Ayer, saliendo de la galería central de la planta baja del Museo del Prado, a la derecha de la puerta, ahí está colgada. Me paré unos minutos en mi trayecto hacia las salas medievales donde iba a tomar unas notas.
Federico Barocci, La Natividad, 1597. Óleo sobre lienzo, 134 x 105 cm. Museo del Prado
Finales del siglo XVI, aparentemente sencilla, un pobre establo o granero con luz sobrenatural, el Niño envuelto en el manto azul de María, el color de la eternidad y de la divinidad. Y los animales, en primer término, cercanos. No los nobles animales heráldicos, no los que son símbolo de imperios, sino los humildes trabajadores desde hace ocho mil de años, o quizá más, los que un día fueron salvajes y los fuimos convirtiendo en otros. Los que tiraron del carro y fueron uncidos al arado, los que movieron norias y ruedas de molino, los que junto a caballos, ovejas, cabras, cerdos, gallinas y patos, perros y gatos, permitieron la civilización. Esos animales, compañeros de trabajo, de los que dependió la vida humana durante siglos, y el día 17 de enero eran bendecidos. Esos animales, que en lo que fue el núcleo de nuestra civilización, la religión cristiana, fueron admitidos en la Natividad. Esos animales, a los que en este presente distópico se les ha declarado la guerra.
XIV 1.El tercer día después del nacimiento del Señor, María salió de la gruta, y entró en un establo, y deposité al niño en el pesebre, y el buey y el asno lo adoraron. Entonces se cumplió lo que había anunciado el profeta Isaías: El buey ha conocido a su dueño y el asno el pesebre de su señor.
2.Y estos mismos animales, que tenían al niño entre ellos, lo adoraban sin cesar. Entonces se cumplió lo que se dijo por boca del profeta Habacuc: Te manifestarás entre dos animales
Pseudo Evangelio de Mateo
O magnum mysterium – Tomás Luis de Victoria
O magnum mysterium et admirabile sacramentum, ut animalia viderent Dominum natum jacentem in praesepio. O beata Virgo, cujus viscera meruerunt portare Dominum Jesum Christum. Alleluia!
Este blog está hibernando, pero no está muerto. Sabía que no podría publicar mucho cuando comenzó este año que está terminando, aunque no creí entonces que sería tan poco. El blog nació por casualidad reciclando entradas de un blog cerrado en que había ensayado antes y estuvo alojado una red con plataforma WordPress que ya no existe. Nunca me planteé que tuviera gran cantidad de lectores porque los temas que trata suelen ser muy minoritarios, antiguallas de siglos pasados y tienen que ver con gustos y manías que no tienen por qué interesar a nadie. O interesar a muy pocos. Desde la última entrada el 18 de septiembre inicié borradores y creí que tendría un hueco para publicar…, todo se quedó en proyecto. También poco a poco se fueron incorporando más seguidores, a los que agradezco que confiaran en que el oso o la marmota despertara en algún momento.
Pero lo que es imperdonable es que no contestara a los comentarios que tuvo la última entrada. Me llegaba la notificación por correo electrónico. Con los primeros quise esperar unos pocos días para poder responder con calma de uno en uno. Pues no, no pude esos pocos días y después ya no hubo manera. El blog quedó abandonado a su sueño y apenas pude pasar por los blogs amigos dejando un “me gusta” o un comentario. No hubo tiempo, pero eso no quita que fuera una descortesía, a fin de cuentas, no tengo cientos de comentarios.
Desde 2011 dediqué el día de Navidad a una entrada de tema iconográfico. Este año no había proyecto para ello, ni siquiera pensaba publicar más allá de una escueta felicitación, pero en los últimos días, desde el lunes pasado, esos comentarios sin responder me pesan en la conciencia y pensé que lo mejor, dado que habían tenido el silencio por respuesta, era responderlos. También tuve curiosidad por saber que había pasado con el Breviario Real de Saint-Louis de Poissy.
Pues es motivo de alegría que el manuscrito ha sido comprado por la Biblioteca Nacional de Francia. Se necesitaban 370.000€ y se han conseguido 428.563€. El manuscrito se queda en Francia para siempre y pronto será digitalizado y podremos disfrutarlo todos, porque de eso quiero hablar también en esta entrada.
Al blog Los portadores de la antorcha, ya le agradecí en su momento el premio, aunque ya desde hace tiempo no propongo blogs ni doy premios. Ya en alguna ocasión dije que no me gustan ni sigo cadenas. Pero se agradece que alguien explore mis escritos y les de difusión con uno de estos premios.
A José Antonio Giménez Mas del blog Cuaderno de Oriente, y Francisco Javier Tostado del blog de su mismo nombre, cuyos comentarios estaban en la misma línea les respondo que no puedo estar más de acuerdo. Recientemente hemos tenido elecciones y las palabras Cultura y Patrimonio no han aparecido por ningún lado. No quiero meterme en el lodazal que es cada vez más la política española. A fin de cuentas, ya tenemos licenciados y doctores LOGSE y se nota, se nota mucho. Y como dije sería imposible calificar ninguna obra de “tesoro nacional”. Pongamos que la Biblioteca Pierpont Morgan, The Morgan Library & Museum, pusiera a la venta el Beato de San Miguel de la Escalada, el Beato pintado por Maius, el más antiguo que se conserva y que salió alegremente de España. Sería imposible que la Biblioteca Nacional hiciera una campaña como su homónima francesa. Me estoy imaginando los titulares de la red, los periódicos, los listillos y los políticos abriendo su linda boquita cuando se dijera que es un “tesoro nacional” …, prefiero no seguir.
Gracias Cordialdo por comentar. Viajo a Italia en los últimos tiempos todos los años, veo también lo que pasa allí. Dirá el político ignorante que “con la cultura non si mangia” pero el patrimonio artístico y cultural italiano es una fuente de ingresos para Italia de primer orden ¿No se dan cuenta de eso?, aun así, creo que la situación en Italia es algo mejor que en España, sería largo de explicar.
Anarkasis para ti dejo la respuesta más larga. Creo que no es comparable un libro, un códice miniado que un cuadro. No estoy hablando de valor artístico sino de cómo está el mercado de arte desde hace unos años. Es una burbuja especulativa que espero que explote pronto. Se pagan verdaderas fortunas por bodrios, y me paro en esta palabra. Si aparece una obra clásica ¿qué precio obsceno no alcanzará? El breviario francés del siglo XIV ha alcanzado un precio de 370.000€ pero me dices que un Tiziano alcanzó nueve millones, la diferencia es considerable, pero ese precio es debido al mercado de arte actual, aunque un Tiziano o cualquier otra obra de un pintor clásico en manos privadas que salga a la venta siempre será carísimo. Por más que hubiera donaciones particulares alcanzar esa cifra es prácticamente imposible si además había poco tiempo. Me figuro a todos los ricachones, mafiosos y príncipes del Golfo lanzándose a pujar y babeando ante la presa que saben que se la llevará uno de ellos mientras los museos estatales no alcanzan ni de lejos la cifra. Otra cosa es que el dinero de los impuestos se gaste a saber en qué cosas, de las que podría salir el precio. Esto también tiene que ver con incultura. Un Tiziano da titulares efímeros acompañado de una cifra de muchos ceros, un códice miniado del siglo XIV muy pocos saben lo que es.
A mí no me parece mal la llamada de ayuda y las donaciones porque a fin de cuentas es voluntario. Nadie obliga a donar, y en el caso de Francia esas donaciones desgravan nada menos que el 60% de los impuestos. Es también una manera de implicar a la sociedad en la conservación del patrimonio. Y en efecto, en el caso de la Biblioteca Nacional de Francia, transparente. No conocía el caso del Vasari del Greco. Creía que lo tenía la Biblioteca Nacional o el Museo del Prado desde hace tiempo. No, tampoco creo que valga un millón y no sabemos cómo han sido esas negociaciones y que chalaneos ha habido de por medio. Y también tiene que ver con el extraño país en que vivimos.
En la entrada de septiembre hablé de la generosidad de la Biblioteca Nacional de Francia. He pasado el verano realizando un trabajo en que he tenido que consultar digitalmente muchos códices miniados, porque mi trabajo se detenía antes de 1520. De todas las bibliotecas virtuales que he visitado ninguna ha sido como Gallica, la web de la Biblioteca Nacional de Francia donde se pueden consultar y descargar los documentos. Conozco la web desde hace varios años, ninguna otra web de biblioteca es comparable y colabora además, con las bibliotecas nacionales de Suiza. Ni la Biblioteca Nacional de España, ni la British Library, que no deja descargar y se tiene que hacer capturas de pantalla, ni la Getty, ni la Morgan, bibliotecas alemanas, la Biblioteca Apostólica Vaticana y sus feas marcas de agua. Con fondos mucho menores, en generosidad se le asemeja la Biblioteca Estense Universitaria. El resultado al final fue un trabajo muy francés, con códices franceses y bibliografía francesa en francés. Hasta tuve que justificar por qué fue así. Me alegro mucho de que la Biblioteca Nacional de Francia posea el Breviario Real de Saint-Louis de Poissy y esté pronto digitalizado en Gallica que pondré en el lector del iPad.
He comentado alguna vez que los códices miniados me apasionan, son mi primer amor artístico, junto con la arquitectura gótica. Este verano les pude dar un modesto lugar académico cuando vi en los materiales del trabajo que nos proporcionaba la UNED que la carpeta Edad Media, y sólo esta, estaba vacía. Decidí llenarla. Si el trabajo fue tan francés se debe a que en España la miniatura no ha interesado apenas a los historiadores de arte. Pero ese es otro asunto que quiero tratar cuando el blog pueda salir de su hibernación.
Es día de Navidad, pero este año no hay entrada iconográfica, pero debido a lo mucho que he tenido que mirar en las escenas y los márgenes de los códices miniados, he elegido una serie de imágenes de salterios y libros de horas con la Natividad. Es curioso cómo cambia la representación desde el Salterio de San Luis y Blanca de Castilla hasta los códices de la segunda mitad del siglo XV y comienzos del XVI después de que Santa Brígida de Suecia publicara sus tertulias con la Virgen María. Vaya, al final sí salió la iconografía.
Natividad en los códices de la Biblioteca Nacional de Francia
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Todas las imágenes, incluyendo la de la cabecera de la entrada, proceden de Gallica, la web de la Biblioteca Nacional de Francia en que pone a disposición de los usuarios todo tipo de documentos.
Gaudete!
Gaudete, gaudete! Christus est natus
Ex Maria virgine, gaudete!
Tempus adest gratiæ Hoc quod optabamus, Carmina lætitiæ Devote reddamus.
Deus homo factus est
Natura mirante,
Mundus renovatus est
A Christo regnante.
Ezechielis porta Clausa pertransitur, Unde lux est orta Salus invenitur.
Ergo nostra concio Psallat iam in lustro; Benedicat Domino: Salus Regi nostro.
Gaudete, gaudete! Christus est natus
Ex Maria virgine, gaudete!
Hyvää Joulua Frohe Weihnachten Merry Christmas Feliz Natal Buon Natale Joyeux Noël Bon Nadal Feliz Navidad
La ciudad presume de haber sido fundada por Antenor, el sabio troyano que en la Ilíada pierde a siete hijos y a su nieto, que intenta acabar con el conflicto de manera pacífica. Incluso tiene una tumba en la calle, que al parecer contiene los restos de un guerrero húngaro del siglo IX. Lo que sí es cierto es que es la cuna de Tito Livio cuando se llamaba Patavium, y quiso que su ciudad natal no desmereciera de Roma siendo fundada también por un noble troyano.
Medieval y renacentista, parece haber una pugna entre sus muchos soportales góticos, sus iglesias de ladrillo con interiores que van de la blanca frialdad clásica de la catedral y Santa Giustina, al abigarramiento lleno de color del interior gótico de la basílica de San Antonio. Es una ciudad llena de obras de arte pero solo hay puestos turísticos concentrados en un lugar donde va el peregrinaje religioso, el resto de la ciudad parece no existir para la mayoría de los visitantes. Pese a sus hermosos edificios clásicos tengo la impresión de que la edad media, el siglo XIV, gana la partida al siglo XVI.
