La familia del carpintero

Hace unos años, este blog balbuceaba en sus inicios, me encontraba una fría mañana de marzo en la iglesia-museo del Salvador en Cora, en Estambul. Mirando los mosaicos del nártex a una de mis acompañantes le llamó la atención una cosa: en la escena de la Natividad (perdón por la mala calidad de la foto) María estaba acostada, con el niño al lado, y en una representación palinsquemática, dos parteras lavaban al niño. José a los pies de María, duerme. Pregunté que cual era el problema, pues resulta que nunca había visto en esa escena a la Virgen María acostada, descansando como toda mujer que haya pasado por el trance de un parto. La escena que conocemos en occidente, la que hemos montado en el belén desde niños es diferente: María está arrodillada y adora al niño recién nacido, José está al otro lado. Fue a finales del siglo XIV cuando la iconografía de la Natividad cambió completamente, porque en los años en que se realizaban los mosaicos del Salvador en Cora, en Suecia era una niña la que sería después Santa Brígida, que con sus visiones modificó lo que había sido una escena milenaria.

Hay tantas escenas de la Natividad y escenas posteriores como las Huidas a Egipto, pintadas, en mosaico, esculpidas, con tantas variantes que explicar aunque sólo fueran unas pocas harían farragosa la entrada. Los evangelios canónicos son parcos en describirla y la mayoría de las escenas que conocemos por el arte tienen como fuentes varios evangelios apócrifos, pero algunas aportaciones son muy posteriores, de finales de la Edad Media o incluso del Renacimiento o el Barroco, pero voy a centrarme en el mundo bajomedieval y en el barroco y en un personaje normalmente relegado o al que se la dejado un papel muy secundario en ella.

Giotto, Natividad, Capilla Scrovegni, terminada c.1306, Padua

Giotto, Natividad, Capilla Scrovegni, terminada c.1306, Padua

He recordado el mosaico bizantino porque en poco tiempo he visto, o vuelto a ver en un caso, dos obras que modifican las ideas y visiones preconcebidas con una escena mirada, pero no siempre vista, cientos, si no miles de veces. La Capilla Scrovegni de Padua es un espacio lleno de magia de la que carece, por ejemplo, la famosísima Capilla Sixtina del Vaticano. Contribuye a ello estar en una ciudad de provincias, bastante lejos de circuito turístico habitual, el ser más pequeña, el que esté conservada en un ambiente para proteger los frescos de Giotto, que no permita más que un número determinado de visitantes cada quince minutos, y antes de esos quince minutos, estés en una sala previa que mientras miras un documental te vas desinfectado. No se permiten fotos, aunque siento que no vendan las imágenes en soporte digital para poder después trabajar con ellas. Es un espacio tan famoso y reproducido que sería estúpido perder esos minutos de contemplación tranquila teniendo el ojo en el objetivo.

Los mosaicos de la iglesia del Salvador en Cora y los frescos de Giotto en la Capilla Scrovegni son contemporáneos. Y las escenas tienen parecido pues en ambas tenemos el paisaje rocoso a María acostada y a José durmiendo sentado en el suelo. Pero si comenté una vez que el fresco de la Anástasis, el anónimo pintor bizantino ganaba a Giotto, aquí Giotto ha pintado una escena humanísima que nace de la observación de la realidad y no de la costumbre pictórica. El gesto de María recibiendo al neonato que le tiende la partera, abrigada con su manto por ese nacimiento casi a la intemperie, José adormilado tras unas duras horas, ovejas y carneros recogidos, los pastores de espaldas al espectador que observan el prodigio, e incluso la mirada del asno y del buey en escorzo, pues su pesebre va a ser la cuna del recién nacido. Lo que ha ocurrido es una nacimiento humano, si hay prodigio esa parte la ponen los ángeles. María ha dado a luz como cualquier mujer y está fatigada, ha necesitado ayuda, tiene frío y se abriga, el niño está fajado para evitar accidentes como era costumbre en la época. Pero hay algo que observar en la escena: José es del mismo tamaño que María y lleva nimbo de santidad, que no siempre lo lleva.

