Einsam wachend in der Nacht

Castillo de Neuschwanstein. dormitorio. Fotocromo de finales del siglo XIX (Wikimedia Commons)

Castillo de Neuschwanstein. dormitorio. Fotocromo de finales del siglo XIX (Wikimedia Commons)

Ante diem duodevicesimum Kalendas Ianuarias: Consualia, Fortuna Redux

Cuando miro la vieja postal de la habitación tengo sentimientos encontrados: no sé si estoy ante un espacio de ensueño o de pesadilla. Se llega a ella tras recorrer otras salas y estancias, incluida la moderna cocina en los sótanos. Los guías, no se puede visitar libremente, conducen al grupo de turistas mientras llevamos a la oreja el terminal de audio que nos describe en nuestro idioma la estancia por la que pasamos. Supe de este castillo en los años de niebla que separan la infancia de la adolescencia y entonces, sólo visto en exteriores, me pareció un lugar de ensueño. Cuando lo visité muchos años más tarde, habiendo ya visto mucho, ya no era un lugar de ensueño pues mi visión ya no podía tener la ignorancia ingenua de los años de descubrimiento.

En mi diario de viaje de aquellos días de agosto, me preguntaba ¿Viajamos con una biblioteca tras nosotros? Viajamos con nuestros recuerdos, aunque los recuerdos no hayan existido, aunque los recuerdos los hayamos soñado o leído… o escuchado. No, no voy a escribir sobre este castillo y su desdichado promotor que descansa en una lúgubre cripta de Múnich aunque siempre con flores frescas en su tumba. Pero las salas del castillo con sus pinturas, especialmente las del dormitorio, me llevan a al tema que trata esta entrada.

Se supone que todas las artes se complementan, interaccionan entre ellas, pero no es así, o no es así siempre. La literatura no ha tenido suerte con las artes visuales, las artes del espacio, especialmente con la pintura. No la ha tenido casi nunca, exceptuando la mitología y la fábula antigua. Muchas veces me he preguntado que pintura habría surgido si los grandes del Renacimiento y del Barroco se hubieran ocupado en sus obras de la literatura medieval, de la literatura de su tiempo. Qué Paraíso de Dante habría pintado Rafael o como habría plasmado en imágenes Rembrandt las obras de Shakespeare. Qué habría hecho Velázquez con don Quijote. Nada de eso se pintó, los temas que trataron fueron otros. La literatura europea, no la del mundo clásico, e incluso esta casi tampoco ¿dónde están la Ilíada o la Odisea en la gran pintura del Renacimiento? no tuvo plasmación en imágenes. Luego, cuando los temas literarios inundaron los cuadros a partir del Romanticismo era ya tarde, porque tampoco los verdaderamente grandes pintores del siglo XIX hicieron mucho caso a la literatura. Llegó el Romanticismo y sus movimientos artísticos nacionales. Llegaron los Nazaremos y lo Prerrafaelitas, llegaron decenas de pintores que pintaron historia, literatura e incluso mitología, pero salvo excepciones de algunas obras verdaderamente poéticas y hermosas, son pinturas retóricas, enfáticas, ridículas, estúpidas, y algunas, aunque en principio no lo pretendieran, morbosas y hasta pornográficas. No, salvo en el caso de los ilustradores, que es otro mundo diferente, la literatura no tuvo suerte con la pintura.

No nos engañemos, tampoco hubo demasiada suerte con la música. La ópera fue el género musical por excelencia del siglo XIX y adaptó casi siempre argumentos literarios preexistentes, ya sea de novelas ya, al parecer mucho más fácil, de obras de teatro. Muy pocos años después de que supiera de la existencia del Castillo del Cisne, en mis primeros contactos con la ópera, ésta me parecía un género completamente desperdiciado, el talento de los compositores, una música maravillosa al servicio de unas historias que no estaban a la altura de la música. Hace mucho que ya no pienso así, aunque en algunos casos sigo pensando lo mismo. Me refiero al caso de la ópera porque poesía y música están unidas desde los orígenes.

