Can vei la lauzeta mover

Paul, Hermann y Hanequin de Limbourg. Mes de Agosto. Muy Ricas Horas del Duque de Berry. Museo Condé. Chantilly

Kalendae Augustae: Festum Spei et Martis

Agosto, agosto, dulzura del verano, qué lejos parecemos estar de la caída de las hojas, de la mengua de la luz, de los fríos del invierno. Es cierto que entre Leo y Virgo faltan los datos astronómicos, ya no llegaron aquí los calígrafos, pasó el aciago 1416, el manuscrito inacabado comenzó su odisea, pero Leo y Virgo brillan en el cielo del verano.

Al fondo, ocre, siena, tostado, amarillo de los trigales, está el castillo de Étampes, del que aún hoy día quedan restos. Étampes, nombrada por Felipe Augusto una de las doce buenas ciudades de Francia, posesión amada por Jean de Berry, tomada en 1411 por los borgoñones. Es nostalgia de la ciudad, del castillo perdido lo que pintan Pol, Hannequin y Hermann. Sólo muchos años más tarde, en 1478, cuando Jean de Berry yacía en Bourges junto a su oso de piedra, la ciudad volvería a ser del rey de Francia.

Azul ultramar en la línea del cielo que dibuja el castillo, verde jugoso en las copas de los árboles.  Se distinguen las torres, la capilla con sus contrafuertes, los edificios cubiertos de tejas, la alta torre del homenaje, la torre de Guinette cuadrangular rodeada de torres en ángulo que existe hoy día. Amaba este lugar, perdido cuando lo pintaron los hermanos, el Duque de Berry.

Los campesinos en este agosto caluroso para tan alta latitud, engavillan el trigo en un campo en pendiente que acaba de ser segado. Hace tanto calor que no bastan los sombreros de paja, el río Juine ofrece un inmediato frescor. Una campesina se apresta a desnudarse en la orilla. Como ranas, deformados por la refracción del agua, dos más se refrescan. Tarde de verano con el sol radiante, el trabajo está casi hecho, no hay tributos que pagar, la vida se encuentra en cada rincón, el invierno, la desesperanza y el hambre están muy lejos.

Por el camino, ante el prado, dos perros, tres caballos, cinco personajes montados. Un caballero ricamente ataviado con capa roja y azul ultramar, dos colores imposibles unir en tintes en esa época, con caperuza blanca, porque los nobles no están exentos del poder del sol, conduce a dos parejas, caballero y dama, que llevan como él, el halcón al puño. Caza ligera, sin peligro, en la que podían participar las damas. Ambas tocadas de blanco, una vestida de rosa, la otra con vestido marrón con volante blanco. El caballero de ésta, con sombrero de paja que le acerca a los campesinos, lanza el halcón.

De nuevo, aunque estemos en el campo, aunque veamos a los campesinos trabajar, estamos ante una escena cortesana. Si, los campesinos siegan y gavillan, nadan en un descanso en la tarde calurosa, el caballero se cubre con un sombrero de paja y el halconero, también con sombrero de paja, con dos halcones en el antebrazo, con la túnica ligera y las piernas semidesnudas conduce la comitiva. Algo en esta escena nos dice que no estamos en el tiempo jubiloso de abril y mayo. Estamos lejos. Lejos de Étampes, en manos del Duque de Borgoña, lejos del sobrino nieto querido, Charles de Orléans, prisionero en Inglaterra.  Lejos de la juventud, aunque la guerra estaba ahí presente e intermitente, la juventud que podía afrontarlo todo porque para todo había tiempo. Ahora, en agosto, cuando la luz de verano aún se prolonga en la tarde, cuando todavía canta la alondra, es tiempo de hacer balance y afrontar lo que queda de la vida, como en una cacería de halcones en la que no se quiere ser la presa.

Bernart de Ventadorn (…1147 – 1170…)
Can vei la lauzeta mover

I.

Can vei la lauzeta mover / Cuando veo la alondra que mueve
de joi sas alas contral rai, / de alegría sus alas contra el rayo de sol
que s’oblid’ e.s laissa chazer / y que se olvida y se deja caer
per la doussor c’al cor li vai, / por la dulzura que le entra en el corazón,
ai! tan grans enveya m’en ve / ¡ay! entonces siento tal envidia
de cui qu’eu veya jauzion, / por cualquiera que vea alegre,
meravilhas ai, car desse / que me admira como al instante
lo cor de dezirer no.m fon. / el corazón no se me funde de deseo.

II.

Ai, las! Tan cuidava saber / ¡Ay desdichado! ¡Creía saber tanto
d’amor, e tan petit en sai, / del amor y sé tan poco!
car eu d’amar no.m posc tener / pues no puedo abstenerme de amar
celeis don ja pro non aurai. / a aquella de la que no tendré beneficios.
Tout m’a mo cor, e tout m’a me, / Me ha quitado el corazón y a mí
e se mezeis e tot lo mon; / y a sí misma y a todo el mundo;
e can se.m tolc, no.m laisset re / cuando se me fue, no me dejó nada,
mas dezirer e cor volon. / sino deseo y un corazón anhelante.