José, el esposo de la Virgen María y padre putativo de Jesús es un personaje que ha sido tratado por la iconografía cristiana de diversas maneras, pero durante siglos en un papel muy secundario.  Y en poco más de un siglo la iconografía de la Natividad va a cambiar radicalmente. Las visiones de Santa Brígida de Suecia, que es canonizada a finales del siglo XIV se publican y leen. El nacimiento ya no será de un niño humano que puede haber causado dolor a su madre en el nacimiento, sino de un ser divino de luz que ha pasado por el cuerpo de María sin dolor y recibe la primera adoración de su propia madre. Las parteras desaparecerán de la escena y a veces solo habrá dos personajes: María y el Niño, José desaparece.

Pero en el siglo XV el movimiento de la “devotio moderna” incide en la revalorización de experiencia individual, los gestos sencillos y la dignidad de los humildes. Esta corriente de pensamiento fue especialmente poderosa en Flandes, que entre finales del siglo XIV y durante el siglo XV es una zona central, junto con Italia que ya comienza el Renacimiento, en la producción de arte en Europa. La devotio moderna es contemporánea de las obras de los mal llamados primitivos flamencos y de los grandes miniaturistas que realizarán los más ricos códices miniados. Jean Gerson, canciller de la Universidad de París desde 1395, canónigo en Brujas, asistente al Concilio de Constanza por el que no podrá regresar a Francia, coincide con los seguidores de la devotio moderna en privilegiar el camino hacia Dios de la gente sencilla y reconocer la dignidad de las acciones más humildes. Este teólogo que no desprecia ni el mundo ni el arte, es uno de los primeros que promueve el culto a José, intentando que el Concilio de Constanza acepte que José sea elevado a un rango superior al de los apóstoles, inmediatamente después de María. José es el ejemplo del hombre que cuida del prójimo. Protege a María y a Jesús, es el padre que cuida y educa a su hijo, trabaja, lo alimenta, lo llevó a Egipto para salvarle la vida y lo trajo de vuelta, lo llevó al templo y le enseñó un oficio, le dispensó todos los cuidados que un padre bueno puede y debe ofrecer a su hijo. José es para Gerson un modelo de comportamiento para sus contemporáneos, algo que no se puede decir de muchos santos alejados de la vida cotidiana. Su intento de elevar a José fracasa, pero el camino hacia el cambio de la iconografía queda abierto.

Huida a Egipto. Maestro del Libro de oraciones de Dresde Fol.114v, c.1485 J. Paul Getty Museum

Huida a Egipto. Maestro del Libro de oraciones de Dresde Fol.114v, c.1485 J. Paul Getty Museum

En el final del gótico y en la primavera del renacimiento nórdico en que no hay una línea clara que separe a unas obras y unos artistas de otros, José aparecerá como un personaje ya no secundario en las escenas de la natividad y tendrá un papel importante en la escena de la huida a Egipto. Esta escena está en casi todos los libros de horas y también en tablas pintadas, pero hay una en que las intenciones de Jean Gerson parecen haber sido reflejadas claramente por el miniaturista. El anónimo Maestro del Libro de Oraciones de Dresde ha pintado la escena de la Huida a Egipto como una escena cotidiana con los personajes vestidos a la moda contemporánea de finales del siglo XV, solo el sutilísimo nimbo de María nos indica que no es una mujer como las otras. Hoy nos parece estar tan lejos del siglo XV como del año 1, pero hay que pensar que los contemporáneos que vieran esa escena en el libro, muy pocos, como los más que veían las escenas de la vida de Cristo o de los santos pintadas en tabla veían a los personajes vestidos como ellos y en interiores y paisajes conocidos ¿Nos podemos imaginar la escena de la Natividad u otras en nuestro ambiente contemporáneo? Pues eso es lo que ocurría en la zona artística flamenco-borgoñona del siglo XV, y ese acercar al mundo cotidiano las escenas sagradas es una de las características de la devotio moderna. Volviendo a la escena vemos que es algo diferente a lo habitual. El asno está cargado con un fardo atado, María camina a pie a un lado, el sutil nimbo y el azul ultramar de la falda interior la identifican, al otro lado del animal un José anciano lleva en sus brazos, abrigando con su manto también azul, al bebé fajado.