Cuando caminaba aquella mañana de agosto por las salas de Neuschwanstein, a las explicaciones de la audioguía acompañaba la música que tenía que ver con las escenas pintadas en las paredes. Las escenas en principio tenían que ver con la literatura: las sagas nórdicas y el Cantar de los Nibelungos, el Parzival de Wolfran von Eschenbach…, pero aquellas escenas, en su mayoría de un estilo kitsch, las que tienen que ver son Sigurd-Sigfrido no tienen desperdicio por lo cursi, estaban allí no por la literatura, sino por la música de Richard Wagner. Era la música las que las había puesto como tema, no sólo de aquellos pintores que decoraron el castillo, sino de muchos otros del siglo XIX e incluso principios del XX que de otra forma jamás se habrían acercado a aquellos remotos y bárbaros temas medievales. Y de todas estas historias, leyendas, relatos y poemas hubo uno que considero que sí ha tenido verdadera suerte, no con las artes plásticas, pero sí con la música: la historia de Tristán e Isolda

Dediqué mi entrada anterior a la historia de Tristán e Isolda en su origen medieval. Tenemos las diferentes versiones literarias y las miniaturas de los manuscritos. Una historia que es un mito fundacional como lo son mitos clásicos. Hacia el siglo XII las gentes de Europa necesitaban otras historias en las que reconocerse que no fueran las del mundo antiguo, porque el mundo antiguo está en nuestros origenes pero no es nuestro mundo. Sin embargo somos culturalmente medievales, o lo hemos sido hasta hace muy poco. Se puede decir que la idea que se tiene del amor en Occidente es la que nace en la Edad Media, aquello de: el amor es un invento del siglo XII. Y la historia que representa ese amor es la de Tristán e Isolda.

La historia, el mito, como lo llama Denis de Rougemont en ese libro en que intenta explicar por el mito del amor trágico y desgraciado demasiadas cosas. El argumento una y otra vez repetido con diferentes nombres, esta vez con los nombres de sus protagonistas, con la historia como lo fue en los relatos medievales, en el poema de Gottfried von Strassbourg, volvió a surgir para no abandonarnos a mediados del siglo XIX, y también a partir de ahí, la música ya no volvió a ser la misma.

Las pinturas del castillo no son de los mejores pintores del momento, estos cumplieron lo que les encomendó el rey, pero aunque siguen el mismo estilo, cuando se cruza la puerta falsamente gótica de ese dormitorio de pesadilla, la música cambia

Tristan und Isolde. Preludio

y también desaparece casi toda la cursilería de las otras pinturas del castillo. Estas son las más hermosas, las que tienen una dignidad de las que carecen casi todas las demás.

August Spiess. Tristán e Isolda beben el filtro. 1883. castillo de Neuschwanstein

August Spiess. Tristán e Isolda beben el filtro. 1881. castillo de Neuschwanstein

Tristán e Isolda es una ópera en la que no pasa casi nada. Es decir, ocurren muchas cosas, pero ocurren en el interior de los protagonistas y entre ellos, pero apenas hay acción. La única acción, una acción mínima que nos indica que estamos en el mundo real, ocurre al inicio de cada unos de los tres actos, y al final en que se precipitan los acontecimientos. No voy a analizarla porque eso sería desproporcionado por mi parte y ya hay suficientes estudios y análisis que se pueden consultar. El que no ocurra casi nada y que al mismo tiempo esté ocurriendo todo, nos lo va diciendo no sólo el canto sino la música orquestal. Muchas veces los protagonistas no hablan, pero sin embargo la orquesta nos está diciendo que sienten. Eso es algo que las pinturas del August Spiess en el dormitorio del rey, con delicadeza, pero tampoco las de un Burne Jones, u otros prerrafaelitas y demás pintores que se han acercado al tema la mayor parte con poca fortuna, pueden decir. Para contar esta historia había que callar muchas veces.

Vemos en el barco a este Tristán con el vaso de cuerno en la mano que contiene el filtro que beberán ambos, pero que lejos está la escena representada de lo que podemos escuchar a finales del primer acto.