III.

Anc non agui de me poder / ya no tuve dominio sobre mí
ni no fui meus de l’or’ en sai / ni fui mío desde el momento
que.m laisset en sos olhs vezer / que me dejó mirar en sus ojos,
en un miralh que mout me plai. / en un espejo que me agrada mucho.
Miralhs, pus me mirei en te, / Espejo, desde que me miré en ti,
m’an mort li sospir de preon, / me han matado los profundos suspiros,
c’aissi.m perdei com perdet se / de modo que me perdí igual que se perdió
lo bels Narcisus en la fon. / el hermoso Narciso en la fuente.

IV.

De las domnas me dezesper; / De las damas me desespero
ja mais en lor no.m fiarai; /nunca más confiaré en ellas;
c’aissi com las solh chaptener, / así como las solía defender,
enaissi las deschaptenrai. / así las atacaré;
pois vei c’una pro no m’en te / pues veo que ni una sola me ayuda
vas leis que.m destrui e.m cofon, / para con aquella que me destruye y confunde
totas las dopt’ e las mescre, /dudo de todas, en ninguna creo,
car be sai c’atretals se son. / porque sé que son todas iguales.

V.

D’aisso’s fa be femna parer / En eso parece mujer
ma domna, per qu’e.lh o retrai, / mi señora, y se lo reprocho,
car no vol so c’om voler, / pues no quiere lo que se debe querer
e so c’om li deveda, fai. / y hace lo que se le prohíbe.
Chazutz sui en mala merce, / He caído en desgracia
et ai be faih co.l fols en pon; / y hago como el loco en el puente;
e no sai per que m’esdeve / no sé por qué me ocurre,
mas car trop puyei contra mon. / sino porque subí demasiado alto.

VI.

Merces es perduda, per ver, / En verdad, se ha perdido la compasión
– et eu non o saubi anc mai -, / – y no lo supe nunca -,
car cilh qui plus en degr’aver, / pues aquella que debía ser compasiva,
no.n a ges, et on la querrai? / no lo es; ¿dónde la buscaré?
A! Can mal sembla, qui la ve, / ¡Ay! Qué mal parece, a quien lo ve,
qued aquest chaitiu deziron / que, a este desgraciado deseoso,
que ja ses leis non aura be, / que sin ella no tendrá ningún bien,
laisse morrir, que no l.aon. / que lo deje morir, sin ayudarle.

VII.

Pus ab midons no.m pot valer / Ya que con mi señora no me valen
precs ni merces ni.l dreihz qu’eu ai, / ruegos ni compasión, ni mi propio derecho,
ni a leis no ven a plazer / y a ella no le agrada
qu’eu l’am, ja mais no.lh o dirai. / que la ame, nunca se lo volveré a decir.
Aissi.m part de leis e.m recre; / así me alejo de ella y me aparto;
mort m’a, e per mort li respon, / Me ha muerto, y como muerto respondo,
e vau m’en, pus ilh no.m rete, / me voy – ya que no me retiene
chaitius, en issilh, no sai on. / desdichado, al exilio, no sé a dónde.

VIII.

Tristans, ges no.n auretz de me, / Tristán, no tendréis nada de mí,
qu’eu m’en vau, chaitius, no sai on. / pues me voy, desdichado, no sé a dónde.
De chantar me gic e.m recre, / Abandono y dejo de cantar,
e de joi e d’amor m’escon. / y me escondo ante  la alegría y el amor.

Traducción procedente de: Poesía de Trovadores, Trouvères, Minnesinger. (De principios del siglo XII a fines del siglo XIII). Alianza Editorial, 1981.

10 pensamientos en “Can vei la lauzeta mover

  1. ¿Bernart de Ventadorn? ¿Siglo XII? ¿Un competidor de Jaufre Rudell y Marcabru? No lo conocía. Me encantó escuchar «Can vei la lauzeta mover». Muchas gracias 🙂
    Saludos,
    Guilhem

    • Bienvenido Guilhem, de nuevo, tiempo ha que no pasabas a comentar.
      Bernart de Ventadorn está considerado, por los especialistas del género, como el más grande de los trovadores. Y está es su canción-poema más famoso. La verdad, a mí me gusta tanto como Jaufre Rudel, Rimbaut de Vaqueiras, la Condesa de Dia o Azalais de Porcaraigues. Creo que de los trovadores me gusta casi todo, hasta de los tunantes (en su poesía) como Marcabrú :).
      La grabación de esta canción, tengo más versiones, está sacada de un CD que se titula TROBAR. Chansons d’amour, de la Vierge à la Dame Alterna temas del manuscrito de Sant Martial de Limoges con poemas de Bernart de Ventadorn.

  2. Febo transita por Leo hacia Virgo. En este camino continúa con su costumbre de visitar reyes. Ya lo hizo en Tauro con Aldebarán y en Escorpio con Antares, aunque en esta ocasión se tratará de un rey más pequeño, Regulus. Febo no lo sabe, pero todos los años parte de Leo, allá por las idus de noviembre, una lluvia de estrellas que a veces asombra a todos. Son las leónidas.Tampoco podrá ver este mes de agosto, porque no discurre por los dominios de Perseo, otra lluvia que año tras año adorna el cielo de la noche.