Durante el Renacimiento, ya fuera el nórdico flamenco, ya el italiano, la Natividad dejó de representarse como lo hizo Giotto y el artista del San Salvador en Cora pues se impuso la Natividad de las visiones de Santa Brígida, un nacimiento divino y no humano. Pero sin embargo, lo que fue cambiando fue el papel de José e incluso su edad, progresivamente dejó de ser un anciano y fue rejuveneciendo. Los vientos de la Reforma se llevaron muchas imágenes y el Concilio de Trento dio directrices de cómo se tenían que representar los personajes sagrados y los santos, pero José siguió estando en las discusiones de los teólogos. El mundo tardomedieval y el de los siglos XVI y XVII tenía los pies en la tierra y la tierra no era un lugar siempre agradable. Se preguntaron cómo un hombre anciano en una época en que no era frecuente que muchos alcanzaran esas edades avanzadas, pudo llevar a cabo la tarea de defender a María y Jesús en las situaciones de peligro, huir a Egipto, encontrar medio de subsistencia allí, regresar, educar a Jesús. Un hombre anciano en el caso de que pudiera hacer todo eso moriría pronto y entonces eso significaría el desamparo para su familia. José tenía que ser un hombre joven.

Lo que Jean Gerson no consiguió en el siglo XV lo acabó consiguiendo Teresa de Jesús más de un siglo después. El primer convento que fundó en Ávila al iniciar la reforma del Carmelo lo puso bajo la advocación de San José, así como otros que fundó y a la Trinidad divina se unió la Trinidad humana formada por Jesús, María y José. La revolución que significó para la pintura religiosa las obras de Caravaggio, usando modelos vulgares, desapareciendo los nimbos, vistiendo de nuevo con los ropajes contemporáneos fue continuada por otros artistas. Poco más de un mes de encontrarme con los frescos de Giotto en la Capilla Scrovegni volví a ver y a mirar otro cuadro, en una sala que ese viernes de diciembre estaba vacía en el Museo del Prado. Hacía mucho que no lo veía directamente. He pasado de largo en mis últimas visitas por las salas de pintura religiosa española del siglo XVII. ¿Dónde ocurre esta escena de personajes vestidos como el pueblo del siglo XVII, con un niño que tendrá unos dos años? ¿En Egipto? O más bien ocurre en la Sevilla de mediados del siglo XVII, después de la gran epidemia de peste. Desde la devotio moderna a Carlos Borromeo se dice que la redención está ocurriendo a cada instante. Esa mujer al fondo con sus humildes ropas oscuras, sentada casi en el suelo o en una silla baja como las andaluzas de la época, con el cesto de costura a su lado, interrumpe su trabajo de hilado, monótono y milenario trabajo femenino. Es María pero podría ser una sevillana de 1650. No está en el centro, no lleva manto azul ni nimbo dorado, se vuelve y sonríe levemente. Quien está en el centro es el padre, el carpintero que ha dejado un momento su trabajo y juega con el niño y los animales.

Bartolomé Esteban Murillo, Sagrada Familia, 1645-1650, Museo del Prado

Bartolomé Esteban Murillo, Sagrada Familia, 1645-1650, Museo del Prado

Lullay I Saw A Swete Semly Syght
Anónimo, Inglaterra, siglo XV

Lullay, lullow, lully lullay,
Bewy, bewy, lully, bewy,
Lully, lullow, lully, lullay.
Baw, baw, my bairne,
Slepe softly now.
I saw a swete and semly syght,
A blisful bird,
A blossom bright,
That murning made and mirth among.
A Maiden moder mek and myld,
In cradle kep,
A knave child,
That softly slept, she sat and sange.
Lullay, lullow, lully lullay.
Bewy, bewy, Lully, bewy.
Lully, lullow, lully, lullay.
Baw, baw, my bairne,
Slepe softly now.

Como entre mis habilidades no está el inglés tardomedieval el villancico-canción de cuna dice algo así:

He visto una dulce y bella visión, una virgen bienaventurada, una flor radiante, que lloraba y reía a la vez. Una virgen madre, dulce y tierna, velaba y cantaba junto a la cuna a su niñito, apaciblemente dormido.

Ante diem octavum Kalendas Ianuarias: Natalis Solis invicti – Navidad

Post-scriptum. Esta entrada tendría que haberse publicado esta noche pasada. Problemas técnicos con el nuevo escritorio de WordPress y luego los compromisos de un día como este la han retrasado, pero aún es día de Navidad.