Muy cerca de la gran basílica gótica que todos visitan, y lo merece, hay un lugar escondido, se tiene que entrar por un oscuro pasaje y se llega a una verja donde pueden verse dos edificios un tanto diferentes al resto de la ciudad. La Loggia y Odeón Cornaro son cuanto queda de un amplio complejo de edificios y jardines, máximo testimonio del renacimiento paduano y expresión de los intereses culturales de su creador Alvise Cornaro. Si te apellidas Cornaro y has nacido en Venecia es que perteneces a la familia patricia del mismo nombre, pero el apellido puede ser el mismo y la condición social no. Alvise Cornaro no era noble ni tenía un gran patrimonio y como me explicaron tenía que trabajar, así que en esa situación mejor dejar Venecia. Al parecer había nacido en 1484, aunque debido a sus prácticas dietéticas de sobriedad, presumía de ser más viejo de lo que era y se ponía años encima como Tiziano. A la edad de quince años se trasladó a Padua, se estableció en la casa de su tío materno el sacerdote Don Alvise Angelieri, estudió jurisprudencia en su prestigiosa universidad, y a la muerte de su tío heredó el considerable patrimonio del sacerdote. No se limitó únicamente a heredar y disfrutar de lo heredado, Alvise Cornaro fue lo que podemos llamar con esa palabra actual llena de connotaciones siniestras, un “emprendedor”, en este caso agrícola, y un experto en hidráulica. Mejoró sus tierras y las amplió, se encontró dueño de unas cuantiosas rentas y entonces pudo ser lo que le había negado Venecia: un noble con su propia corte.
Tener una “corte” en la Italia de la primera mitad del siglo XVI implicaba una serie de cosas. Supongo que había muchos nobles que utilizaron sus rentas en gastos suntuarios banales, caballos, como quien hoy compra coches de lujo, o vestidos, fiestas, etc. Pero si no quieres pasar por palurdo más vale que te conviertas en mecenas de las artes y protejas a artistas, les encomiendes obras y dejes bien tu nombre. Alvise Cornaro no tenía el patrimonio de las grandes casas nobles, no era un Gonzaga, ni un Este, ni un Medici, su corte tenía que ser más pequeña y modesta, pero sería diferente. Se rodeó entonces de los más ilustres personajes de su tiempo, y la “corte” Cornaro, comenzará a ser centro de actuación, de teatro, música y debate erudito, corazón del pensamiento de la vida intelectual paduana.
El Humanismo y el Renacimiento son un fenómeno difícil de comprender en ocasiones, y difícil de explicar, tarea con la que me encuentro de tanto en tanto. Las obras de arte son visibles y aún las tenemos ante nosotros en gran medida, aunque mucho se ha perdido también, pero la corriente humanística, ese estudio del mundo literario y filosófico de la Antigüedad Clásica hay que tener en cuenta que fue minoritario en una Europa mayoritariamente analfabeta. Las buenas ediciones en latín, el estudiar griego clásico, la admiración que a veces ciega. Cuantas tonterías escribió Aristóteles y no se le contradijo durante siglos porque lo había dicho el filósofo. En Italia, el Renacimiento acabó dando la espalda a la arquitectura inmediatamente anterior, a la que dio el despectivo nombre de gótico, cuando fue la aportación técnica más original de la Edad Media, a la que también dio nombre y creó el concepto más absurdo de la historiografía occidental.
Hace un tiempo, en una entrada anterior, comentaba que para los autores y artistas “medievales” el mundo antiguo no era ninguna arcadia perdida sino su pasado del que se sentían herederos pero también diferentes, pues la edad media es cristiana, y el mundo clásico lo interpretaban a su manera contemporánea. Pero la admiración por las obras materiales y literarias de la Antigüedad Clásica dio lugar a fenómenos curiosos y cuando visitaba en una mañana de octubre pasado la Loggia y Odeón Cornaro pienso que allí se debieron dar en más de una ocasión.
La Loggia, datada en 1524, fue erigida según un proyecto del arquitecto veronés Giovanni Maria Falconetto, vinculado a Cornaro por la amistad y el común interés por la antigüedad clásica. Especialmente ideada para representaciones teatrales a raíz del creciente interés humanístico por el teatro antiguo, ella constituye la primera realización en tierra véneta de la fons scenae de época romana. Hasta ese momento todos los teatros eran móviles. Este es el primer teatro fijo, en piedra, que se construye. Todavía un teatro al aire libre, y Padua es una ciudad húmeda y lluviosa. La escena tiene cinco arcos de medio punto con un arco central ligeramente más grande. El orden utilizado es el dórico pasado por Roma. La obra está realizada en piedra de Nanto, de color amarillo dorado por la presencia de óxidos de hierro, de fácil trabajo y muy friable, por la que los cinco siglos pasados han sido implacables con ella deshaciéndola. Muestra detalles decorativos deducidos directamente del arte antiguo como los motivos de metopas y triglifos del arquitrabe o la victoria en las enjutas sobre el arco central, presentando en el piso superior elevado después de 1524, tres ventanas ciegas con tímpano triangular donde se encuentran las estatuas de Diana, Venus Celeste, Cornaro había leído a Platón, y Apolo. La loggia se ajusta al lenguaje arquitectónico clásico de los órdenes. Estamos tan acostumbrados a él que no nos damos cuenta de la articulación que no es posible hacer de otra forma. Padua está llena de arcos apuntados, del arcos góticos de dos centros que es posible ensanchar y elevar dentro de una armonía, pero en estos arcos de medio punto no es posible sobrepasar las dos medidas que imponen el diámetro, el ancho del arco, y el radio, la altura del arco. El orden de columnas utilizado impone las demás proporciones del edificio. Toda la libertad arquitectónica que había conquistado el mal llamado estilo gótico, desaparece.
La bóveda de la loggia tiene entre marcos geométricos una serie de pinturas con figuras mitológicas cuyo significado alegórico resulta hoy oscuro. En la pintura central Júpiter castiga a Juno a ser colgada del Olimpo, pero las otras escenas pueden tener diferentes interpretaciones. Hay estucos con las figuras de Marte, Venus, Diana y Saturno. Indudablemente Alvise Cornaro quiso una decoración muy erudita, que implicaba conocer autores como Hesíodo. La identidad de los artistas de estas escenas es desconocida, pero se puede pensar que fueron artistas de formación romano–mantuana como prueban las opciones de estilo e iconográficas. En esta escena Angelo Beolco, llamado el Ruzante, interpretaba sus comedias en la presencia del mecenas Alvise y sus amigos, como Pietro Bembo. Pero ¿qué otras obras o recitados se harían con tan clásico escenario? Muy probablemente recitaciones de los clásicos latinos como Virgilio y Horacio.
Pero hay otro edificio: el Odeón. Construido hacia 1530, es el lugar para la música y la conversación erudita. Su planta construida alrededor de un espacio central octogonal, rodeado de habitaciones laterales dispuestas simétricamente, toma como modelo la villa de Marco Terencio Varrón, utilizando la codificación de Giuliano da Sangallo. La fachada se articula en dos plantas, la planta terrena, está animada por un nicho central flanqueado de dos ventanas falsas con dos relieves que representan las alegorías del Sol-Día, a la izquierda, y de la Luna-Noche, a la derecha, mientras el piso superior presenta una loggia cubierta de bóveda, pero la planta superior no es visitable.
El espacio interior el Odeón no es grande, con lo cual no sería difícil de calentar en los días fríos, y tampoco reuniría a una gran cantidad de personas. El espacio central es octogonal, está cubierto por una bóveda nervada, que en Italia llaman de paraguas. Ese espacio central del Odeón muestra una esplendida decoración de grutescos sobre fondo claro, primer ejemplo en Padua de este motivo difundido por Roma y Mantua después, en la primera mitad del siglo XVI, tras el descubrimiento de la Domus Áurea de Nerón. Los frescos atribuidos a Gualtiero Padovano están inspirados en los grabados de Domenico Veneziano y en las decoraciones de grutesco de Polidoro da Caravaggio en las estancias vaticanas. Proponen el motivo del “candelabro” animado de amorcillos, sátiros, vasos y figuras de augures tapados, una simbología ligada a la práctica de la alquimia o los ritos del mundo campesino. Pinturas oníricas, picturae somnium, las llamó Daniele Barbaro. Era una decoración extraña en la cultura figurativa paduana, está flanqueada por frisos que reproducen elementos de la vida rural con ejemplos de la flora y fauna local. En las salas contiguas se abren airosos paisajes atribuidos a Lambert Sustris, artista originario de Ámsterdam pero que trabajaba en los años 30 del siglo XVI en Roma, Venecia y Padua, y es posible que los estucos sean obra del hijo de Falconetto y sobre todo de Tiziano Minio, escultor activo en el Odeón en los años entre 1534 y 1537. El espacio octogonal, la sala más grande, era para la interpretación de conciertos, una sala rectangular contigua era la academia, la sala de la tertulia y el debate, en las esquinas está pintado el escudo de Pietro Bembo.
Qué obras se interpretarían y qué debates tendrían estos humanistas es algo que imaginé aquella mañana. Pues si se volvió al estilo arquitectónico de la antigüedad romana dando la espalda al gótico, también se intentó en un curioso experimento volver la espalda a la música que se hacía en la época. La música, como he puesto en otras muchas entradas, había alcanzado un refinamiento exquisito ya en el siglo XIV y la polifonía del Renacimiento la llevaría a realizar obras que es seguro no existieron en la antigüedad. Pero si se estudiaron y reeditaron los textos clásicos también se quiso resucitar aquella música completamente desaparecida hacia el siglo VI. Pero para encontrar la exacta relación entre palabra y música había que abandonar la polifonía. Hubo compositores entre finales del siglo XV y la primera mitad del siglo XVI que participaron en el experimento de intentar encontrar la verdadera melodía que tendrían las palabras de poetas como Horacio. No está nada claro que las odas de Horacio fueran alguna vez cantadas, pero estaba la admiración infinita hacia los clásicos, y quizá en la escena de la Loggia un día de verano a coro, o en la sala octogonal del Odeón con menos cantantes, pudieron sonar así las estrofas de la Oda II de Horacio que dedicó a César Augusto tras vencer en la batalla de Actium.
Iam satis terris – Oda II, a César Augusto Quinto Horacio Flaco (68 a.C. – 8 a.C) – Petrus Tritonius (1465 -1525)
Iam satis terris nivis atque dirae / Ya el padre de los dioses envió a la tierra grandinis misit Pater et rubente / bastante nieve y asolador granizo, dextera sacras iaculatus arces / y su encendida diestra, vibrando el rayo contra los sagrados templos, terruit Urbem, / llenó de espanto a Roma
terruit gentis, grave ne rediret / y puso terror en el orbe de que volviese saeculum Pyrrhae nova monstra questae, / el funesto siglo de Pirra con sus monstruosos portentos; omne cum Proteus pecus egit altos / cuando Proteo condujo sus rebaños visere montis, / a las cimas de los montes,
piscium et summa genus haesit ulmo, / los peces quedaron suspendidos de las copas de los olmos, nota quae sedes fuerat columbis, / donde antes se recogían las palomas, et superiecto pavidae natarunt / y los tímidos gamos nadaron sobre el mar aequore dammae. / extendido por la campiña.
Vidimus flavom Tiberim retortis / Vimos el rojo Tíber, rebatidas litore Etrusco violenter undis / con fragor sus ondas en el litoral etrusco, ire deiectum monumenta regis / lanzarse a destruir el monumento del rey Numa templaque Vestae, / con el templo de Vesta;
Iliae dum se nimium querenti / y orgulloso de ser el vengador iactat ultorem, vagus et sinistra / de su desolada esposa IIía, labitur ripa Iove non probante / desbordarse por la siniestra ribera uxorius amnis. / sin la aprobación de Jove.
Audiet civis acuisse ferrum, / Muy pocos jóvenes oirán las guerras provocadas quo graves Persae melius perirent, / por los delitos de sus padres, y sabrán que los ciudadanos audiet pugnas vitio parentum / aguzaron contra sí mismos el hierro forjado rara iuventus. / para aniquilar a los temibles persas.
Quem vocet divum populus ruentis / ¿A qué dios invocará el pueblo imperi rebus? Prece qua fatigent / en la ruina del Imperio? ¿Con qué preces ablandarán virgines sanctae minus audientem / las púdicas doncellas a Vesta, carmina Vestam? / sorda a sus clamores?
