Kalendae Augustae: Festum Spei et Martis
No, no considero fea a la catedral de Helsinki. Y creo que es perfecta para la función que tiene, como un estadio de fútbol o un aeropuerto son perfectos para la suya. Es además uno de los edificios neoclásicos más hermosos y elegantes que conozco, y verla hace tan pocos días en la claridad prolongada del verano nórdico, recortarse su silueta desde el mar, ha añadido otros puntos de vista y luz a los que ya conocía bajo la nieve y el cielo gris del invierno. Y no es un edificio grande aunque lo parece: planta central con cúpula, cuatro pórticos palladianos corintios, un espacio bastante recogido en el interior. Son las proporciones clásicas las que hacen la armonía, lo pequeño parece más grande, lo grande como el Pantheon o la Basílica de San Pedro en Roma, no abruma ni aplasta. La edad vitruviana de la arquitectura tuvo un último renacimiento donde nunca imaginaron los arquitectos romanos ni los del Renacimiento: en el mundo nórdico.
Entonces ¿por qué el título de “fealdad funcionalista»? Hace menos de una semana que regresé de Helsinki, ahora, en los larguísimos días del verano finlandés, he estado muchas horas en sus calles y barrios y pasando varias veces por los mismos sitios, lo visto en otros viajes tomaba otros matices que la oscuridad del invierno y el frío que hace que intentes ponerte a cubierto no dejaron. Este es un escrito sobre opiniones personales y sensaciones de hace poco tiempo, paseando por una ciudad hermosa que podría serlo mucho más si no se hubiesen cometido ciertas modernizaciones arquitectónicas en ella.
Helsinki es una ciudad muy extensa. Los barrios residenciales se prolongan durante kilómetros entre fragmentos de bosque convertidos en parques. También entre islas y penínsulas. Estos barrios son casi todos de arquitectura moderna más o menos afortunada. Pero el centro de Helsinki es relativamente pequeño, pues la ciudad apenas tenía cinco mil habitantes cuando la Rusia de los Zares la convirtió en la capital del Gran Ducado de Finlandia en 1812, arrebatando la capitalidad a Turku. Turku era la capital de la Finlandia sueca, la ciudad más antigua, con su catedral gótica y su universidad que fue trasladada a Helsinki, cosa que creo no debió hacer ninguna gracia a los habitantes de Turku. Helsinki comenzó a crecer y se transformó en un ejemplo de ciudad burguesa del siglo XIX: bulevares como el Paseo Esplanadi, edificios de aire clásico, el Museo de Bellas Artes Ateneum (en obras en este viaje como buena parte de los edificios históricos) el Teatro Nacional, y el gran centro neoclásico de la Plaza del Senado con la Catedral, la sede del gobierno, entonces ruso y la Universidad y la Biblioteca Nacional. Esta parte de Helsinki aparece en la película Gorky Park de 1983 (En el Parque Gorky en España) ambientada en la que todavía se llamaba Leningrado. Aunque San Peterburgo, con toda la belleza que tenga, me da la impresión de que es una ciudad pretenciosa, algo que no ocurre con Helsinki.
La ciudad burguesa decimonónica llegó a ser una ciudad muy bella en buena parte de Europa, utilizando todavía el estilo clásico en arquitectura, los estilos neo de imitación, y ahí ya encontramos algunas muestras de mal gusto, acabando con ese batiburrillo arquitectónico bastante pretencioso que fue la arquitectura ecléctica. Por suerte en Helsinki los edificios de imitación apenas existen y el eclecticismo es sobrio. Pero el siglo XIX fue llegando a su fin y apareció un estilo original de corta vida que fue atacado por todas partes, tanto por los partidarios del pasado como por la inminente vanguardia: Art Nouveau, Modernismo, Liberty, Jugendstil… En Helsinki hay muchos edificios modernistas, pero el modernismo finlandés que se llama Jugend, está bastante lejos de la curva floreal franco-belga-mediterránea. Este modernismo está en línea recta con Viena y su arquitecto más representativo es Eliel Saarinen.
La obra más conocida de Eliel Saarinen es la Estación Central de Ferrocarril de Helsinki (otro edificio en restauración) en pleno centro de Helsinki, donde está el Teatro Nacional y el Museo Ateneum y cercana a la Plaza del Senado. Es indudable que esa zona de Helsinki no debía ser muy diferente de estos edificios. Desconozco la razón por la que se derribaron, si fueron dañados por la guerra o que hubo unos ayuntamientos que decidieron que el centro tendría que “modernizarse”. El hecho visible es que la zona de la estación y buena parte del centro de Helsinki y algunas avenidas no tienen edificios decimonónicos ni del estilo Jugend, o estos edificios que quedan están al lado de edificios de hormigón y vidrio, mucho vidrio. Mucha ventana alargada a lo Le Corbusier y mucha cubierta plana en un país en que nieva bastante, aunque el cambio climático se note y nieve menos en los últimos años.