Para todos: Feliz Navidad, Bon Nadal, Fröhliche Weihnachten, Joyeux Noël, Merry Christmas, Buon Natale, Hyvää Joulua.

36 pensamientos en “La familia del carpintero

  1. Hola Hesperetusa,
    nunca me había parado a pensar en ello. Si nombramos a los evangelios apócrifos (en los que numerosos pasajes de la vida de Cristo pertenecen en realidad a ellos) en cuanto el nacimiento de Jesús podemos encontrar hechos sorprendentes. Por ejemplo en el Protoevangelio de Santiago nos dice que cuando llega el momento del parto, María y José entran en la cueva deteniéndose el curso del tiempo (las aves quedan suspendidas en el cielo, los animales,los pastores se quedan inmóviles…) José sale en busca de una partera israelita y cuando regresa con María el nacimiento ya se produjo. La partera cree en lo que ve pero no así una amiga suya conocida como Salomé. Esta exige una comprobación física de la virginidad de María y al tocarla con su propia mano queda carbonizada por su incredulidad. Tras arrepentise se cura tomando a Jesús entre sus brazos. Otra curiosidad al respecto de la Natividad y estos evangelios no canónicos la encontramos en que es en ellos donde se mencionan a los Magos de Oriente como reyes y por sus nombres: Melchor, Gaspar y Baltasar.
    Magnífica entrada aderezada con maestría con esa canción-cuna. Un placer leerte siempre, amiga.
    ¡Feliz Navidad!

    • Hola Francisco Javier, precisamente en una de las muchas miniaturas que he consultado, en el Libro de Horas de Carlos de Angulema, en el folio 46 está una de las escenas que describes, José está llegando con la partera pero el nacimiento ya se ha producido, y María está en actitud de adoración. En cuanto al caso de la partera Salomé, la que se le quema la mano, la escena está en la Natividad pintada por Robert Campin del Museo de Bellas Artes de Dijon. La verdad es que hay muchas variantes, pero mi escrito lo abria Giotto a principio del siglo XIV y lo cerraba Murillo a mediados del siglo XVII, dos siglos que recibieron más que otros su cuota de desgracias. En cuanto a los Reyes Magos les dediqué una entrada a principios de este año que está por terminar ya.
      Gracias y Feliz Navidad.

  2. Nunca me había parado a pensar en esa María recién parida, ni en la posible asistencia de matronas… Me parece que Santa Brígida de Suecia ha influido -sin saberlo. demasiado en mí. Y también valoro a Murillo de otra manera… Gracias Hesperetusa, por tan bonito regalo de Navidad. Gracias que hago extensivas a nuestro amigo Francisco (y de nuevo a ti por la ilustración): la partera Salomé con la mano quemada… ¡Uff!
    Una entrada estimulante, sin duda.
    ¡Feliz Año Nuevo!

    • 😀 😀 😀
      Santa Brígida de Suecia ha influido en todos nosotros, no hay más que leer la reacción de mi acompañante en la iglesia de Estambul, y no pudo ver como cambió completamente toda la iconografia de la Natividad a partir de entonces. En las miniaturas que consulté alguna intentaba todavía unir los dos tipos de nacimiento: el humano con la madre acostada pero que ya hace adoración del niño. Al final se impuso esa visión y es la que tenemos desde el Renacimiento y a finales del siglo XVI y en el Barroco hay una variante: María retira la ropa que cubre al niño que está en «un cesto de heno» como dice Emile Mâle, y éste irradia luz.
      Pero la Edad Media era más realista, un nacimiento deja a la madre cansada y ésta ha necesitado ayuda.
      En cuanto al cuadro de Murillo podría ser una escena de género doméstica, pero…, el famoso realismo del barroco nunca es lo parece.
      Feliz Año Nuevo, amigo.