Cui dabit partis scelus expiandi / ¿A quién dará Júpiter Iuppiter? Tandem venias precamur, / la misión de expiar tan horrendo crimen? nube candentis umeros amictus, / Apolo, dios de los augurios, augur Apollo, / te rogamos que nos asistas, velando tus hombros en candida nube;
sive tu mavis, Erycina ridens, / o si te place más, llega tú, sonriente Venus, en cuyo torno quam Iocus circumvolat et Cupido, / revolotean los Juegos y Cupido; sive neglectum genus et nepotes / o tú, si miras aún con ojos propicios la suerte del pueblo menospreciado respicis, auctor, / y sus descendientes, padre de la ciudad,
heu nimis longo satiate ludo, / a quien entusiasma el clamoreo bélico, quem iuvat clamor galeaeque leves, / los cascos relucientes y el aspecto feroz del mauritano acer et Mauri peditis cruentum / frente a su enemigo cubierto de sangre; voltus in hostem, / poned pronto término a nuestras discordias.
sive mutata iuvenem figura / O mejor tú, alado hijo de la venerable Maya, ales in terris imitaris, almae / si pretendes tomar en la tierra la figura filius Maiae, patiens vocari / de un heroico joven, y que te llamen todos Caesaris ultor. / el vengador de César.
Serus in caelum redeas diuque / Ojalá retrases tu vuelta a los cielos, laetus intersis populo Quirini, / y permanezcas gozoso largo tiempo con el pueblo de Quirino, neve te nostris vitiis iniquum / sin que huyas en alas del viento, ocior aura / ofendido por nuestras culpas.
tollat; hic magnos potius triumphos, / Aquí anheles conquistar solemnes triunfos hic ames dici pater atque princeps, / y ser llamado príncipe y padre de la ciudad; neu sinas Medos equitare inultos / y no toleres que, siendo César nuestro caudillo, te duce, Caesar. / cabalgue impunemente el medo por dondequiera.
He utilizado una traducción en prosa procedente de Wikisource, que supongo es de uso libre, pero al ser en prosa es difícil hacerla coincidir con los versos de Horacio, que además, como buen poeta latino usa un hipérbaton muy fuerte. Hay unos cuantos detalles que no me gustan de ella pero ahora no dispongo de tiempo para retocarla.
Loggia y Odeón de Alvise Cornaro – Padua
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Kalendae Ianuariae
Espero que esta larga entrada no haya resultado tediosa, y al menos da para leer más tiempo, pues no publicaré ya nada más hasta bien entrado el mes de febrero. Como ya he dicho en otras ocasiones no hay tiempo para dedicar, aunque entradas como estas se hacen en varias etapas, esta se comenzó a escribir a principios de noviembre pasado. En los proximos meses no va a haber tiempo ni para esos ratos perdidos.
No quiero comprometerme este año a ningún tipo de ritmo de publicación aunque intentaré que haya al menos una entrada por mes. La Invención de la Antigüedad, el título de esta entrada, es lo que pretendo que sea el hilo conductor de unas entradas en este año que comienza hoy, borradores en diversas fases, viajes recientes y proyectos de este año me hacen ir por ese camino. Pero también habrá otros temas si el tiempo me lo permite.
Hace unos años, este blog balbuceaba en sus inicios, me encontraba una fría mañana de marzo en la iglesia-museo del Salvador en Cora, en Estambul. Mirando los mosaicos del nártex a una de mis acompañantes le llamó la atención una cosa: en la escena de la Natividad (perdón por la mala calidad de la foto) María estaba acostada, con el niño al lado, y en una representación palinsquemática, dos parteras lavaban al niño. José a los pies de María, duerme. Pregunté que cual era el problema, pues resulta que nunca había visto en esa escena a la Virgen María acostada, descansando como toda mujer que haya pasado por el trance de un parto. La escena que conocemos en occidente, la que hemos montado en el belén desde niños es diferente: María está arrodillada y adora al niño recién nacido, José está al otro lado. Fue a finales del siglo XIV cuando la iconografía de la Natividad cambió completamente, porque en los años en que se realizaban los mosaicos del Salvador en Cora, en Suecia era una niña la que sería después Santa Brígida, que con sus visiones modificó lo que había sido una escena milenaria.
Hay tantas escenas de la Natividad y escenas posteriores como las Huidas a Egipto, pintadas, en mosaico, esculpidas, con tantas variantes que explicar aunque sólo fueran unas pocas harían farragosa la entrada. Los evangelios canónicos son parcos en describirla y la mayoría de las escenas que conocemos por el arte tienen como fuentes varios evangelios apócrifos, pero algunas aportaciones son muy posteriores, de finales de la Edad Media o incluso del Renacimiento o el Barroco, pero voy a centrarme en el mundo bajomedieval y en el barroco y en un personaje normalmente relegado o al que se la dejado un papel muy secundario en ella.
He recordado el mosaico bizantino porque en poco tiempo he visto, o vuelto a ver en un caso, dos obras que modifican las ideas y visiones preconcebidas con una escena mirada, pero no siempre vista, cientos, si no miles de veces. La Capilla Scrovegni de Padua es un espacio lleno de magia de la que carece, por ejemplo, la famosísima Capilla Sixtina del Vaticano. Contribuye a ello estar en una ciudad de provincias, bastante lejos de circuito turístico habitual, el ser más pequeña, el que esté conservada en un ambiente para proteger los frescos de Giotto, que no permita más que un número determinado de visitantes cada quince minutos, y antes de esos quince minutos, estés en una sala previa que mientras miras un documental te vas desinfectado. No se permiten fotos, aunque siento que no vendan las imágenes en soporte digital para poder después trabajar con ellas. Es un espacio tan famoso y reproducido que sería estúpido perder esos minutos de contemplación tranquila teniendo el ojo en el objetivo.
Los mosaicos de la iglesia del Salvador en Cora y los frescos de Giotto en la Capilla Scrovegni son contemporáneos. Y las escenas tienen parecido pues en ambas tenemos el paisaje rocoso a María acostada y a José durmiendo sentado en el suelo. Pero si comenté una vez que el fresco de la Anástasis, el anónimo pintor bizantino ganaba a Giotto, aquí Giotto ha pintado una escena humanísima que nace de la observación de la realidad y no de la costumbre pictórica. El gesto de María recibiendo al neonato que le tiende la partera, abrigada con su manto por ese nacimiento casi a la intemperie, José adormilado tras unas duras horas, ovejas y carneros recogidos, los pastores de espaldas al espectador que observan el prodigio, e incluso la mirada del asno y del buey en escorzo, pues su pesebre va a ser la cuna del recién nacido. Lo que ha ocurrido es una nacimiento humano, si hay prodigio esa parte la ponen los ángeles. María ha dado a luz como cualquier mujer y está fatigada, ha necesitado ayuda, tiene frío y se abriga, el niño está fajado para evitar accidentes como era costumbre en la época. Pero hay algo que observar en la escena: José es del mismo tamaño que María y lleva nimbo de santidad, que no siempre lo lleva.
José, el esposo de la Virgen María y padre putativo de Jesús es un personaje que ha sido tratado por la iconografía cristiana de diversas maneras, pero durante siglos en un papel muy secundario. Y en poco más de un siglo la iconografía de la Natividad va a cambiar radicalmente. Las visiones de Santa Brígida de Suecia, que es canonizada a finales del siglo XIV se publican y leen. El nacimiento ya no será de un niño humano que puede haber causado dolor a su madre en el nacimiento, sino de un ser divino de luz que ha pasado por el cuerpo de María sin dolor y recibe la primera adoración de su propia madre. Las parteras desaparecerán de la escena y a veces solo habrá dos personajes: María y el Niño, José desaparece.
Pero en el siglo XV el movimiento de la “devotio moderna” incide en la revalorización de experiencia individual, los gestos sencillos y la dignidad de los humildes. Esta corriente de pensamiento fue especialmente poderosa en Flandes, que entre finales del siglo XIV y durante el siglo XV es una zona central, junto con Italia que ya comienza el Renacimiento, en la producción de arte en Europa. La devotio moderna es contemporánea de las obras de los mal llamados primitivos flamencos y de los grandes miniaturistas que realizarán los más ricos códices miniados. Jean Gerson, canciller de la Universidad de París desde 1395, canónigo en Brujas, asistente al Concilio de Constanza por el que no podrá regresar a Francia, coincide con los seguidores de la devotio moderna en privilegiar elcamino hacia Dios de la gente sencilla y reconocer la dignidad de las acciones más humildes. Este teólogo que no desprecia ni el mundo ni el arte, es uno de los primeros que promueve el culto a José, intentando que el Concilio de Constanza acepte que José sea elevado a un rango superior al de los apóstoles, inmediatamente después de María. José es el ejemplo del hombre que cuida del prójimo. Protege a María y a Jesús, es el padre que cuida y educa a su hijo, trabaja, lo alimenta, lo llevó a Egipto para salvarle la vida y lo trajo de vuelta, lo llevó al templo y le enseñó un oficio, le dispensó todos los cuidados que un padre bueno puede y debe ofrecer a su hijo. José es para Gerson un modelo de comportamiento para sus contemporáneos, algo que no se puede decir de muchos santos alejados de la vida cotidiana. Su intento de elevar a José fracasa, pero el camino hacia el cambio de la iconografía queda abierto.
Huida a Egipto. Maestro del Libro de oraciones de Dresde Fol.114v, c.1485 J. Paul Getty Museum
En el final del gótico y en la primavera del renacimiento nórdico en que no hay una línea clara que separe a unas obras y unos artistas de otros, José aparecerá como un personaje ya no secundario en las escenas de la natividad y tendrá un papel importante en la escena de la huida a Egipto. Esta escena está en casi todos los libros de horas y también en tablas pintadas, pero hay una en que las intenciones de Jean Gerson parecen haber sido reflejadas claramente por el miniaturista. El anónimo Maestro del Libro de Oraciones de Dresde ha pintado la escena de la Huida a Egipto como una escena cotidiana con los personajes vestidos a la moda contemporánea de finales del siglo XV, solo el sutilísimo nimbo de María nos indica que no es una mujer como las otras. Hoy nos parece estar tan lejos del siglo XV como del año 1, pero hay que pensar que los contemporáneos que vieran esa escena en el libro, muy pocos, como los más que veían las escenas de la vida de Cristo o de los santos pintadas en tabla veían a los personajes vestidos como ellos y en interiores y paisajes conocidos ¿Nos podemos imaginar la escena de la Natividad u otras en nuestro ambiente contemporáneo? Pues eso es lo que ocurría en la zona artística flamenco-borgoñona del siglo XV, y ese acercar al mundo cotidiano las escenas sagradas es una de las características de la devotio moderna. Volviendo a la escena vemos que es algo diferente a lo habitual. El asno está cargado con un fardo atado, María camina a pie a un lado, el sutil nimbo y el azul ultramar de la falda interior la identifican, al otro lado del animal un José anciano lleva en sus brazos, abrigando con su manto también azul, al bebé fajado.
Durante el Renacimiento, ya fuera el nórdico flamenco, ya el italiano, la Natividad dejó de representarse como lo hizo Giotto y el artista del San Salvador en Cora pues se impuso la Natividad de las visiones de Santa Brígida, un nacimiento divino y no humano. Pero sin embargo, lo que fue cambiando fue el papel de José e incluso su edad, progresivamente dejó de ser un anciano y fue rejuveneciendo. Los vientos de la Reforma se llevaron muchas imágenes y el Concilio de Trento dio directrices de cómo se tenían que representar los personajes sagrados y los santos, pero José siguió estando en las discusiones de los teólogos. El mundo tardomedieval y el de los siglos XVI y XVII tenía los pies en la tierra y la tierra no era un lugar siempre agradable. Se preguntaron cómo un hombre anciano en una época en que no era frecuente que muchos alcanzaran esas edades avanzadas, pudo llevar a cabo la tarea de defender a María y Jesús en las situaciones de peligro, huir a Egipto, encontrar medio de subsistencia allí, regresar, educar a Jesús. Un hombre anciano en el caso de que pudiera hacer todo eso moriría pronto y entonces eso significaría el desamparo para su familia. José tenía que ser un hombre joven.