El modernismo, que podemos decir que fue el primer estilo totalmente original en el arte occidental desde el barroco, tuvo corta vida. Llegó la vanguardia arquitectónica, el Movimiento Moderno y llegaron sus gurús. Muchos arquitectos se limitaron a llevar a cabo sus proyectos y hacer sus edificios, pero hubo otros arquitectos lenguaraces que no se limitaron a edificar sino que pontificaron como tenía que ser en adelante la arquitectura. Obras como Ornamento y delito de Adolf Loos, anterior al movimiento moderno, los escritos teóricos de Le Corbusier, la dictadura del estilo Bauhaus. Con el tiempo se han visto las consecuencias. El movimiento moderno en arquitectura, sobre todo su vertiente racionalista-funcionalista, ha llenado el mundo de edificios feos y esquizofrénicos. Cuando se miran los edificios que están frente a la estación de Saarinen, deslumbra en la luz del verano tanto vidrio. Pero además el vidrio está sucio, porque la superficie de vidrio para que luzca bien necesita de un mantenimiento constante. El hormigón muchas veces visible, al estilo brutalista es horrible. Y sobre todo, lo que se ve, es que esos edificios que debieron construirse en los años 60 y 70 del siglo XX, han envejecido muy mal, tienen algo de ruina de pesadilla, aunque no están ruinosos ni mucho menos, sino en uso. En la Avenida Eteläranta los edificios a lo Le Corbusier, Jugend y clásicos decimonónicos se alternan en una cacofonía arquitectónica. Con los años se ha visto que tanto vidrio es contraproducente e inútil. Veamos la luz en Finlandia que yo he conocido. En enero amanece hacia las 9:30 a.m. y hacia las 16:00 ya anochece. Por mucho vidrio que pongas hay que encender la luz eléctrica, en la oscuridad no se ve. En julio hacia las 3:30 a.m. está amaneciendo y la luz se prolonga más allá de las 22:00. A las 4:30 es tan fuerte ya, si el día es soleado como he tenido la suerte de ver, que hay que proteger los interiores de una luz tan potente. Esos mismos edificios los tenemos en la zona mediterránea, entonces la protección ha de ser constante todo el año, quien tiene libros o cuadros lo sabe, aparte de que las superficies de vidrio tan amplias crean un calor desagradable que hay que aliviar con medios artificiales.
El racionalismo-funcionalismo del Movimiento Moderno tuvo mucho de totalitario: la misma arquitectura para todos los lugares del mundo, independientemente de la latitud, el clima, la tradición arquitectónica. Y nada de decoración ni ornamento. Pienso muchas veces que un arquitecto como Le Corbusier tenía una mezcla de predicador calvinista con su austeridad pelada y de Savonarola, que si hubiera podido habría arrasado con la ciudad histórica, especialmente con la ciudad burguesa del siglo XIX. Quizá la evolución de la arquitectura no estaba en imitar ni mezclar los estilos del pasado, pero lo que vino con el racionalismo-funcionalista tampoco. Se pierde la experiencia estética del ritmo ordenado de las partes del edificio, se pierde el gusto por el detalle ornamental que no es superfluo ni delito, pues es una necesidad humana. El racionalismo-funcionalista uniforma, despersonaliza, todo lo convierte en lo mismo, que es el ideal de todo totalitarismo, ya sea político, religioso o estético.
Sin embargo, ni en las fotografías que he puesto en la galería de la entrada, ni en el escrito, he hablado de un edificio que está cerca también de la estación y que como ella estaba en restauración: el Finladiatalo de Alvar Aalto. Sé que entre quienes me van a leer hay quien detesta a Alvar Aalto, pero a este arquitecto le dedicaré una entrada en otra ocasión, no ahora en agosto en que el blog se va a quedar mudo en muy pocos días.
Helsinki en mis fotos
Supongo que está música también puede ser considerada fuera de su tiempo.
Aarre Merikanto (1893 — 1958) – Six Piano Pieces Op. 20
Mas fotos de Helsinki aquí (todavía faltan ir subiendo de este último viaje).
Una entrada preciosa, incluidas las fotografías ( y la música). Gracias.
Gracias. Me ha costado un poco por problemas de conexión a internet en los últimos días.
Hola Hesperetusa,
sin duda un destino increíble. No conozco Helsinki aunque pude disfrutar hace muchos años de Estocolmo y Oslo. Dicen que Helsinki es considerada una de las mejores ciudades del mundo para vivir y desarrollarse, no sé si realmente será así (al menos para los que nos gusta ver el sol) pero sin duda (y tus fotos me lo certifican) ese carácter neoclásico de su arquitectura (clara competencia con San Petersburgo) es para disfrutarlo. ¿Y qué tal el idioma? me refiero al finlandés, claro. Como el sueco o el noruego ¡imposibles, seguro!