  3. No sabes cuanto me gustaría poder ver esas maravillas estando a tu lado y me dieras todas esas explicaciones!!!! Te admiro. Tampoco se me ocurrió pensar que la virgen María debía estar acostada despues del parto y por supuesto no había visto ninguna foto… Eres estupenda.
    Mi deseo de felicidad para ti, no tan sólo en estos días… SIEMPRE. Un abrazo,

    • Muchas gracias Rosa. Como dice Francisco Doña, Santa Brígida ha influido mucho sin saberlo ella 😀
      Iba a ir uno de estos días de vacaciones a Barcelona porque tengo que ver, y fotografiar si me dejan, unas obras en el MNAC. Pero los días de fiesta caen medio de la semana y estoy tan desbordada de tiempo para diversos asuntos, que dejo el viaje para febrero al menos. Te aviso para entonces si quieres que nos conozcamos personalmente.

  4. Un poco de pintura de motivo religioso en horas navideñas es sin duda un gran acierto. Me ha encantado la entrada y, en particular, la mención a ese cuadro de la Sagrada Familia de Murillo.

    • Muchas grasias Eleazar, feliz Navidad.
      La mitología u otros temas pueden tener su lugar en otro tiempo del año, ahora creo que era el momento justo para éste. Y creo que este cuadro de Murillo, en su sala del Museo del Prado, merece una mirada atenta porque es extraordinario.

  5. Qué regalo tan maravilloso nos haces, al presentar el fresco de Giotto ¡Cuánta candidez y magia!.
    La virgen acostada… lo nunca visto y me gusta.
    En cuanto a la Sagrada Familia de Murillo, me parece una escena tan cotidiana y sencilla que parece irreal.
    Me anima a una contemplación serena.
    ¡Gracias, también por la exquisita canción que has seleccionado!
    Feliz Navidad
    Un fuerte abrazo

    • La visón de Santa Brígida ha hecho que se olvide que las represetanación de la Natividad hasta finales del siglo XIV fue con María acostada, así hay unas cuantas representaciones románicas que se han conservado, y también en los siglos inicales del gótico. El fresco de Giotto como toda la Capilla de los Scrovegni es una maravilla.
      Gracias por el comentario Julia, es una de sus objetico contemplar de otra manera escenas siempre reproducidas de otra forma.
      Feliz navidad y un abrazo.

    • Elena, lo que vio Santa Brígida hizo que si hacia 1250 la Natividad se representaba así en el Salterio Carrow, en el libro de Horas de Carlos de Angulema que es posterior a 1475 se representara de esta manera. Esta es la miniatura que citaba en el comentario de Francisco Javier Tostado.

      Y escribir, escribiré lo que pueda si logro sacar un poco tiempo. aún no está muerto el blog y no tengo inención de que muera en los próximos meses, pero me será difícil publicar. entradas como estas que son las mayoría, las voy haciendo a ratos perdidos.

  6. Que tengas muchos de esos ratos perdidos, para el encantamiento nuestro.
    Me pareció una espléndida entrada para éstas fechas.
    Exquisita profesora te deseo un feliz año 2015.
    Un fuerte abrazo y hasta pronto.

  7. ¡PRECIOSO REGALO NAVIDEÑO! ¡GRACIAS! Un maravilloso recuerdo de la Capilla Scrovegni con sus azules que prendan las retinas para siempre. ¡Feliz 2015!

  8. Excelente Hespe: realmente encantado con esta ocasión de rencuentro, de saludo y felicitación del Año Nuevo y con el placer añadido que he tenido de leerte. Muy alaborado trabajo; y saco, para mí, cómo todo se tinta con la cultura del pensamiento de cada época, con el tono añadido que correspnde a cada personalidad, a cada persona.
    Mi buen abrazo.

  9. Hola, en mi trabajo han organizado una exposición de libros de horas (tenemos la suerte de tener los facsímiles ) y una compañera ha preparado el catálogo con interesantes enlaces. Y he pensado que quizás te pueda interesar. Un abrazo muy fuerte

    • Muchísimas gracias por poner el enlace y que se pueda ver el catálogo desde el comentario. Es una exposición muy interesante con facsímiles, algunos de esos libros de horas los conozco pero otros me son desconocidos. Lo tengo que ver con más detenimiento de lo que lo he hecho.
      La verdad es que tengo unos borradores que siguen tratando el tema, pero me temo que este blog no tendrá publicaciones hasta el verano ya. Para que haya alguna entrada antes se tiene que dar una conjunción planetaria 😦
      Gracias por compartirlo y disculpa la tardanza en responder.

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