Lo que Jean Gerson no consiguió en el siglo XV lo acabó consiguiendo Teresa de Jesús más de un siglo después. El primer convento que fundó en Ávila al iniciar la reforma del Carmelo lo puso bajo la advocación de San José, así como otros que fundó y a la Trinidad divina se unió la Trinidad humana formada por Jesús, María y José. La revolución que significó para la pintura religiosa las obras de Caravaggio, usando modelos vulgares, desapareciendo los nimbos, vistiendo de nuevo con los ropajes contemporáneos fue continuada por otros artistas. Poco más de un mes de encontrarme con los frescos de Giotto en la Capilla Scrovegni volví a ver y a mirar otro cuadro, en una sala que ese viernes de diciembre estaba vacía en el Museo del Prado. Hacía mucho que no lo veía directamente. He pasado de largo en mis últimas visitas por las salas de pintura religiosa española del siglo XVII. ¿Dónde ocurre esta escena de personajes vestidos como el pueblo del siglo XVII, con un niño que tendrá unos dos años? ¿En Egipto? O más bien ocurre en la Sevilla de mediados del siglo XVII, después de la gran epidemia de peste. Desde la devotio moderna a Carlos Borromeo se dice que la redención está ocurriendo a cada instante. Esa mujer al fondo con sus humildes ropas oscuras, sentada casi en el suelo o en una silla baja como las andaluzas de la época, con el cesto de costura a su lado, interrumpe su trabajo de hilado, monótono y milenario trabajo femenino. Es María pero podría ser una sevillana de 1650. No está en el centro, no lleva manto azul ni nimbo dorado, se vuelve y sonríe levemente. Quien está en el centro es el padre, el carpintero que ha dejado un momento su trabajo y juega con el niño y los animales.
Bartolomé Esteban Murillo, Sagrada Familia, 1645-1650, Museo del Prado
Lullay I Saw A Swete Semly Syght Anónimo, Inglaterra, siglo XV
Lullay, lullow, lully lullay,
Bewy, bewy, lully, bewy,
Lully, lullow, lully, lullay.
Baw, baw, my bairne,
Slepe softly now.
I saw a swete and semly syght,
A blisful bird,
A blossom bright,
That murning made and mirth among.
A Maiden moder mek and myld,
In cradle kep,
A knave child,
That softly slept, she sat and sange.
Lullay, lullow, lully lullay.
Bewy, bewy, Lully, bewy.
Lully, lullow, lully, lullay.
Baw, baw, my bairne,
Slepe softly now.
Como entre mis habilidades no está el inglés tardomedieval el villancico-canción de cuna dice algo así:
He visto una dulce y bella visión, una virgen bienaventurada, una flor radiante, que lloraba y reía a la vez. Una virgen madre, dulce y tierna, velaba y cantaba junto a la cuna a su niñito, apaciblemente dormido.
Ante diem octavum Kalendas Ianuarias: Natalis Solis invicti – Navidad
Post-scriptum. Esta entrada tendría que haberse publicado esta noche pasada. Problemas técnicos con el nuevo escritorio de WordPress y luego los compromisos de un día como este la han retrasado, pero aún es día de Navidad.
Para todos: Feliz Navidad, Bon Nadal, Fröhliche Weihnachten, Joyeux Noël, Merry Christmas, Buon Natale, Hyvää Joulua.
Desde hace un par de meses parte del trabajo que realizo en mi casa consiste en haber visto ya unas cuantas decenas de documentales que están publicados en Youtube. Bastantes de ellos ya los vi en su día y son una revisión, otros son nuevos. Como el blog está moribundo pero me resisto a que muera del todo, he decidido reciclar un escrito que tiene que ver con estos documentales de mis tardes de trabajo. Quizá haya alguna entrada más de este tipo entre tiempos de sequía.
Este es un documental muy interesante que se interroga sobre el orígen de las imágenes en dos dimensiones. Las más antiguas imágenes realizadas por los humanos tienen más de 30.000 años y es posible, aunque difícil, que puedan aparecer imágenes más antiguas todavía.
Cueva de Altamira. vista general del techo de la Gran Sala. Wikimedia Commons
Quiero matizar unas cuantas cosas que se ven el documental:
Primero que ese paisaje que aparece en los alrededores de la Cueva de Altamira, en la dramatización de cuando fue descubierta, no se corresponde con Cantabria, sino que esos olivares son de la provincia de Jaén, Cordoba o Sevilla, a más de 700 Km de la cueva de Altamira. Hace años que no he ido a Cantabria, pero no recuerdo haber visto un solo olivo por esas tierras. Esto lo escribo sobre todo para todos aquellos que me lean desde fuera de España. La percepción de lo español por los anglosajones en general es de lo más extraña.
La otra y más importante es que el documental da una solución a la pregunta de por qué se comenzaron a realizar imágenes en dos dimensiones: dibujo, pintura, grabados, fotografía…, pero la solución no tiene por qué ser esa o sólo esa. Una de las razones es porque se hace una similitud entre culturas y sociedades muy alejadas en el tiempo y el espacio: las culturas del paleolítico superior en las actuales Francia y España, de entre 20.000 y y 13.000 años antes del presente y la cultura contemporánea de los bosquimanos san del desierto de Kalahari y los montes Drakensberg de África del Sur. Un gran prehistoriador francés ya fallecido, André Leroi-Gourhan, llamaba a esas comparaciones “hacer el australiano” ¿Conocéis la expresión “hacer el indio”? Es una expresión que para los que hayan visto películas de western en su infancia tendrá sentido. Yo de niña he bailado alrededor de la hoguera, he invocado al espiritu de la lluvia y he hecho el tonto con gran regocijo por mi parte. Pues significa lo mismo en la expresión de Leroi-Gourhan.
La conclusión del documental es interesante, pero, si el hacer imágenes se debe a plasmar alucinaciones de estados alterados de conciencia, las imágenes habrían tenido que hacerse mucho antes de los 40.000 años. Las situaciones de ayuno provocan esos estados alterados y las alucinaciones. No hace falta tomar drogas de ningún tipo, aunque problablemente los chamanes o brujos las tomaran también. Y digo lo de los ayunos porque somos una especie que hemos evolucionado padeciendo miles de años de hambre. Las alucinaciones por ese motivo las debieron sufrir gente de todas las edades durante miles de años. Y dado que como especie somos los mismos desde hace unos 200.000 años tendrían que haber imágenes más antiguas. Algo pasó hace unos 40.000 años para que nos convirtierámos en animales simbólicos, y no fue solamente el tener estados alterados de conciencia. Además en el documental hay imagenes separadas por miles de años y de diferentes estilos. Son imágenes en dos dimensiones sí, pero por ejemplo, los bisontes de Altamira que he puesto en la foto, su artista tuvo toda la idea de crear volumen con la pintura.
Otro aspecto que no queda claro en el documental es ¿Quienes fueron los artistas de las pinturas rupestres? ¿Los chamanes y brujos que habían tenido las visiones? Pues aparte de ser los chamanes y curanderos eran unos artistas excepcionales, vamos que lo tenían todo en uno. O es que los chamanes contaron a los artistas lo que habían “visto” en su viaje al mundo de los espíritus y los artistas lo plasmaron en imágenes. A lo largo de la Historia del Arte existen muchas imágenes y escenas pintadas o dibujadas extrañas, y no provienen de ningun tipo de alucinación, sino de un contexto cultural determinado que sabe explicar y darle significado a esas imágenes. Y aunque las imágenes provengan de alucinaciones provocadas por alguna sustancia, o directamente de los sueños o las pesadillas, como en el movimiento surrealista, los artistas estaban totalmente lúcidos cuando realizaron esas obras.
Hemos evolucionado en una interrelación de naturaleza y cultura, pero la cultura también influye en la naturaleza. El comienzo y desarrollo de la capacidad simbólica influye en el desarollo cerebral. Abandonar ciertas prácticas que llevan miles de años haciendose, como la escritura a mano, puede ser y parece que es nocivo para el desarrollo neuronal.
Siempre me han gustado los puentes entre la naturaleza y la cultura, entre el mundo humanístico y el científico. Quizá haya más entradas de este tipo en adelante. Por los demás, el documental como digo es muy interesante y vale la pena verlo. Al parecer, es el segundo de una serie de tres que he encontrado de momento, pero dado que trata del origen del arte he preferido ponerlo el primero. Tampoco sabemos lo que durará en la red, si el canal será cerrado y lo cerrará o retirará el documental su titular
El arte crea el mundo El día que nacieron las imágenes
Ante diem sextum Idus Decembres: Tiberinalia, Faunalia Rustica, Gaia
Jean-Jacques Bachelier, Gato de angora blanco mirando una mariposa c.1761. Versalles Museo Lambinet
Ante diem sextum Idus Iulias: Ludi Apollinares
Vous aimez les chats? Esta es la pregunta que me hizo hace dos noches un correo que recibí del Museo de Grand Palais de París. El correo llevaba un regalo, durante unas horas una aplicación para iPad, Les plus beux chats de l’Histoire de l’Art, sería gratuita. La aplicación consta de 100 obras de pintura, escultura y fotografía en que aparecen “nuestros amigos de cuatro patas” La aplicación tiene las imágenes a alta resolución, pero no se pueden descargar, aunque sí capturar. No es el primer regalo que recibo de este tipo de los museos franceses, ya podría tener el Museo del Prado un detalle parecido.
Gatos egipcios, gatos romanos, gatos al final de la Edad Media, gatos del Renacimiento, del Barroco y del Rococó. Gatos del Romanticismo y del Impresionismo, gatos japoneses y gatos de los siglos XIX y XX. Gatos en la pintura religiosa y en la mitológica, gatos en el retrato y en la alegoría. Gatos en los stilleven, que aquí en verdad son bodegones y muertas naturalezas.
El animal ambiguo, el animal amado, pero también odiado y perseguido, el considerado taimado, infiel y ladrón. En varias de las obras no es una presencia amable sino inquietante y símbolo de algo malo u oscuro. Ha tenido en el arte más suerte el perro, que al menos en el mundo occidental no ha tenido las persecuciones que sufrió el gato considerado a veces encarnación del diablo, compañero de brujas, portador de mala suerte.
El perro lleva con los humanos desde finales del Paleolítico superior. El gato llegó algo más tarde en el Mesólitico y en los inicios del Neolítico con los primeros poblados y la vida sedentaria. Aunque parece más bien que el gato fue el que eligió vivir con los humanos y asociarse a ellos. Quizá pase por esta entrada alguno de mis lectores biólogos, matice lo que escribo ahora y corrija errores. El gato es quizá el felino más inteligente y desde luego el de mayor éxito evolutivo. Su relación peso-cerebro no debe diferir de la del león o el tigre. En algún momento, hace más de cinco mil años, con el neolítico ya perfectamente asentado el gato era un animal que ya vivía con los humanos. El gato vio que las moradas de los humanos no sólo eran lugares ideales de refugio caliente sino que en ellas abundaban los roedores que devoraban las cosechas y los alimentos almacenados. Eran unos magníficos cazadores de algo que era la pesadilla de los humanos. Gatos y humanos no se molestaban ni se interferían, es más, el gato era más manso, limpio, y menos peligroso por ejemplo que los hurones, que en la Antigua Grecia hacían la misma función y mordían y podían atacar y matar a los niños pequeños. El gato en todo caso se pondría en la cuna buscando el calor del bebé. Recuerdo una antigua historia leída hace tiempo ya no recuerdo en qué libro. Cuenta que en el siglo VIII a.C. en la época de las colonizaciones griegas, barcos de mercaderes griegos llegaron a Egipto y vieron los gatos en las casas. Los griegos intentaron comerciar con los egipcios, querían comprar gatos para llevarlos a Grecia para sustituir a los peligrosos hurones. Los egipcios se negaron dado que el gato era un animal divino. Los griegos no tuvieron ningún problema: robaron gatos egipcios. La historia no creo que sea cierta porque en Chipre hay restos de gatos domesticados desde hace más de 9.000 años.