Acto I. Escena del filtro: Tristán: Wohl kenn’ ich Irlands / Königin / und ihrer Künste / Wunderkraft… / Conozco a la Reina de Irlanda y al maravilloso poder de sus artes…

Escena del filtro

El filtro hace efecto

Los dos amantes, en el jardín del castillo, bajo el árbol, en la noche, sólo son un pálido reflejo de lo que puede ser una noche transfigurada.

August Spiess. Tristán e Isolda en el jardín. 1883. Castillo de Neuschwanstein

August Spiess. Tristán e Isolda en el jardín. 1881. Castillo de Neuschwanstein

Acto II. Escena segunda. Dúo de Tristán e Isolda: ¡Oh, desciende, / noche de amor, / dame el olvido, / de que vivo!

O sink hernieder,
Nacht der Liebe

Y ese momento, para mí el preferido entre las más de tres horas de música, el momento en que Brangäne, la dama, la fiel amiga de Isolda, vigilante en la atalaya advierte que la noche amiga de los amantes se va a acabar, que ya llega el día y tienen que ser prudentes para no ser descubiertos. Sola, velo en la noche

August Spiess. Tristán e Isolda descubiertos por el Rey Marke. 1883. Castillo de Neuschwanstein

August Spiess. Tristán e Isolda descubiertos por el Rey Marke. 1881. Castillo de Neuschwanstein

Acto II. Escena segunda. Brangäne desde la atalaya: Sola velo en la noche, / por vosotros, / a quien el sueño /del amor / sonríe.

Einsam wachend
in der Nacht
wem der Traum
der Liebe Lacht
hab’ der Einen
Ruf in Acht
die den Schläfern
Schlimmes ahnt
bange zum
Erwachen, mahnt,
Habet acht!
Habet acht!
Bald entweicht die Nacht!

El pintor, como pidió Luis II, se basó más en la leyenda medieval que en la ópera y vemos al rey Marke con los barones felones que han descubierto los amores de Tristán e Isolda. Vemos a Brangäne acompañándoles al tiempo que los advierte, pero Brangäne, en la ópera tiene que ser invisible, pues es la voz de la noche que se abre camino entre todo lo que tiene de mágico y real, pues en esta ópera los protagonistas mueren para el día, para la luz del sol y nacen a la noche.

Acto II. Escena segunda. Dúo de Tristán e Isolda: Así moriríamos / para estar más unidos, / ligados eternamente

So starben wir
um ungetrennt,
ewig einig
ohne End’,
ohn’ Erwachen,
ohn’ Erbangen,
namenlos
in Lieb’ umfangen
ganz uns selbst gegeben
der Liebe nur zu leben!

Habet acht!
Habet acht!
Schon weicht dem Tage die Nacht.

No he podido encontrar la imagen de la escena que se ve sobre la puerta del dormitorio. Tristán, herido, lejos de Isolda, atisbando para ver si llega la vela blanca. No hay velas blancas o negras en la ópera. Está la melodía doliente del preludio del tercer acto y la melodía triste que toca el pastor con su caramillo, la melodía que cambiará a una alegre cuando se vea llegar el barco de la reina.

Acto III. Preludio

Sólo un momento, poder ver a Isolda, pronunciar su nombre y morir.

Acto III. Escena segunda. Muerte de Tristán: ¡Oh, este sol! / ¡Ah, este día! / ¡Ah, esta felicidad / del radiante día!

Personajes del mundo real rodean a Isolda que en la historia medieval llega cuando Tristán ya está muerto, como aparece en la pintura. De nuevo, en la música el mundo real desaparece, pues Höre ich nur / diese Weise, sólo yo escucho esta melodía y

August Spiess. Muerte de Isolda. 1883. Castillo de Neuschwanstein

August Spiess. Muerte de Isolda. 1881. Castillo de Neuschwanstein

Acto III. Muerte de Isolda. Mild und leise… / Cuan dulce y suave / sonríe, / sus ojos / se entreabren con ternura

En el fluctuante torrente,
en la resonancia armoniosa,
en el infinito hálito
del alma universal,
en el gran Todo…
perderse, sumergirse…
sin conciencia…
¡supremo deleite!

