
Paul, Hermann y Hanequin de Limbourg. Mes de Octubre. Muy Ricas Horas del Duque de Berry. Museo Condé. Chantilly
Otra miniatura completa del calendario, toda ella es obra de los hermanos Limbourg que representaron de nuevo, una escena campesina.
Entre Libra y Scorpio situados en el quinto orbe celestial se desarrolla octubre, el mes de San Martín y de la siembra del grano. Grano de trigo en los campos que estuvieron en barbecho y cebada en los que dieron su cosecha para el pan que se ha comido ese año y se comerá hasta la siguiente siega.
Un campo en primer plano, dos personajes: un campesino vestido con una túnica azul siembra el grano que lleva en una bolsa de tela blanca. La túnica es azul ultramar, color real, pero sus calzas pardas están rotas. A la izquierda, otro campesino a caballo conduce un rastrillo sobre el que se ha colocado una gran piedra para que aquél penetre bien en la tierra. Más lejos en el centro otro personaje que no es tal, es un espantapájaros que representa a un arquero. El campo que defiende, ya sembrado tiene unas varas clavadas en la tierra con algunas cuerdas atadas que sirven para impedir que los pájaros, los cuervos y las urracas, devoren el grano recién sembrado. En esta miniatura como en el mes de marzo, tenemos la sombra, la sombra del espantapájaros, la del caballo y su jinete, la del triste campesino que siembra a voleo, no solo su sombra, sino sus pisadas, en esta miniatura volvemos a tener el tiempo.
Y el castillo como en otras ocho miniaturas. Nueve de los meses del año tienen castillos. Castillos que existieron, que pertenecieron al infatigable constructor de castillos que fue Jean de Berry, o que pertenecieron a miembros de su familia, como el de Saumur del mes de septiembre o como este en el que debió vivir muchas horas de su vida.
Desde el castillo de Nesle, en la orilla izquierda del Sena, residencia del Duque en París, se divisa el Louvre. Porque este es el castillo representado, la imponente masa del Louvre de Carlos V, que su hermano el duque de Berry tenía ante sus ojos desde el Hôtel de Nesle. En el centro se yergue la gran torre construida por Felipe Augusto. Esta torre era el símbolo del poderío real, donde se custodiaba el tesoro. Podemos ver las tres torres de ángulo: a la derecha la Torre de la Taillerie, la Torre de la Grande Chapelle en el centro, oculta, la Torre de la Halconería donde Carlos V tenía su biblioteca. Carlos V, hermano mayor del Duque de Berry fue el creador de la primera biblioteca real, el germen de la Biblioteca Nacional de Francia.
De nuevo, con maniática fidelidad, los hermanos Limbourg ha representado un castillo desaparecido hace siglos, y esa exactitud de detalles ha permitido reconstruirlo. Una muralla protege el recinto, a la izquierda por una pequeña puerta salen unos diminutos personajes que por unas escaleras pueden embarcar en unas pequeñas barcas. Ese río, todavía sin represas es el Sena. ¿Sería así el paisaje que vería Jean de Berry desde el Hôtel de Nesle? ¿Campos de labor entre el Louvre y su castillo? Privilegio de los artistas es alterar la realidad. Quizá ese campo, esa escena, corresponda a otra parte y como tantos otros pintores que pintaron paisajes después de ellos, los hermanos Limbourg hayan unido dos realidades distintas.
A Jean de Berry, gran señor feudal le gustaría esa visión, ver el castillo de su infancia desde su residencia de Paris, donde como en otros castillos atesoraba sus colecciones de arte, donde se recluía para disfrutar de ellas, y donde a veces, no tenía más remedio que recluirse para salvar la vida o salir huyendo, dada la guerra civil que asolaba Francia, además de la guerra contra los ingleses. Jefe de la facción Armagnac, odiada por el pueblo de París, enfrentada a los borgoñones partidarios de los ingleses, en 1411 su residencia de París fue saqueada. Al año siguiente fue sitiado en Bourges por su sobrino el Duque de Borgoña. Un tiempo terrible, de guerra y de crisis necesita un arte amable, para poder evadirse de una realidad cruel. El gótico internacional que prácticamente está acabado en Italia que da paso al Renacimiento y en pocos años será barrido en Flandes, apoyado por esos Duques de Borgoña que quieren dejar de rendir homenaje a sus parientes los reyes de Francia, por los Van Eyck, Roger van der Weyden y Hans Memling, tiene en estas miniaturas cortesanas de los hermanos Limbourg su último y más grande esplendor.
Sí, es hermoso representar el poder real en un hermoso castillo de agujas doradas con las flores de lis. El mundo está bien hecho y los campesinos tienen su lugar en ese mundo de los tres órdenes haciendo los trabajos que alimentarán a todos. El cielo tiene la claridad del cielo de Île de France…, pero esta vez los hermanos Limbourg no han podido evitarlo, sí será una escena real, pero es inquietante como al pie del Louvre los cuervos y las urracas devoran el grano y el campesino sembrador tiene un rostro que expresa desesperanza. Bien sabría darse cuenta el Duque de Berry que tras la triste mirada del campesino que siembra podría haber algo más grave, más peligroso, que la réplica sensata y zumbona de una pastora a un caballero presuntuoso.
Marcabrú (…1130 – 1149…) – L’autrier jost’una sebissa
I L’autrier jost’una sebissa II III IV V VI VII VIII IX X XI XII XIII XIV |
I El otro día, cerca de un seto, II III IV V VI VII VIII IX X XI XII XIII XIV |
Traducción procedente de: Poesía de Trovadores, Trouvères, Minnesinger. (De principios del siglo XII a fines del siglo XIII). Alianza Editorial, 1981.
La música es la versión golfísima del Clemencic Consort.
Los oficiales del Santo Oficio de Youtube, como está pasando habitualmente, han cerrado el canal en el que estaba la canción de Marcabrú. En cuanto pueda la pondré de nuevo, la misma, desde un CD mío, pagado hace muchos años.
No conocía esta canción (ni desde luego la miniatura). Desde luego, tan golfísima la canción como la interpretación. Me ha gustado mucho.