Habitante de la casa, miembro de la familia desde la Antigüedad, sus penurias comenzaron en la Edad Media, que recordaba la divinidad que fue y que había que erradicar. El gato fue la encarnación del diablo, compañero de brujas en su vida nocturna. Perseguido, exterminado como causante de la peste, cuando podría haber ayudado a su control. Ejecutado y ahorcado. En el arte medieval trepa por las marginalia de los códices junto con híbridos grotescos. A partir del Renacimiento fue encontrando de nuevo su lugar en el arte. Siguió con su simbolismo ambiguo, a los pies de Eva simboliza el engaño y la astucia taimada, en las escenas de la Última Cena puede simbolizar la traición de Judas mientras el perro la fidelidad de los apóstoles. Pero el gato aparece en otras escenas religiosas, aparece en escenas mitológicas, y sobre todo en la pintura de género y en el retrato, sobre todo retratos femeninos y de niños; pero los hombres quieren ser retratados también con su amigo de cuatro patas.
A partir de estas imágenes de la aplicación del Grand Palais podrán salir bastantes escritos, ahora me limito a mostrar algunas de ellas y a dejar uno de los sonetos de Charles Baudelaire dedicado a los gatos. Hay que ser benévolo con mi traducción. Y una música, que por experiencia, también sé que les gusta, porque ellos aman la ciencia y el placer voluptuoso.
Charles Baudelaire – Soneto LXVI – Les Chats
Les amoureux fervents et les savants austères / Los amantes fervientes y los sabios austeros,
Aiment également, dans leur mûre saison, / aman por igual, en su edad madura,
Les chats puissants et doux, orgueil de la maison, / los gatos poderosos y suaves, orgullo de la casa,
Qui comme eux sont frileux et comme eux sédentaires. / frioleros como ellos y como ellos sedentarios.
Amis de la science et de la volupté, / Amigos de la ciencia y de la voluptuosidad,
Ils cherchent le silence et l’horreur des ténèbres; / buscan el silencio y el horror de las tinieblas;
L’Erèbe les eût pris pour ses coursiers funèbres, / Erebo los tomaría por sus corceles fúnebres,
S’ils pouvaient au servage incliner leur fierté. / si pudieran someter su fiereza a servidumbre.
Ils prennent en songeant les nobles attitudes / Adoptan mientras sueñan la noble actitud
Des grands sphinx allongés au fond des solitudes, / de grandes esfinges reclinadas en profunda soledad,
Qui semblent s’endormir dans un rêve sans fin; / que parecen dormir un sueño sin fin;
Leurs reins féconds sont pleins d’étincelles magiques / Sus lomos fértiles están llenos de chispas mágicas,
Et des parcelles d’or, ainsi qu’un sable fin, / y partículas de oro, como una arena fina,
Etoilent vaguement leurs prunelles mystiques. /constelan vagamente sus místicas pupilas
Johann Sebastian Bach – Suite para Laúd en Sol menor BWW 995, Gavottes 1 & 2
Crucifixión en el Evangelio de San Mateo, folio 124r. Libro de Kells c. 800 Trinity College, Dublin
Ante diem quartum decimum Kalendas Maias: Ludi Ceriales Viernes Santo
Hay una página en blanco en el códice anterior a esta, algo que iba a escribirse o ilustrarse no se escribió ni se ilustró nunca. No es una página arrancada, es la 123 verso, en este códice incompleto que ha sobrevivido a invasiones, guerras y persecuciones en Irlanda. El Libro de Kells, dejado inacabado hacia el año 800, del que hay información abundante, es el rey de los códices irlandeses, el último de los grandes libros de la cristiandad celta, la que en los siglos oscuros de la Alta Edad Media salvó la civilización del mundo clásico. Extraño cristianismo este, que llegó a Irlanda sin sustrato previo grecolatino y sin violencia, que fue adoptado por una sociedad tribal que vivía en la Edad de Hierro haciendo sacrificios humanos a sus dioses, que tuvo antes monasterios que ciudades, que rápidamente se alfabetizó en esos monasterios, dominando los monjes el latín, el griego, incluso atreviéndose con el hebreo. Monasterios de los que salieron misioneros que fundaron abadías en Escocia, en la Galia, en el territoriogermánico, incluso en Italia.
San Patricio dio a los irlandeses el primer cristianismo desromanizado, un cristianismo sin el lastre de la historia y la organización romanas a partir del Edicto de Milán. En Irlanda el cristianismo se introdujo sin derramamiento de sangre y no existen mártires irlandeses del siglo V, habrá que esperar mil años a los siglos XVI y XVII para que a partir de Isabel I y después Cromwell, haya mártires irlandeses en abundancia. Los irlandeses de la alta edad media encontraron una solución a su falta de mártires, inventaron el martirio verde, que se contraponía al martirio rojo de la sangre. Los mártires verdes se alejaban de las comodidades y placeres de la sociedad y se retiraban a los bosques, las montañas o las islas, en alguna tierra verde de nadie.
Concédeme, dulce Cristo, la gracia para encontrar ¡Hijo del Dios vivo! Una pequeña choza en un lugar solitario Para hacer de ella mi morada. Un grato bosque a su alrededor Para proteger la cabaña del viento, Que sea hogar de aves cantoras. Por el frente y por detrás. Orientada al sur por el calor Y a sus pies un arroyo Un jardín suave y verde sobre rica y negra tierra Propicia frutos a todos.
Por más que conocieran las historia de San Antonio Abad en el desierto y por muy aislados que vivieran estos mártires verdes queda claro que el aislamiento irlandés no era el desierto de Egipto, y con este poema del siglo V, vuelvo a la página del Libro de Kells. Es parte del Evangelio de San Mateo y está en las páginas que narran la Pasión de Cristo. Un rectángulo mixtilíneo enmarcado en azul, pues a diferencia de otros códices que solo usaron el amarillo, el rojo, el negro y el blanco en el Libro de Kells no se escatimaron gastos y tenemos los caros colores de verde malaquita y azul ultramar. Dentro del rectángulo los intrincados entrelazos celtas y en los tres huecos entrantes cinco cabezas en cada una, todos de perfil, todos mirando hacia la página en blanco. El rectángulo lo cierran como un broche dos leones rugientes. Leones que no son leones, sino una T, que son curvas y espirales que se transforma en león, el león que en esta época aun no es el rey de los animales de Europa y simboliza el mal. ¿Qué miran los curiosos hacia la página en blanco? La crucifixión que nunca se ilustró. Dentro del rectángulo en forma de equis o de xi griega el texto dice: Tunc crucifixerant XPI cum eo duos latrones. Entonces ellos, habían crucificado a Cristo entre dos ladrones. Pero la crucifixión no se pintó nunca. Solo el texto en la forma en que los escribió el amanuense miniaturista recuerda a una cruz. Unos folios más atrás hay una miniatura a toda página ricamente coloreada en que vemos el prendimiento de Cristo. Por más que el arte irlandés creara el arte más abstracto antes del siglo XX, por más que se recreara en la belleza de la forma geométrica pura, también representaba la forma humana.
Prendimiento de Cristo en el Evangelio de San Mateo, folio 114r. Libro de Kells c. 800
Pero qué forma. La miniatura es bellísima, el arco con el texto en caligrafía uncial que dice que Cristo fue prendido en el Monte de los Olivos. El arco con sus formas: rectángulos, cruces como capiteles, entrelazos cubriendo toda la superficie, los colores: el verde malaquita, el naranja y amarillo del oropimente, el rojo de plomo, el verde malaquita. Y las figuras. La perspectiva jerárquica que hace a Cristo más grande que los sayones que le prenden. Él de frente, ellos de perfil. Él con barba roja y cabello rubio, ellos con cabello rojo y barba negra. Pero sobre todo la simetría. Pienso que el miniaturista trazó un eje y a partir de ahí dibujó a los personajes. Un eje que pasa por el centro de la cara de ese Cristo de alucinados ojos azules, donde fijándonos bien el cabello ha dejado de ser cabello y son formas de entrelazo, como las que están en el arco, y en tantos lugares del libro.
Detalle, Prendimiento de Cristo, folio 114r. Libro de Kells
El libro de Kells tiene un extraño equilibrio entre la abstracción, dominante en la mayoría de las páginas, y la forma humana. Este Cristo, sin embargo, es más simbólico que ilustrativo de una escena concreta. El prendimiento de Cristo ilustra el texto del evangelio pero en la imagen hay condesados varios aspectos: sus manos extendidas son un recordatorio de la crucifixión y todo su cuerpo, subrayado por las formas azules de la túnica interior, forma una gran Xi griega, la inicial de Χριστός. Ideas abstractas, premonición de lo que sucederá. Hay también algo que me resulta familiar en esta escena. Pienso si más de mil años después de haber sido pintada, en una visita al Trinity College o en una ilustración, la contempló Paul Klee, y le sirvió de inspiración para su Angelus Novus.
Una sociedad que se cristianiza en el remoto siglo V sin derramamiento de sangre, que no renuncia a su sustrato cultural pues no tiene el del mundo clásico para compararse con él y que inventa algo tan peregrino como el martirio verde, no puede tener tendencia a representar escenas crueles y sangrientas, y no porque los irlandeses no fueran violentos antes y después de cristianizarse. Pero en este libro, que estaría en el altar cuando se celebrase la misa, como la mayor joya de una ruda iglesia de piedra rodeada de las cabañas que formaban el monasterio, no se quiso representar una escena humillante y sangrienta de la vida del Salvador y se dejó la página anterior en blanco. Para representar la crucifixión bastan las palabras que dibujan la X. Están en el evangelio de San Mateo, pero en ninguna de los otros evangelios hay pintada tampoco ninguna crucifixión.
No creo que quede nada de la música litúrgica irlandesa de estos siglos, solo cabe imaginar que quizá pudiera ser tan intrincada y hermosa como los entrelazos y las espirales de las páginas de sus manuscritos. Quizá a los mártires verdes les encantara en su aislamiento escuchar la cumbre de la polifonía vocal, la del Renacimiento, para las palabras que ellos mismos dirían en los oficios de Semana Santa.
Tomás Luis de Victoria (1540 – 1611) Tenebrae Responsories (1585) Caligaverunt oculi mei
Caligaverunt oculi mei a fletu meo. / Mis ojos se nublaron con mi llanto Quia elongatus est a me qui consolabatur me. / Porque se alejó de mí el que me consolaba. Videte, omnes populi. / Mirad, pueblos todos. Si est dolor similis sicut dolor meus. / Si hay dolor semejante a mi dolor. V. O vos omnes, qui transitis per viam. / Vosotros todos que pasáis por el camino. Attendite et videte. / Atended y mirad. Si est dolor similis sicut dolor meus. / Si hay dolor semejante a mi dolor. Caligaverunt oculi mei a fletu meo. / Mis ojos se nublaron con mi llanto Quia elongatus est a me qui consolabatur me. / Porque se alejó de mí el que me consolaba. Videte, omnes populi. / Mirad, pueblos todos. Si est dolor similis sicut meus. / Si hay dolor semejante a mi dolor.
Horae ad usum romanum de Margarita de Orleans, esposa de Richard conde de Etampes (c. 1426-1438) f.67 recto. Biblioteca Nacional de Francia
Ante diem octavum Kalendas Apriles: Hilaria Anunciación de la Virgen María
Todo es hermoso en este libro de horas, menos conocido que los que siempre han aparecido en las ilustraciones de los libros de arte. Ahora, gracias a esa tecnología muchas veces utilizada para estupideces, podemos acceder a muchos manuscritos gracias a las digitalizaciones que se hacen en las bibliotecas nacionales. Todas sus páginas encuadran el texto con una ancha greca de intrincada decoración vegetal y floral. Pero en las páginas que tienen miniatura, la greca, como en la página de la entrada se complica mucho más, pues aparte de las plantas y flores aparecen personajes y animales.
Para ser la página de un libro apenas hay texto. Pienso mirando este manuscrito miniado del siglo XV, que si lo viera San Bernardo de Claraval, que vivió en el siglo XII y que ya ha aparecido por este blog, tronaría contra el entretenimiento que suponen las imágenes, pero los libros de horas son libros hechos para laicos, no para monjes que según San Bernardo estaban en la cumbre de jerarquía social pues se ocupaban con sus rezos de la salvación de toda la sociedad. Libro de Horas hecho además para una dama de la alta nobleza, emparentada con la familia real, que se podía permitir, probablemente fue un regalo, un libro costosísimo, un Ferrari de la época como dijo un amigo de este blog.
