso las figuras de Francesca y Paolo son un triángulo en ese espacio rectangular. Condensación de figuras, de color. El rojo del vestido de Francesca, el azul de la hopalanda de Paolo. De líneas, el brazo que ha dejado caer libro paralelo a la espada de Paolo. Gianciotto Malatesta es el contrapunto oscuro, desequilibrado. Se ha llegado a decir que esta pintura y esta habitación no desmerecen de la Bauhaus, es posible, dado que la Bauhaus también creó más de un interior de pesadilla.
Economía de líneas, color, elementos y condensación del tiempo. Explica Francesca, en su torbellino infernal, lo que ocurrió aquella tarde en que ella y Paolo leían el libro sobre los amores de Lanzarote y Ginebra.
Quando leggemmo il disïato riso / Cuando leímos que la deseada risa esser basciato da cotanto amante, / besada fue por tal amante, questi, che mai da me non fia diviso, / éste que nunca de mí será apartado, la bocca mi basciò tutto tremante. / temblando entero me besó en la boca: Galeotto fu ’l libro e chi lo scrisse: / el libro fue y su autor, para nos Galeoto, quel giorno più non vi leggemmo avante”. / y desde entonces no más ya no leímos.
No fue aquella tarde en que Paolo besó a Francesca cuando Gianciotto, su marido y hermano de Paolo, los mató a puñaladas. Debieron haber otras tardes, otras ocasiones, en las que no leyeron y en la última de ellas acabaron en el infierno para estar eternamente juntos. Pero los diferentes pintores, cuando han puesto a Gianciotto Malatesta en la obra, lo han hecho aquella primera tarde de la lectura interrumpida.
Pensaba en este cuadro esa mañana de lunes, entre una cosa y otra, mientras recordaba la letra de la canción. Todavía el cuadro estaba en Madrid. Hoy es casi seguro que el cuadro estará ya colocado en su lugar del Museo de Bellas Artes de Angers, y no creo que allí nos encontremos nunca, probablemente esta versión no la veré nunca más. Ingres, como era habitual, hizo varias versiones de esta obra a lo largo del tiempo. Copió el texto de Dante en francés en un dibujo preparatorio, pero me gusta imaginar algo que pudo suceder, aunque no sucediera nunca, que mientras dibujaba y preparaba la composición, mientras realizó alguna de las versiones de Paolo y Francesca recordaba, tarareaba esta canción donde la amada espera a su amado en el infierno.
La canción…
Anónimo S-XVIII, Normandía o Bretaña – Quand je menai les chevaux boire
Quand je menai les chevaux boire / Cuando llevé a beber a los caballos Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh ma Nanette / Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh mi Nanette Quand je menai les chevaux boire / Cuando llevé a beber a los caballos J’entendis le coucou chanter / Oí cantar al cuclillo.
Il me disait dans son langage / Me decía en su lengua Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh ma Nanette / Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh mi Nanette Il me disait dans son langage / Me decía en su lengua «Ta bien aimée vont l’enterrer» / «A tu bienamada la van a enterrar«.
Ah! Que dis-tu méchante bête? / Ah ¿Qué dices bestia mentirosa? Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh ma Nanette / Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh mi Nanette Ah! Que dis-tu méchante bête? / Ah ¿Qué dices bestia mentirosa? J’étais près d’elle hier au soir / Estuve junto a ella ayer por la tarde.
Mais quand je fus dedans la lande / Pero cuando estaba en el páramo Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh ma Nanette / Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh mi Nanette Mais quand je fus dedans la lande / Pero cuando estaba en el páramo J’entendis les cloches sonner / Oí sonar las campanas.
Mais quand je fus dedans l’église / Pero cuanto estuve en la iglesia Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh ma Nanette / Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh mi Nanette Mais quand je fus dedans l’église / Pero cuanto estuve en la iglesia J’entendis les prêtres chanter / Oí a los sacerdotes cantar.
Donnai du pied dedans la châsse / Entré en el cementerio Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh ma Nanette / Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh mi Nanette Donnai du pied dedans la châsse / Entré en el cementerio Réveillez-vous, si vous dormez / Despertad si estáis dormida.
Non, je ne dors ni ne sommeille / No, yo no duerno, ni sueño Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh ma Nanette / Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh mi Nanette Non, je ne dors ni ne sommeille / No, yo no duerno, ni sueño Je vous attends dedans l’enfer / Yo os espero en el infierno.
Vois ma bouche est pleine de terre / Mira mi boca llena de tierra Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh ma Nanette / Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh mi Nanette Vois ma bouche est pleine de terre / Mira mi boca llena de tierra Et la tienne est pleine d’amour / y la tuya llena de amor.
Auprès de moi reste une place / Junto a mí queda un sitio Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh ma Nanette / Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh mi Nanette Auprès de moi reste une place / Junto a mí queda un sitio Et c’est pour toi qu’on l’a gardée / Y para ti lo he guardado
Quand je menai les chevaux boire / Cuando llevé a beber a los caballos Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh ma Nanette / Ilaire ilaire itou ilaire Ilaire oh mi Nanette Quand je menai les chevaux boire / Cuando llevé a beber a los caballos J’entendis le coucou chanter. / Oí cantar al cuclillo.
Traducción propia con algunas licencias.
…y el cuadro
Jean Auguste Dominique Ingres, Paolo y Francesca 1819, Angers, Musée des Beaux-Arts
Como cada año volvieron los duendes de WordPress, y la verdad, me alegro que la comparación haya sido con la Ópera de Sydney (podría haber sido con un tranvía o teleférico y habría quedado por los suelos), dado que en 2015 solo hubo cinco artículos. No he quedado tan mal dado que este blog tardó dos años en llegar a las 10.000 visitas 😀 y en un año de hibernación ha tenido 28.000.
Espero que para el mes de febrero pueda el blog ir volviendo a la vida. Tengo muchos borradores, y los viajes y los libros aumentan y enriquecen los temas sobre los que me gustaría escribir. Pero de momento, invito a leer mi entrada para el día de Reyes de 2014, la que tuvo más visitas en 2015, pues los Reyes Magos, de los que no me ocupé hace un año, no me dejan tiempo para otra cosa.
Gracias por pasar por aquí y seguir leyendo, Infandum, regina, iubes renovare dolorem, Leçon de Ténèbres y tantos otros escritos publicados hace tiempo. Creo que son las ventajas de no dedicarse a la actualidad y sí a las antiguallas.
Aquí hay un extracto:
La sala de conciertos de la Ópera de Sydney contiene 2.700 personas. Este blog ha sido visto cerca de 28.000 veces en 2015. Si fuera un concierto en el Sydney Opera House, se se necesitarían alrededor de 10 presentaciones con entradas agotadas para que todos lo vean.
Les dejo con la hermosa joven de Petrus Christus (c.1410 – 1473) que hace solo tres días vi en la Gemäldegalerie de Berlín y una de mis canciones preferidas, Adiós, adiós, alegre recuerdo. Pero no es un adiós, es sólo un hasta pronto.