Tristán e Isolda que es mi ópera preferida entre todas, tiene como todas las óperas hoy, la mala suerte de caer en manos de directores de escena que la destrozan, hacen escenografías crueles y esperpénticas. No voy a tratar ahora el tema que ya traté hace tiempo en otra entrada. Entre las versiones filmadas que están en DVD prefiero la que hizo Jean Pierre Ponnelle en 1981 para el Festival de Bayreuth. Es una puesta en escena, no realista, algo que molestaba a Denis de Rougemont aquien no gustaba ver a Isolda agobiada por sus velos,  muy hermosa, con el símbolo de un árbol que en el primer acto es la proa del barco en el que beberán el filtro; en el segundo acto es un árbol florido que se va trasformando mientras Tristán e Isolda cantan el más largo y hermoso dúo de amor de la historia de la música y en el tercer acto es un árbol seco y partido en dos. El árbol del tercer acto me recuerda al que parte el rayo en la novela Jane Eyre. Hay algún detalle ridículo, como la corona de peluche que lleva Isolda en el primer acto, y Jean Pierre Ponnelle no se  ha podido resistir a la crueldad del mundo contemporáneo… y altera el final. Eso no se lo perdono. Pero por lo demás, dentro de lo que se puede encontrar hoy filmado, es la mejor. La dirección es la de Daniel Baremboim y los cantantes René Kollo (Tristán) y Johanna Maier (Isolda) están correctos. He de decir que, a veces, cuando la he puesto en el reproductor de DVD le he quitado el sonido y en el lector de Cds estaba sonado la de Wilhelm Furtwängler de 1952, la primera grabación completa que se hizo en estudio, con la legendaria Kirsten Flagstad como Isolda.

Pongo el enlace a la lista de reproducción completa que está en Youtube, mientras esté. No he podido insertar videos, que a fin de cuentas tarde o temprano acaban cayendo. Si tienen la oportunidad de verla hagan una cosa: quiten los subtítulos. Y apréndanse el texto, como yo me lo sé desde los diecisiete años.

Libreto completo y bilingüe en Kareol.

Preludio del Primer Acto, Preludio del Tercer Acto y Muerte de amor de Isolda:
Wilhelm Furtwängler, Orquesta Philharmonia, Kirsten Flagstad (Isolda) 1952 (grabado en estudio)

Primer Acto: Filtro de amor:
Herbert von Karajan, Orquesta del Festival de Bayreuth. Ramón Vinay (Tristán), Martha Mödl (Isolda) 1952 (grabado en vivo)

Acto segundo: Dúo de amor y advertencia de Brangäne:
Karl Böhm, Orquesta del Festival de Bayreuth. Wolfgang Windgassen (Tristán), Birgit Nilsson (Isolda), Christa Ludwig (Brangäne) 1966 (grabado en vivo)

Acto tercero: Muerte de Tristán:
Daniel Baremboim, Orquesta Filarmonica de Berlin. Siegfried Jerusalem (Tristán), Waltraud Maier (Isolda), 1994 (grabado en estudio)

Post-scriptum de 30 de diciembre 2013.

He podido encontrar la versión del Festival de Bayreuth de 1983, con la dirección de Daniel Baremboim y la puesta en escena de Jean Pierre Ponelle. Mientras exista en Youtube se puede ver completa.

29 pensamientos en “Einsam wachend in der Nacht

  1. No encuentro palabras para felicitarte, Hesperetusa. Al menos yo no conozco esas palabras que sean capaces de expresar adecuadamente la impresión que me ha producido esta entrada. Ha merecido «la espera». 😉
    Y yo, que no soy aficionado a Wagner, y que no me había detenido antes en «Tristán e Isolda», desde ahora escucharé esa ópera de otra menera…
    Gracias.

  2. Cada entrada que haces, me quedo absorta ante tus conocimientos y la precisión de tus explicaciones. Gracias de nuevo. Yo he estado dos veces en el castillo de Füssen, una ya hace más 30 años y la otra unos 12, en la primera la visita fue algo buena, pero la segunda casi caminábamos a paso de tortuga, pero sin detenernos. Me gustaría visitarlo, cosa imposible, a mi aire y recrearme en los pequeños detalles. Conozco la historia de del rey «loco» y otros castillos que mandó edificar, en este último sólo permaneció 17 días.