He elegido la imagen por el día en que es publicada, claro, pero también porque cuando descubrí este libro de horas en las digitalizaciones de la Biblioteca Nacional de Francia, y me puse a observarlo no pude dejar de pensar la diferente relación que tenemos con las imágenes, con todo tipo de imagen creada por manos humanas, desde nuestro mundo de inicios del tercer milenio y el que podían tener en la Edad Media e incluso siglos después. Margarita de Orleans probablemente abriría su libro todos los días por las horas canónicas correspondientes y por la fecha del año litúrgico correspondiente. Como he dicho más arriba, para ser la página de un libro el texto es muy escaso. Estas palabras en latín: Domine, labia mea aperies, et os meum annuntiabit laudem tuam. Entre aperies y et, hay un dibujo que simula una flor, que se puede traducir por la coma. Y no está escrito tuam sino tuã, porque hay una abreviatura que elimina la m. Señor, tú me abrirás los labios, y mi boca mostrará tu alabanza. Son palabras que están en el salmo 51 de David, el famoso salmo del Miserere. Pero este versículo se usa también en el rosario y en el oficio de la Virgen María, por eso está en el miniatura de la Anunciación.
Es indudable que Margarita de Orleans sabía de sobra como continúa la oración, lo que ocurre es que en esta página, como en otras del libro, lo que domina es la imagen y no sólo la imagen de la escena sagrada. Son todos los detalles, mínimos aparentemente, pero con los que la poseedora del libro se iba encontrando todos los días. Detalles que le servirían para recrearse para obtener un placer estético que no estaba en la funcionalidad primaria del libro de horas. También hay que decir claramente que ninguno de esos detalles está puesto al azar. No son caprichos del miniaturista. Quizá hoy no tengamos todas las claves para interpretar lo que hay en esta página o en otras, pero no eso no quiere decir que no fuera perfectamente comprendido en su época sin que haya ningún esoterismo ni ninguna adivinanza. La iconografía y la iconología no son un juego de acertijos como dicen algunos malintencionados y resentidos historiadores del arte actuales, historiadores que en fondo, odian la disciplina en la que trabajan. Fijémonos en la greca que enmarca la escena de la Anunciación, es una cenefa vegetal principalmente: hay violetas, claveles, fresas, aguileñas azules y blancas, emparrados de vid con sus uvas, y mariposas, caracoles, palomas. En la parte vertical hacia la zona superior, bajo los claveles gigantes rojos y blancos, hay dos damas con tocado de doble cuerno a la moda de principios del siglo XV, y una jovencita sentada, “niña en cabello” que con una de las damas está tejiendo una corona de claveles.
En la banda inferior una mujer hila, junto a las palomas que están bebiendo y el gallo que se dispone a cantar. En la esquina inferior derecha cuatro personajes hacen la vendimia.
Todas las flores, frutos, animales y acciones tienen un simbolismo claro. No lo voy a explicar ahora porque no quiero espantar a los lectores que pasen por aquí. Además, en lo que quiero centrarme en este escrito es en la escena principal. Simplemente comentar un simbolismo que creo que hoy no habremos olvidado: la viña y las uvas tienen un claro significado eucarístico. Pero no es solo el simbolismo, es que yo me pongo en la piel y los ojos de Margarita de Orleans en un mundo en que los colores vivos solo estaban en la naturaleza que renace en el mes de marzo, como casi todas las flores y frutos que hay en la greca, excepto las uvas. Donde lo que había por las calles era suciedad y malos olores, donde solo los muy ricos como ella podían permitirse telas preciosas de colores vivos, porque lo que se veía por la calle y en los campos eran gentes vestidas con ropas pardas de lana sin teñir. Olvidamos que nuestro mundo de colorines es fruto de la Revolución Industrial que democratizó el color e inventó tintes que no pudieron soñar que existían en el siglo XV. Sí me pongo en la mirada de Margarita de Orleans y pienso con cuanto placer se detendrían ante cada detalle., como algunos días descubriría en el libro escenas, flores, colores que le habían pasado desapercibidas otras veces. Un mundo sin imágenes efímeras en movimiento, sin cientos de fotos digitales descargadas de las tarjetas tras un viaje, un mundo en que el detalles de un tapiz, de un retablo, de un libro de horas era una fuente de placer que no podemos imaginar ahora.
Pero dije que quería centrarme en la escena principal y es que esta escena de la Anunciación, aunque no se diferencia iconográficamente de otras de la misma época es tan hermosa, graciosa, elegante que me cautivó nada más verla. Tampoco quiero extenderme sobre la iconografía de la Anunciación que puede ser larga y tediosa. Tenemos un interior con dos techos, uno es real y el otro no es visible a los ojos humanos. A la derecha, como ya comienza a representarse en el siglo VI, está María. Esta Virgen María es una dama de la época, quizá con un vestido un poco anticuado, lo que la pone fuera del tiempo. Todo el vestido es azul, el vestido interior, más apagado y el brial sin mangas de glorioso azul ultramar. Ningún glasto, ningún índigo, podía dar ese azul en las telas de la época. Ese azul proviene del lapislázuli, el azul ultramar que llegaba desde las minas de Afganistán, el color más caro. Más caro que el oro de los nimbos, de los rayos de la divinidad, de la túnica y las plumas de pavo real de las alas de Gabriel, del paño en que se apoya el libro de los profetas. Para el siglo XV la Virgen María ha dejado de vestir de rojo bermellón y viste de azul.
María se vuelve porque está leyendo. A partir de siglo XI, María deja de hilar la lana del Templo y de recibir a Gabriel mientras iba a por agua y lee un libro, no un rollo de papiro como eran los libros en la época en la que vivió. Lee el libro de los Salmos, Domine, labia mea aperies… o la profecía de Isaías 7:14. Pero lo importante es que lee. A partir del siglo XII las mujeres comenzaron a leer, y nada era más refinado ni elegante en una dama que leer. Entonces, cómo no iba a leer la Dama, la Señora por excelencia. Esa Señora ante la que Gabriel se arrodilla como el caballero que rinde homenaje a su dama. Pero fijémonos, entre la filacteria de Gabriel con la salutación «Ave María» y la cabeza de la Virgen que se vuelve dejando la lectura hay algo: es un niño completamente formado que se dirige entre los rayos dorados que salen de Dios Padre hacia María. Este es un motivo iconográfico que se incia en el siglo XIII y desapareció con el tiempo hasta ser prohibido en el siglo XVI. Se dice que Jesús no fue formado en el útero de María sino que fue emissus caelitus, enviado del cielo por Dios completamente formado. Pero además fijémonos en la dirección de los rayos y del Niño: van directamente de Dios Padre a la oreja de la Virgen. Porque esta es la escena de la Anunciación pero ¿Cuándo se produce la Encarnación? La concepción de ese niño que las fechas del siglo V harán nacer el día del Sol Invictus, el 25 de diciembre. Ya desde el siglo IV se dijo que María concibió al oír las palabras del ángel, es lo que se llama la “concepción auricular”.
Gonçal Peris Sarrià, Anunciación, primera mitad S-XV. Museo de Bellas Artes, Valencia
Hay un cuadro poco conocido pero que es una de las joyas de pintura gótica del Museo San Pío V de Valencia. Este cuadro presenta la escena de la Anunciación, con más ingenuidad y menos elegancia que el Libro de Horas de Margarita de Orleans, pero donde vemos nada menos que a las tres personas de la Trinidad, Dios Padre, el Niño con la cruz y la paloma del Espíritu Santo en la misma dirección: hacia la oreja de María. Una Anunciación cum parvulus, que después sería considerada confusa y completamente prohibida por el Concilio de Trento.
Hay más elementos en la escena del libro de horas: el cortinaje ante el atril de lectura de la Virgen que recuerda el paño de honor de la iconografía imperial romana, que también aparecen en las miniaturas de los emperadores Otones de los inicios del Sacro Imperio Romano Germánico. O como no podía faltar desde el siglo XIV el jarrón con las azucenas, lilium candidum, y la maceta que está en el suelo con sus pequeñas flores blancas imperceptibles es quizá de lirio del valle, convallaria majalis, flor también asociada a la Virgen María.
Dije más arriba cuando comencé a centrarme en la escena de la Anunciación que estábamos ante un interior con dos techos, uno real y otro no visible. El techo real es el de las vigas de madera, con intervalos azules y una cornisa con rosetas. Porque más arriba de ese techo hay otro en forma de bóveda de crucería, cuya plementería también está pintada de azul y probablemente con estrellas doradas. Un tipo de decoración de las bóvedas góticas que aún hoy, es cierto que con restauraciones del siglo XIX, se puede ver en la catedral de Albi o en Santa María sopra Minerva de Roma. Ese es el techo “no visible”. Entre el techo de vigas de madera y la bóveda de crucería están los ángeles tocando el órgano y cantando. Esa bóveda de iglesia nos está representado el Cielo y los ángeles que cantan, la música de las esferas.
Prosa Flavit Auster – Codex Huelgas – Siglo XIV
Flavit Auster flatu leni ventris aulam Deo pleni tuam, virgo, celitus. Quo mundata culpas mundas, quo fecunda donis Sancti Spiritus.
Virgen, desde el cielo el Austro exhaló con suave brisa tu palacio de vientre grávido para Dios. Por el cual purificada, limpias las culpas, por el cual fecundada, nos fecundas con los dones del Espíritu Santo.
Felix alvus, felix pectus cuius Deus carne tectus lac suscepit uberum. Ave, claustrum trinitatis, ave, mater pietatis, medicina vulnerum.
Feliz vientre, feliz pecho de cuya carne, cubierto Dios, tomó la leche de tus senos. Ave, claustro de la Trinidad, ave, madre de piedad, bálsamo de las heridas.
Te amantis nihil durun, te sequenti nihil oscurum, iter devium. Deformatum reddis forme, quod declinat sue norme trais recticlinium.
Para el que te ama no hay nada duro, nada oscuro para el que te sigue, ningún camino desviado. Enderezas lo deformado, atraes a tu mansión lo que se desvía de sus preceptos.
Tibi sapit cui tu sapis, qui te capit illum capis dum te fide concipit. Spes es grata tibi grato, favus mellis es palato quod te sane recipit.
Conoces al que te conoce, escoges aquel que te escoge siempre que confía en ti. Eres grata esperanza para el que te es grato, eres panal de miel para el paladar que te recibe verdaderamente.
Ergo salus miserorum portus vite naufragorum. Tuis opem percibus. Patris tui Filiique nobis semper et ubique para suplicantibus. Amen.
Por tanto, eres salvación de los pecadores, puerto de la vida para los náufragos. Con tus súplicas, prepara el favor del Padre y del Hijo a los que te suplicamos siempre y en todo lugar. Amén.
Traducción procedente del libreto del Cd.
Tengo otra versión más filológica, quizá más real a la interpretación de esta polifonía del siglo XIV, pero no me he podido resistir a poner la alada voz de la recordada Monserrat Figueras, que espero que forma parte de esa música de las esferas celestiales.
Roman de la Rose c.1380 f.126 recto (Francia) British Library
Ante diem septimum decimum Kalendas Apriles: Mamuralia, Argei
No es lo que parece, al menos eso han dicho la mayoría de las parejas pilladas en tal situación. Y es verdad, no es lo que parece. Para empezar la miniatura, que aunque es de aproximadamente 1380, en los inicios de gótico internacional, tiene mucho más el estilo francogótico del siglo anterior. Si yo no veo el pie de foto en el catálogo de la Birtish Library, la ubico en el siglo XIII, en la época en que se escribió el libro. La ausencia de ambiente, ese fondo de trama romboidal azul y dorado, es propio de la miniatura durante casi dos siglos, pero aunque el fondo abstracto de trama se prolonga durante buena parte del siglo XIV antes de ir despareciendo por la representación de los interiores o el paisaje, la pareja tiene un aire demasiado esquemático para ser de tan avanzado el siglo XIV. Hay que fijarse con detenimiento y porque mi imagen está muy ampliada para distinguir al hombre, de cara más angulosa, nariz más larga y con un corta barba, de la mujer con cara más redonda, naricilla y con un peinado de trenzas recogidas en los lados de la cabeza, también sus brazos son más delgados. Por más que la miniatura no era grande, con la ampliación es posible ver las miradas que se dirigen mientras se abrazan en la cama, lo que demuestra la pericia del miniaturista. La cama tampoco tiene desperdicio, vemos que las sábanas son blancas, en Edad Media habría resultado impensable que las sábanas fueran de otro color, pero el cobertor tiene dos colores. A finales del siglo XIV en algún lugar de Francia se ha inventado el edredón reversible, con los almohadones a juego.
