Pridie Nonas Apriles: Magna Mater, Ludi Megalenses
Oscuridad, sin fondo, sin paisaje. Sólo cuatro figuras, la luz como la de un relámpago que iluminara la escena antes de desaparecer, pues esa escena sólo puede durar así unos segundos. Los segundos entre la sorpresa de sentir la flecha clavada y el desplomarse. Aún está en pie, como sorprendida mira y toca la muerte que se ha clavado en su cuerpo. Pero sabía que iba a llegar. El vulgar arquero con armadura y sombrero de principios del siglo XVII, ha disparado desde tan cerca que no le habría hecho falta disparar. ¿Se puede tensar un arco y disparar la flecha desde tan cerca? Quien esto escribe en lejanos días fue arquera y lo duda.
En esa oscuridad opresiva no hay lugar para el espacio. Solo ella, sin sus compañeras, sin el idiotismo o la mala traducción que las transformó en once mil. Popularísima en la Edad Media, a ella le dedicó Hildegarda de Bingen, varios himnos. Su muerte ocurrió en Colonia, tan cerca de donde estaba su monasterio de Rupertsberg. Apreciaba, le impresionaba su historia, esa historia que no ya para nosotros, sino en el tiempo que se pintó el cuadro ya se tenía por leyenda.
Mirar estas terribles obras del siglo XVII, escenas de martirio, de sufrimiento y de muerte. La muerte infligida por otros, la que llega lentamente hasta hacerse insoportable y la que hiere de lejos, como en los días míticos en que Ártemis y Apolo reinaban ¿Cuántos dioses, cuántos héroes se fueron transformando hasta convertirse en santos? Ártemis la osa, Úrsula la osezna, ambas vírgenes, ambas acompañadas por vírgenes. Ya no es ella la que hiere sino la que es herida.
Y el pintor, ese otro Michelangelo. Bien sabría que esa muerte que llega veloz no duele. Miro este cuadro y recuerdo las palabras que dijo March Bloch en su celda o barracón de Saint Didier-de-Formans una noche de junio de 1944 a otro prisionero mucho más joven que lloraba aterrado y que correría la misma suerte que él en la mañana: no duele.
Segundos de relámpago antes de caer, la muerte ya ha penetrado en su cuerpo, no llegará a sentir el dolor. El dolor, el miedo y la angustia los habrá sentido antes, cuando vio al arquero prepararse. Duele la vida cuando se hace tan dulce ante el miedo de perderla, sabiendo que la muerte viene veloz, en una saeta, en un pelotón de fusilamiento o en una trinchera en la que te has refugiado, esperando que la muerte que escupe el pájaro de acero no te alcance. Pero en efecto, quien sobrevivió a la muerte que llega de lejos me lo dijo muchas veces: no duele.
Hildegarda de Bingen – Cum vox sanguinis
Cum vox sanguinis / cuando la voz de la sangre
Ursule et innocentis turbe eius / de Úrsula y su inocente turba
ante thronum dei sonuit, / resonó ante el trono de Dios,
antiqua prophetia venit / vino un antigua profecía
per radicem Mambre in vera ostensione trinitatis / por la raiz de Mambré en una verdadera revelación de la Trinidad
et dixit: / y dijo:
Iste sanguis nos tangit, / esta sangre nos toca,
nunc omnes gaudeamus. / ahora regocijémonos todos.
Et postea venit congregatio agni, / Y luego vino la congregación del Cordero,
per arietem in spinis pendentem, / por el carnero que cuelga entre espinas
et dixit: / y dijo:
Laus sit in Ierusalem / Que haya alabanza en Jerusalén
per ruborem huius sanguinis. / por el rojo de esta sangre.
Deinde venit sacrificium vituli / Luego vino el sacrificio del ternero
quod vetus lex ostendebat, / mostrado por la antigua ley,
sacrificium laudis circumamicta varietate, / un sacrificio de alabanza, pleno de diversidad,
et que faciem dei Moysi obnubilabat, / y que ocultaba el rostro de Dios a Moisés,
dorsum illi ostendens. / mostrándole su espalda.
Hoc sunt sacerdotes, / Todo esto son sacerdotes
qui per linguas suas deum ostendunt / que con su lengua muestran a Dios
et perfecte eum videre non possunt. /y no pueden verlo completamente.
Et dixerunt: / Y dijeron:
O nobilissima turba, / ¡Nobilísima turba!,
virgo ista que in terris Ursula vocatur / esta virgen que en la tierra es llamada Osezna (Úrsula)
in summis Columba nominatur, /en los cielos es llamada Paloma,
quia innocentem turbam ad se collegit. / porque reunió junto a ella una inocente turba.
O Ecclesia, tu es laudabilis / ¡Iglesia, tú eres digna de alabanza
in ista turba: / en esta turba!
Turba magna, quam incombustus rubus, / La gran, que significa la zarza ardiente no consumida
quem Moyses viderat, significat, / que Moisés había visto,
et quam deus in prima radice plantaverat,/ y a la que Dios como raíz primera había plantado,
in homine, quem de limo formaverat, / en el hombre, al que había formado de barro,
ut sine commixtione viri viveret, / para vivir sin mezcla de hombre,
cum clarissima voce clamavit / clamó con la más sonora voz,
in purissimo auro, thopazio, /en el más puro oro, topacio
et saphiro circumamicta in auro. /y zafiro en vuelto en oro.
Nunc gaudeant omnes celi, / Ahora que se alegren todos los cielos
et omnes populi cum illis ornentur. / y que todos los pueblos se adornen con ellos.
Amen. / Amén.
Traducción procedente de Hildegard de Bingen, Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales. Trotta 2003.