  3. No sé por donde ya corres, Hes… pero lo sabré. He estado en otras felices ocupaciones. Pero no quiero dejar el tiempo para felicitarte de cara a las fiestas por llegar, y sus variados y tremendos alborotos; quiero decirte que brindo por ti, por aquello que amas y te entretiene, por tu salud y línea de vida, en suma por tus reales causas vitales.
    Mi consideración, saludo y buen abrazo.

  4. En tus palabras noto la pasión y dedicación con la que vives estas maravillas del arte y les devuelves en palabras el tanto que has recibido, todo:
    ‘Quel ch’io vi debbo, posso di parole
    pagare in parte e d’opera d’inchiostro;
    né che poco io vi dia da imputar sono,
    che quanto io posso dar, tutto vi dono’
    Leyéndote, cuantas palabras como estas de Ariosto, personajes y músicas, has despertado. Gracias.
    Gracias por compartirlo y hacerme disfrutar con ello… y aunque no ‘pase’ nada, por dentro se representa el drama de un mundo que sigue corriendo apasionado. ¡Qué tengas una estupenda Navidad, con deleite pero sin sumergirte, perderte!

  5. Después de estudiar tres años Historia del Arte, comprendí que me enseñaron a mirar, a detenerme en algún cuadro, apreciar alguna escultura y a comprender algún estilo arquitectónico. No culpo a los que enseñan, era simplentente que yo que no recorrí ningún camino, o me faltaba base para hacerlo.
    Leyéndote, varias veces, detenidamente, me doy cuenta de tu hermoso trabajo, aunas las artes, y las haces ver de otra manera.
    Un ejemplo, una riqueza, un placer es tu Blog.
    Me enviaron un premio, tu sabes son como una muestra de cariño, como una pausa refrescante en el camino, y lo quise compartir contigo y con dos españolas más que admiro muchísimo. Emy te cuento, con una chispa inmensa tomada de lo cotidiano, y con Inés Vilepín una maestra e ilustradora de muchos libros. Es El Blog del año 2013.
    Estoy contigo, no te detengas.
    Hasta pronto.

  6. Para todos: gracias por vuestros comentarios.

    Francisco Doña: adentrarse en Tristan und Isolde es uno de los viajes musicales más hermosos que uno pude hacer, y como digo, después de Tristán la música ya no pudo volver a ser la misma. Y estamos ante un mito que es parte de todos nosotros.

    Helenacomite: hay muchos camino para acercarse a un artista. A Richard Wagner hay que conocerlo, en su obra musical y dramática porque es uno de los pilares fundamentales de la cultura contemporánea. Espero que esta modesta entrada haya servido para iniciar el camino.

    Rosa Ave Fénix: cuando estuve en Neuschwanstein, y espero volver, recordaba de ahí la pregunta que me hacía entonces sobre la biblioteca que nos acompaña en la memoria, el diálogo que sostienen varios de los personajes de Doktor Faustus de Thomas Mann, cuando visitan el castillo (dicho sea de paso, me gustaría escribir sobre esta novela, mi preferida de Thomas Mann, porque hay quien se identifica con Hans Castorp, pero yo me siento un(a) Adrian Leverkühn en versión femenina, salvando todas las distancias) sobre los dispendios de Luis II, y como éstos gastos se habían recuperado con la apertura al público. A mí no me gusta como lo llaman el «rey loco», ya sé que es una denominación común pero visité la cripta de Múnich donde está enterrado. Creo que hoy es un personaje muy querido, su tumba es la única que tenía flores.
    Sólo diecisiete días de vida en Neuschwanstein, el castillo más famoso y el que tiene más de sueño delirante. Sé que su preferido era Linderhof, pero el neorococó no me atrae…,aunque si se me presenta la ocasión no dejaré de visitarlo.