Pero la pareja no está sola. Ellos no se han dado cuenta aún pero en la habitación ha entrado otro personaje, viste ropas de artesano no de caballero y lleva una enorme porra indudablemente dispuesta descargarla sobre el cráneo de los amantes. Esta pareja ha sido encontrada in flagrante delicto de adulterio. La de las trenzas es sin duda la esposa del artesano de la porra, y lo que está pasando no era ninguna broma en la Edad Media, ni en los siglos posteriores, ni lo es hoy en muchos lugares. Lo que ocurra en esa habitación no es un asunto privado que habrá que resolver por medios privados. Las cosas se van a poner muy feas para los que retozan bajo el edredón reversible. Pero no es el marido el que va a realizar la disyunción en tan conjuntiva pareja.
La escena pertenece a Le Roman de la Rose, libro esquizofrénico, que fue la obra más leída de la literatura francesa entre su redacción en el siglo XIII y el siglo XVI. Hoy nos puede parecer algo increíble pues el libro llega a ser tedioso y pesado. Admito no haberlo leído entero de un tirón, ni creo que alguien lo pueda hacer ahora si no es para un trabajo erudito. De mi edición española, la de Cátedra, he ido a lo largo de los años, saltando de un pasaje a otro y leyendo más fragmentos de la segunda parte que de la primera. De este libro se conservan decenas de copias manuscritas muchas de ellas ilustradas con miniaturas. Estas copias miniadas pertenecieron siempre a los grandes de la nobleza. Un libro que tiene 21.774 versos octosílabos, si además está decorado con miniaturas era un objeto carísimo. Muy pocos podían permitírselo.
Le Roman de la Rose es un libro esquizofrénico en el sentido literal de la palabra “mente dividida” porque tiene dos autores, muy diferentes uno del otro. El primer autor, el que lo inició y escribió los primeros 4.052 versos, Guillaume de Lorris, fue un “escolar” de Orleans que escribió una especie de biografía sentimental de forma alegórica, pues recurre al tópico del sueño, donde instruye sobre los asuntos amorosos tal como los habían ido desarrollando los trovadores desde el siglo XII. No tiene nada de original, sólo que por primera vez los asuntos del cortejo de la dama, ella es la Rosa, la espera, la paciencia, el desengaño, los maledicentes, la recompensa final, todos están unidos en una misma obra. Entre 1237 y 1240 Guillaume de Lorris muere dejando inconclusa la obra, de la que sin embargo se hacen copias y tiene un gran éxito. Y más de treinta años después, Jean Chopinel, conocido como Jean de Meun, retoma la obra hacia 1276 y escribe los 17.722 versos restantes. Jean de Meun que también es autor de Art de Chevalerie, y tradujo la Consolación de la Filosofía de Boecio al francés, fue un hombre cultísimo. Esa cultura se refleja en toda la segunda parte que es tres veces más larga que la primera. Esa segunda parte está llena de citas de los clásicos grecolatinos, pero, de ahí la esquizofrenia del libro, la parte de Jean de Meun es completamente diferente de la de Guillaume de Lorris, parece más bien una parte escrita en contra de todo lo que defendía el primer autor. Es una parte contra el mismo Roman de la Rose, y una parte que rezuma misoginia por muchos de sus versos. Se acabó la idealización de la dama y de andar dando vueltas y dando otros nombres a lo que de verdad se busca con el cortejo. Jean de Meun se burla del amor cortés, su público ya no son los jóvenes caballeros a los que iba destinada la obra de Guillaume de Lorris, de hecho Jean de Meun critica a la nobleza en varias ocasiones, sino la naciente y pronto poderosa burguesía de las ciudades. Pero no son las diferencias entre las partes del Roman de la Rose las que crean la disyuntiva que me ha hecho tratar la miniatura, es otra cosa.
Volvamos a la miniatura del principio, dije que las cosas no son lo que parecen. Bueno algunas cosas sí son lo que parecen. Esa pareja de amantes ha sido sorprendida por el marido de la mujer. Pero ese trío no son una pareja de amantes cualesquiera, sorprendidos por un enfadado marido cualquiera. Esa miniatura está en la parte que escribió Jean de Meun, concretamente a partir del verso 13.840:
Mucho más celosa que el propio Vulcano, El cual sorprendió a Venus, su esposa, yaciendo con Marte en su propia cama, sobre los que echó una red de acero mientras se entregaban con gran frenesí al ardiente juego que los abrasaba, después de espiarlos laboriosamente. Tan pronto como Vulcano conoció el asunto y pudo probar esta tal traición, una vez echada la red sobre el lecho (debió de estar loco para hacer tal cosa, pues quien cree que él solo goza a su mujer es un insensato y sabe muy poco) les mandó a los dioses venir sin tardanza, quienes se rieron e hicieron mil fiestas en cuanto los vieron así entrelazados. La beldad de Venus fue muy apreciada por la mayoría de los convocados, mientras que la diosa lloraba y lloraba. Venus, en efecto, estaba enojada por lo que su esposo hiciera con ambos, y en tal situación sintió gran vergüenza. Más no fue una cosa tan maravillosa el que Marte y Venus hicieran aquello, puesto que Vulcano era tan feísimo y estaba tan negro debido a su fragua (las manos, la cara, hasta el mismo cuello), que ella no podía amar a su esposo aunque su mujer se considerara.
Bien ya sabemos quiénes son el trío de la miniatura ¿Nos suena de algo el episodio? Pues está en el Canto VIII de la Odisea, donde se narra todo el episodio del adulterio de Afrodita con Ares, a los que le tiende una trampa Hefesto, esposo de Afrodita y llama a todos los dioses para que contemplen a su infiel esposa. La narración ocurre en el Palacio de los Feacios ante Odiseo. Dudo que Jean de Meun con toda su cultura clásica conociera la Odisea en griego en el siglo XIII. Más bien el episodio lo debió conocer por las Metamorfosis de Ovidio, libro que está en latín y que fue muy leído en la Edad Media, se hicieron varias redacciónes, además, moralizadas, hubo Ovidios moralizados y Virgilios moralizados, que es a las que tuvieron acceso los eruditos. En el libro IV de las Metamorfosis, en la narración de las Miníades, está de nuevo contada la historia. Esta vez los nombres de los dioses son los romanos Venus y Marte.
Pero esta no es una entrada sobre literatura contando algo archisabido, es una entrada sobre arte, sobre la representación de un episodio de la mitología, el cual contemplándolo como lo vemos en la miniatura nunca habríamos pensado que se trataba de tal episodio. Ya sabemos que el trío no es mortal sino divino, que los tres son dioses y que por mucho que se descargue la porra no van a morir ni sufrir daño. ¿Qué es lo que ha pasado para que una historia de la mitología conocida por escrito desde el siglo VIII a.C. se represente así en el siglo XIV en una obra escrita en el siglo XIII? ¿Dónde está el “ambiente clásico”? ¿Dónde está red que teje Hefesto-Vulcano y atrapa a los amantes? Digamos que el miniaturista no ha sabido hacerlo. Que debía ser algo realmente difícil y además tiene muy poco espacio, y no, el entramado romboidal no es la red. El miniaturista ha leído sobre un pareja adúltera sorprendida por el marido y ha pintado un marido enfadado con un garrote a punto de atacar a los traidores. No es fácil representar este episodio que tampoco ha sido representado tantas veces, una de las representaciones más fieles a la historia narrada en la Odisea está en un cuadro manierista de hacia 1540 del holandés Maerten Van Heemskerck, pero no nos sirve porque ya estamos en el Renacimiento avanzado. Ahora estamos en el siglo XIV y quiero como en tantas otras entradas defender la denostada, por ignorancia, Edad Media. Y aquí habría que hablar un poco del absurdo concepto de “Edad Media”, un concepto que surge precisamente con los primeros humanistas ya en este mismo siglo XIV. Un período “intermedio” entre el mundo clásico y el “Renacimiento” al que ellos también le dan nombre. Con el tiempo el período “intermedio” tuvo nada menos que mil años.
Pero la Edad Media, las gentes que vivieron en ella, sobre todo los que vivieron a partir del siglo XII jamás se consideraron ni medievales, ni incultos, ni oscuros. Como hemos visto, en LeRoman de la Rose no faltan citas eruditas y episodios sacados de la literatura clásica, es eso lo que me ha hecho leerlo durante años y no la misoginia que enfadó y fue contestada por Christine de Pisan. Para alguien que vive en el siglo XIII y XIV, que tiene cultura, que conoce el latín y escribe, su tiempo es la continuidad de la Antigüedad clásica, y la Antigüedad clásica es lo que está en su pasado y no un mundo perdido para siempre como era para Petrarca. En esos siglos XIII y XIV, se construyen edificios en “estilo moderno” el después llamado peyorativamente gótico, que superan los que se construyeron en la Antigüedad. Pero cuidado, la mayor parte del mundo antiguo había sido pagano y el mundo en el que escribe Jean de Meun y pintan los miniaturistas de LeRoman de la Rose es cristiano. La religión de los dioses paganos había sido enemiga. Encontrar en estos siglos una estatua de un dios o de una diosa pagana tenía algo de demoníaco y en muchos casos se la destruía. Para la época medieval los dioses paganos, la mitología solo eran tolerables con el ropaje contemporáneo con el que podían ser entendidos y asimilados sin peligro. Este es el “principio de disyunción”
Roman de la Rose c. 1490 – 1500 f 122verso (Holanda) British Library
Cada vez que en la Edad Media plena, siglos XII y XIII, y tardía, siglo XIV y XV, se enfrenta a una obra de arte que tiene un modelo clásico siempre lo hace con una figuración y significación no clásica, es más, una representación contemporánea. De ahí el vestido de artesano y el garrote de Vulcano cuando se acerca a los amantes, aparte de la torpeza de no haber podido representar la red. De ahí las trenzas de Venus, de ahí en esta otra representación de la misma escena en LeRoman de la Rose ya muy tardía, donde sí vemos el dormitorio, la cama con dosel, los muebles y Vulcano va vestido con un elegante traje cortesano y en la pareja que está en la cama con los pies atados, de nuevo el miniaturista no ha sabido o querido representar la red, pero en el que ese Marte de labios pulposos que mira hacia otro lado con cara de “yo no he tenido la culpa” lleve gorro de dormir.
¿Nos imaginamos ahora a Marte-Ares así? De ninguna manera, nuestro Marte es otro, sus representaciones son las que tenemos a partir del Renacimiento, este con mayúscula, el que se inició en Italia, el que veía el mundo clásico como un mundo perdido al que había que hacer renacer. El mundo que no se veía como una continuidad, en la que Venus era una mal mariée, una malcasada que se vengaba con la infidelidad, como ocurría en los siglos XIII y XIV sobre todo fuera de Italia. El Renacimiento italiano que fue una mutación en la cultura occidental, investigó los mitos y los representó de otra forma. Alguien podría decirme que el cuadro de Botticelli, contemporáneo de LeRoman de la Rose holandés puede tener también la representación propia del “principio de disyunción”: el vestido de Venus es florentino y aparece el modelo en otros cuadros de Botticelli y las armas y la armadura de Marte son propias de finales del siglo XV. Pero aquí no hay principio de disyunción aunque haya moda florentina de finales del siglo XV. La idea de este cuadro es muy diferente, y no ya porque aquí no se narra el episodio de la Odisea, ni de la Metamorfosis ni de LeRoman de la Rose. Podemos ver a Marte y Venus como amantes pero también son dos ideas contrapuestas: la armonía y la belleza frente a la fuerza y la violencia a la que ha vencido. Aquí Venus no es una mal mariée sino que recoge una idea que ya estaba en la Antigüedad: que el verdadero esposo de Afrodita-Venus no fue Hefesto-Vulcano, cuyo episodio en la Odisea le sirve a Homero para burlarse de los dioses, sino Ares-Marte. No sólo porque reunía a las dos figuras más fuertemente sexuadas de la mitología clásica sino a dos personajes contrapuestos a la vez que complementarios. Detrás de la representación de Botticelli está Angelo Poliziano y otros humanistas, proporcionando las ideas y dando los detalles.