Un abrazo veraniego
Bueno, yo es la tercera vez que viajaba a Finlandia y visitaba Helsinki. Las dos primeras fueron por trabajo. Esta tercera ha sido por placer y amistad. Quería visitar Finlandia «sin nieve, sin hielo y sin alumnos» 😀 Ha estado muy bien el viaje y sorprendente, porque hay cosas que porque las sepas teóricamente no dejan de ser importante vivirlas. Si en enero de 2012 llevaba muy mal que fuera noche a las 16:00 ahora con estos días larguísimos de julio lo he pasado mucho mejor. Además ha hecho muy buen tiempo.
¿El idioma? diferente a cualquier otro que se pueda escuchar incluido el sueco y el noruego, lenguas germánicas al fin, pero tiene algo en común con nosotros: pronuncian prácticamente todas las letras. La arquitectura contenida y elegante, pero con buena parte del centro histórico destrozado, como cuento en la entrada.
Me gusta mucho viajar, pero no conozco Finlandia, varias personas me han dicho, que no vale la pena, pero cada uno de nosotros tenemos un gusto diferente, por ejemplo a mi me atrae oriente ….otras personas nunca irian. Gracias por tu amplia información y las fotos. Finlandia es otro pais de mi larga lista que me gustaría visitar. El dia 11 me voy a Rumania, Has estado allí???.
Hola Rosa.
Yo he estado tres veces en Finlandia, aunque las dos primeras trabajando, y para mí sí vale la pena. Los que dicen que un país no vale la pena no sé en que criterios se basan: ¿artisticos? ¿históricos? ¿paisaje? ¿gente? ¿posibilidad de «marcha» o de ligues? habría que verlo, porque supongo que las motivaciones para viajar son distintas.
Indudablemente yo no viajo a Helsinki con las mismos motivos con que viajo a Roma o a Venecia o a París, pero nunca diría que Finlandia o Helsinki no valen la pena conocerlas.
En cuanto a Rumanía hace ya algunos años hubo un intento de viaje entre compañeros de trabajo que hicimos un curso básico de rumano, era la época en que estaban llegando muchos alumnos rumanos a las escuelas e instituto, estoy hablado de hará unos doce años. No se hizo y habría sido un viaje muy interesante. A mí un lugar que me gustaría conocer es Bucovina y sus monasterios ¿visitarás esa zona en tu viaje?
Por supuesto que iré a Bucovina y otros no tan nombrados. También visitaré el castillo real Bran y el Palacio de Peles. Hago power points y por supuesto haré uno de este viaje. Crei que tenía tu mail y si quisieras te podría mandar este cuando lo haga, pero no lo tengo, el mio es rhh10@hotmail.com, Rosa Huerta, ya digo … si quieres que te lo mande, escríbeme.
Gracias Rosa.
Te escribo.
Buena entrada. Gracias por ella.
Me gusta el reportaje fotográfico y ese contraste entre los 36 grados de Madrid y las fotos con nieve de tu reportaje. Me apunto a algo intermedio…
Saludos.
Las fotos que tienen nieve son de enero de 2012, mi anterior viaje. Pero es que en este, como digo en la entrada, la Estación Central, el Finlandiatalo, el Museo Ateneum y otros edificios estaban con obras de restauración.
En la galería fotográfica hay fotos en que se ve el exterior de la estación cubierto por los andamios y los plásticos…, en cuanto a la temperatura, pues hizo mucho calor para ser Finlandia, hubo un día incluso a 32ºC y nunca bajó de 28ºC en las horas centrales de día.
En cualquier caso refresca ver esas fotos con nieve ahora que estamos con este calor tan grande. Sí, ya vi los andamios, es mejor las fotos de tu otro viaje, más limpias de visión.
Pues parece que es mucho calor para Finlandia, sí. Le pega más con las fotos de la nieve… 🙂
Abrazos.
Música, imágenes… y sobre todo tu palabra. Una entrada excelente, es decir, propia de ti.
Y me has dejado con ganas de conocer Finlandia.
Un abrazo con el calor del Sur Hesperetusa.
Creo que Finlandia es un país para dedicarle tiempo, no sólo a Helsinki, sino también a Porvoo, Turku y otras ciudades. Y a su increible naturaleza: sus bosques, lagos, los archipiélagos, e ir más al norte, a Laponia. Eso es algo que tengo para otro viaje 🙂
Muy interesante, me encantaría que te pasases por mi blog y me dijeses qué te parece http://umagah.wordpress.com/
Bienvenido.
Me paso por tu blog, pero sigo escasa de tiempo para dedicar al mío, así que ni te digo ootros blogs. Espero que cambie la cosa dentro de unos días. como te he dicho allí, me parece una propuesta interesante la que haces.