    Aunque hoy lo hace justo con el equinoccio de otoño, en la época en que esos campesinos recogían lo segado, Febo entraba en Virgo en este mes de agosto. Allí comprobará que la siega también se realiza en el cielo, pues podrá observar a Spica, la Espiga, otra brillante estrella veraniega, y pasará junto a un campo sembrado de galaxias, una de las regiones celestes más asombrosas para quien pueda observarla: el cúmulo de Virgo

    • Sorprende como el cielo estaba ya ocupado cuando comenzó el cristianismo, aunque he leído que a las constelaciones se le intentaron dar nombres de santos. Solo quedó cristianizada la Via Láctea que todavía hoy es el Camino de Santiago como nombre secundario según que zonas. Ese fue el primer nombre que le conocí cuando me la enseñaron de niña.
      En el calendario de los hermanos Limbourg, las constelaciones tienen los nombres clásicos. Los cambios, supongo que tienen que ver, porque de esto soy lega, con el movimiento de precesión de la Tierra.
      Este sí es uno de los responsables del cambio climático natural. Étampes está 48º 26′ N y 2º 09′ E. Una latitud demasiado alta para que el verano fuera tan caluroso a principios del siglo XV. Pero quizá ese verano que pintaron los Hermanos Limbourg fue especialmente cálido. Es lo que me sorprende de la miniatura. Entre los siglos XIV y XVII, incluidos los dos, se dio la llamada Pequeña edad glacial, con una subida de temperatura en el siglo XVI y enfriamiento de nuevo en el XVII. El tiempo máximo de la siega del trigo sería en agosto. Para el equinoccio de otoño, en esa latitud y con los fríos de la Pequeña edad glacial habría que empezar ya a preparar la tierra para el trigo de invierno.

      • Todas las civilizaciones han tenido sus propias constelaciones, por lo que el cielo llevaba ocupado de antiguo. El mapa actual proviene básicamente de la astronomía griega que, a su vez, bebe de Mesopotamia. Sobre el intento de cristianizar las constelaciones, creo que el más serio fue en el s. XVII, y el motivo no podía ser otro que la incomodidad de tener figuras paganas en el cielo. Aquí tienes dos mapas celestes de la época, de Andreas Cellarius correspondientes al hemisferio norte y al hemisferio sur. a
        Aunque es fácil presumirlo, ahí puedes comprobar los santos que se reservan las doce constelaciones zodiacales .
        Y otra vez tienes razón: la tierra gira sobre su propio eje como una peonza, dando un giro completo cada 25.000 años aproximadamente. Este movimiento, la precesión, entre otras cosas hace que varíe la posición relativa del sol en relación con el fondo estelar, más concretamente con las constelaciones sobre las que se proyecta, que son las del zodiaco. Por eso en la época de lo hermanos Limbourg el sol andaba con un mes de adelanto.

        • Mi viejo amigo Orión, al que se le puede ver en Hemisferio Sur cerca del horizonte, yo lo he visto sobre todo en el Desierto de Atacama con un cielo nocturno de increíble transparencia, así como he visto brillar la Cruz del Sur, convertido en San José.
          El siglo XVII fue ya una época demasiado tardía desde la antigüedad para desocupar de las constelaciones a todos los personajes de la mitología clásica o sus metamorfosis.

          • Orión es el más fiel, no me extraña que sea tu amigo. Es el único que representa lo que dice representar: un guerrero con su escudo, su arma y un cinturón. Además te sirve de guía: si proyectas la línea que forman las tres estrellas de su cinturón hacia la izquierda, a unas seis o siete distancias te tropiezas con Sirio, la estrella más brillante del cielo, perteneciente a Canis Maior. Continúa girando casi 90 grados hacia arriba y verás a Proción, otra estrella muy brillante, de Canis Minor. Estas dos estrellas y la más brillante de Orión, Betelgeuse, forman el triángulo de invierno.

          • Por cierto, qué suerte poder ver el cielo desde donde lo viste. Es donde mejores condiciones de dan para obervarlo. Te envidio mucho mucho, todavía más 😉 😀 😀

  3. Estoy preparando una entrada sobre trovadores en mi blog de historia de la música, así que me guardo esta interesante entrada en favoritos para sacar información, si no te importa. 🙂 No sabía que Bernart de Ventadorn era considerado el trovador más importante…

    Si alguien tiene curiosidad, mi blog está en esta dirección:

    http://uhdlmc.blogspot.com.es/

    • Bienvenido Jaime, y muchas gracias por comentar. Iré respondiendo poco a poco a los comentarios que has hecho en distintas entradas.

      Este comentario había ido a parar a spam. Es algo que hace WordPress cuando se encuentra con un comentarista desconocido, y a veces conocido, que pone un enlace.

      Enlazaré tu blog de música que acabo de ver ahora. Tengo un problema con Blogger: me es muy dificultoso comentar, no puedo hacerlo hacerlo con la cuenta de WordPress ni desde algunos navegadores, pero espero que tenga una larga vida.

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