Sin embargo, la cotidianeidad que había en las representaciones medievales no deja de estar aquí. Se puede ver en el cuadro de Botticelli una cierta sorna, una ligerísima y elegante ironía en la mirada y sonrisa de Venus que mira a Marte desnudo, despojado de sus armas con las que juegan los pequeños faunos, durmiendo. Hay algo en la pintura que está fuera de nuestro alcance pero que nos dice la mirada de Venus: Marte está roncando
Sandro Boticelli, Venus y Marte, 1483. National Gallery. Londres
Moniot de Paris (… – post 1250) – Je chevauchoie l’autrier
Je chevauchoie l’autrier / Yo cabalgaba el otro día Seur la rive de la Saine. / junto a la orilla del Sena. Dame dejoste un vergier / Vi a una dama cerca de un huerto Vi plus blanche que laine; / más blanca que la lana; Chançon prist a commencier / Ella comenzó suavemente Souef, a douce alaine. / a cantar. Mult doucement li oï dire et noter: / Muy dulcemente entendí: «Honi soit qui a vilain me fist doner!» / «Maldito sea quien me dio a un villano!« J’aim mult melz un poi de joie a demener / Prefiero antes un poco de alegría Que mil mars d’argent avoir et pluis plorer / que tener mil marcos de oro y llorar después.
Hautement la saluai / La saludé dignamente De Dieu le filz Maris. / en nombre de Dios el hijo de María. El responi sanz delai: / Ella respondió rápidamente: «Jhesu vos beneïe!» / «Jesús os bendiga« Mult doucement li proié / Yo le rogué dulcemente Q’el devenist m’amie. / si ella quería ser mi amiga. Tot errant me commençoit à raconter / Enseguida comenzó a contarme Conme ses maris la bat por bien amer. / como su marido la golpeaba para hacerle el amor. J’aim mult melz un poi de joie a demener / Prefiero antes un poco de alegría Que mil mars d’argent avoir et pluis plorer / que tener mil marcos de oro y llorar después.
«Dame, estes vos de Paris? / «Señora, ¿sois de París? -Oïl, certes, beau sire; / – Así es, gentil señor Seur Grant-Pont maint mes maris, / mi marido vive en el Gran Puente, Des mauvés tot le pire. / de todos los males, el peor. Or puet il estre marris: / pero es muy triste: Jamés de moi n’iert sire!/ ¡porque nunca será mi dueño! Trop est fel et rioteus, trop puet parler, / Es muy traicionero, pendenciero, y ya podrá decir buenas palabras Car je m’en vueil avec vos aler joër.» / porque con vos me voy a divertir« J’aim mult melz un poi de joie a demener / Prefiero antes un poco de alegría Que mil mars d’argent avoir et pluis plorer / que tener mil marcos de oro y llorar después.
«Mal est qui me maria! /»¡Maldito sea quien se casó conmigo! Tant en ait or le prestre, / Así como el sacerdote Qu’a un vilain me dona / que me dio a un villano Felon et de put estre. / felón y de bajo nacimiento« Je croi bien que poior n’a / que no creo peor De ci tresqu’a Vincestre. / de aquí a Vincestre. Je ne pris tot son avoir pas mon souler, / No vale toda su riqueza más que mi zapato, Quant il me bat et ledenge por amer.» / cuando me pega y abusa de mí.» J’aim mult melz un poi de joie a demener / Prefiero antes un poco de alegría Que mil mars d’argent avoir et pluis plorer / que tener mil marcos de oro y llorar después.
«Enondieu, je amerai / «En nombre de Dios, amaré Et si serai amee, / y seré amada, Et si me renvoiserai / Me demoraré mi tiempo El bois soz la ramee, / en el bosque bajo las ramas, Et mon mar maudirai / y a mi marido maldeciré Et soir et matinee. / noche y mañana. -Dame de Paris, amez, lassiez ester / – Dama de París, amad, dejad Vostre mari, si venez o moi jöer!» / a vuestro marido, y venid conmigo a gozar.» J’aim mult melz un poi de joie a demener / Prefiero antes un poco de alegría Que mil mars d’argent avoir et pluis plorer. / que tener mil marcos de oro y llorar después.
Traducción propia a partir de la transcripción moderna.
Simon Marmion y taller, c. 1485-1490. Adoración de los Reyes, Huth Hours. British Library
Nonae Ianuariae : Vica Pota
Fijémonos en la miniatura, es preciosa y perfecta. La escena está enmarcada en una orla en la que se funde la greca vegetal imaginaria con las violetas y los claveles. Ambas flores tienen su simbolismo, aludiendo unas, las violetas a la Virgen María y los claveles a Cristo. El Portal de techo de paja, María sentada, con su manto azul ultramar, con el Niño, un auténtico bebé en el regazo. El maduro san José, casi viejo, sin nimbo de santidad que observa, el anciano Melchor que se arrodilla. Gaspar con tocado de piel que recuerda el de los eslavos de frías tierras, con su cabello y barba castaña se vuelve al joven Baltasar, hablando e indicándole el fin de su largo viaje. Por el camino que se pierde en la lejanía avanzan lo soldados ¿de Herodes? No, con esta representación de Simon Marmion de 1480 no cometeremos ningún error de lesa iconografía como cometimos con esta otra hace menos de un mes.
Magos, Siglo VI. San Apolinar Nuevo, RÁvena
Estamos estudiando el arte paleocristiano y bizantino, se proyecta la imagen de San Apolinar Nuevo se leen los nombres y surge la pregunta y la réplica inevitable: ¡pero si Baltasar es negro! Y aunque es algo que supongo que está en todas partes y fácil de consultar hay que comenzar la explicación. Dice el Evangelio de San Mateo, 2:
Y cuando Jesús nació en a Belén de Judea en los días del rey Herodes, he aquí, unos magos vinieron del oriente a Jerusalén, diciendo: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle (…)
Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que, llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y cuando vieron la estrella, se regocijaron con gran gozo. Y cuando entraron en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, e incienso y mirra.
Ni número, ni reyes…, pronto, en el período paleocristiano fueron tres por complejas razones: el número de regalos, el simbolismo del tres, una tradición de finales de la antigüedad utiliza a los Magos para representar la Trinidad, dado que a cada uno de ellos habría tenido una visión distinta de la teofanía en una persona distinta de la Trinidad…, porque representaban a las tres edades de la vida, por… Si pero ¿cómo se convirtió Baltasar en negro? Ya nada importa la técnica del mosaico bizantino, lo que hay que averiguar es por qué en este mosaico, Baltasar, el tercero con barba negra que lleva el gorro frigio y el mismo traje flower power, que tanto indignó a los compradores de reliquias a los que Baudolino, les vendió las momias persas de los Tres Reyes Magos en la Constantinopla tomada por los cruzados en 1204, se acabó convirtiendo a finales del siglo XV en el rey negro que conocemos desde la infancia.
Vamos a ver ¿qué son magos? aparte de las repuestas previsibles hay que decir que se les llamaba así a los sacerdotes de la religión zoroástrica, adoradores del fuego, y para Jacobo de Voragine, el autor de la Leyenda Aurea son sabios, no hechiceros como se sospecha por la palabra magos. ¿De dónde salieron los nombres? Pues parece que los nombres aparecen por primera vez en el Liber Pontificalis de Rávena en el siglo IX, con lo que los nombres sobre el mosaico del siglo VI serían puestos posteriormente, pero los nombres distaron durante mucho tiempo en ser totalmente fijados. También se llamaron Apelio, Amerio y Damasco, Gálgala, Malgalat y Sarathin…, y ¿reyes? Reyes los convirtió Tertuliano hacia el 160-230 d.C. Para la época del románico son reyes con manto, túnica larga y corona y uno de ellos se postra ante el Niño. Ya, ya, eso está muy bien, pero ¿cómo se convirtió Baltasar en negro?
Entonces le damos a San Google y buscamos otras adoraciones, como esta tan hermosa de Fra Angelico, algo más de medio siglo anterior, y de nuevo vemos a tres reyes, que hacen ofrecimiento de su corona más que de los regalos de oro incienso y mirra, pues una antiquísima tradición irania, transmitida por Armenia indica que al rey iranio los magos le entregaban coronas de oro, un rey al que también anunciaba una estrella y había nacido en una cueva.
Fra Angelico, Adoración de los Magos, 1423-24, Museo Abegg-Stiftung, Berna
Pero, ninguno de estos reyes es negro. Uno es un anciano de blanca melena, el que se postra es un hombre maduro de pelo castaño o canoso y el joven es un figurín de rubia y rizada cabellera…, si pero es que no estamos todavía a finales del siglo XV y sí lo estamos en una ciudad como Florencia, donde los Reyes Magos eran representados por la familia Medici tampoco aparece ningún rey negro.
A finales de la Edad Media el mundo a la vez se estaba haciendo más grande y al mismo tiempo más pequeño. La cristiandad que se creía universal y ponía en sus mapas a Jerusalén en el centro del mundo tuvo noticias de imperios inmensos que la ignoraban, y al otro lado del Mediterráneo, en África, un desierto inmenso impedía el paso para saber cuan de grande era el continente y que había más allá de los territorios donde “hic sunt leones”.
Mapamundi de Beato de Liebana, 1086. Catedral de Burgo de Osma
Sí, el mundo era mucho más grande lo que se creyó durante siglos, pero los Tres Reyes Magos habían venido a adorar al Niño de las tres partes del mundo. Melchor había venido de Europa, Gaspar de Asia, y Baltasar de África. Así el joven Baltasar se convirtió en el rey negro. Todo lo que no decía el Evangelio de San Mateo lo dijeron otros escritos y sobre todo, lo explicó el arte
Los Reyes Magos representaron las tres partes del mundo cuando el mundo estaba a punto de cambiar para siempre. Doce años después que Simon Marmion pintara la miniatura, un genovés cabezota logró su proyecto de navegando por el oeste, arribar a la India, a Catay y creyó pisar las islas de Cipango…, pero se encontró con América cortándole el paso y jamás se apeó del burro de que aquello no era la India. Y no muchos años después se navegó por un océano tan inmenso que él solo es un tercio de la Tierra y durante cincuenta años los barcos estuvieron rodeándola sin tropezarse con Australia.
Giorgione, Los tres filósofos, c. 1507-1508, Kunsthistorisches Museum. Viena
A principios del siglo XVI, los refinados y cultos comitentes de Giorgione en Venecia podían encargarle un cuadro misterioso donde los Tres Reyes aún cumplían su función de sabios, de representantes de las partes del mundo, aunque con ambigüedad, y de las tres edades de la vida. Pero el mundo había cambiado demasiado y ya no era tiempo de enmendar los escritos de Tertuliano, ni de Cesáreo de Arlés, ni de Jacobo de Voragine que indica los nombres de los Tres Reyes que estuvieron enterrados en Constantinopla, en Milán y que en su tiempo, y ahora, en la catedral de Colonia. Los Magos que en la ambigüedad del Evangelio de Mateo, si el mundo no hubiera estado dividido en regiones que nada sabían de la existencia de otras durante miles de años, hubieran podido ser cinco en lugar de tres.
Die heiligen drei Könige aus Morgenland Op. 56.6 – Los tres Reyes Magos de Oriente Richard Strauss (1864 – 1949) – Heinrich Heine (1797 – 1856)
Die heil’gen drei Kön’ge aus Morgenland, / Los tres Reyes Magos de Oriente Sie frugen in jedem Städtchen: / preguntaban esto en cada pueblecito: «Wo geht der Weg nach Bethlehem, / ¿Por dónde se va a Belén, ihr lieben Buben und Mädchen?» /queridos muchachos y muchachas?»
Die Jungen und Alten, sie wußten’s nicht, / Ni jóvenes ni viejos lo sabían, Die Könige zogen weiter; / por lo que los Reyes reanudaban su camino. Sie folgten einem goldenen Stern, / Ellos seguían una estrella dorada, Der leuchtete lieblich und heiter. / que brillaba linda y serena.
Der Stern blieb stehn über Josephs Haus, /La estrella se detuvo sobre la casa de José, Da sind sie hineingegangen; / en la que ellos entraron. Das Öchslein brüllte, das Kindlein schrie, / El buey mugía, el Niño chillaba, Die heiligen drei Könige sangen. / y los tres Reyes Magos cantaban.