    Elena Fernández del Valle: ¿No te gustó August Spiess 😀 😀 😀 ? pues no has visto las otras pinturas… Tengo en una revista de arte un estudio sobre Neuschwanstein, al que eché una mirada y me fui a mirar mi diario de viaje para ver si coincidían todavía mis impresiones. Dentro de todo lo que hay pintado en el castillo las pinturas del dormitorio son lo mejor. Es cierto que a Isolda le sobra esa rosa en el regazo y que tienen un aire edulcorado, pero Tristán al menos tiene un aspecto indudablemente masculino… Intenta indagar por internet (no sé si están las pinturas) y ver a Parzival (Parsifal), Lohengrin y Sigurd-Sigfrido, éste como he dicho en la entrada, no tiene desperdicio…, y no digamos ciertas escenas del Cantar de los Nibelungos, que me parecen pintadas por un aficionado. En general, ya lo he dicho en la entrada, la pintura literaria no es precisamente lo mejor del arte del siglo XIX…, y en cuanto a la «pintura wagneriana» mejor no sigo escribiendo. Pero hay excepciones. En arte no hay que mirar siempre a los pintores de caballete y de fresco, hay grandes artistas en soportes o géneros llamados «menores». Creo que las mejores escenas de obras de Richard Wagner las realizó Arthur Rackham.

  7. Bueno, Hes, en deidad y no sé si menor te has destilado, dejando de ser la menuda pero fina mirada que comenta, para dejar volar una gran panoplia de cuestiones generales a cerca del arte: las mismas que en ti se remansan y que, por tu gracia, has dejado en parte escapar hoy para regalo de tus lectores (o, en seco, alumnos). A menos así para mí.
    Quedo asombrado; ya te doy las gracias por tus esfuerzos llenos de elegancia. Tu glog no deja de ser un fuerte empeño y, seguramente, un prodigio superior.
    Pero ya sin asombro, con plena simpatía amiga, te deseo todo aquello que tu alma tan formada ha de entender lo mejor para la causa y curso de tu vida y obra. Ya te felicito en el modo que mejor entiendas, muy afectuosamente.
    Te atiendo tarde, ya lo siento; pero aquí estoy. Mil gracias. Un abrazo muy sentido y cálido, en el espíritu navideño por demás. Al.

  8. Llevaba mucho sin comentar por mi desgana y esa apatía que últimamente siento por este ámbito de los blogs, incluido el mío. Pero he disfrutado de las tres entradas que he leído. Es muy temprano y mi gente aún duerme, pero en un rarto pondré lo que encuentre en YouTube y pasaré por la Biblioteca para sacar Tristán e Isolda, te lo aseguro. Tienen unos 17000 Cds y voy con mucha frecuencia.
    Soy verdiano, es decir, necesito música llena de pasión y nunca he entendido demasiado a don Ricardo Wagner, pero últimamente saqué Parsifal y empecé a «congeniar» con él. Veremos qué consigo en este intento de acercamiento.
    Muchas gracias por compartir tu erudición.
    Saludos desde Granada,

    AG

    • Hola Alberto.
      No sé si mi respuesta llega tarde antes de irte a la biblioteca 🙂 .
      En la entrada están «mis» cinco, las que tengo en casa, versiones de Tristán e Isolda. Para escuchar en Cd te recomiendo la de Wilhelm Furtwängler de 1952 o la Karl Böhm de 1966. Ambas tienen a las mejores Isoldas del siglo XX y un conjunto de cantantes para quitar el hipo. Son muy diferentes: la de Karl Böhm es muy apasionada y rápida y la de Furtwängler más mística (dura casi una hora más que la otra) Es por eso que de esta versión he puesto los preludios y la Liebestod.

      La de Karajan es muy buena, pero el sonido al ser una grabación en directo de 1952 es peor. La de Baremboim de 1994 es la que mejor sonido tiene. Tiene a la pareja de finales de los años 80 y 90 y a la gran Isolda de la actualidad: Waltraud Meier, comparable a las grandes. Siegfried Jerusalem ya está retirado, pero ha sido un gran cantante wagneriano.

      En cuanto al DVD o mirar por Youtube, por favor antes de buscar nada echa una mirada a los enlaces que he puesto donde está la escenificación de Jean Pierre Ponnelle de 1980. Porque lo que vas encontrar actual es todo un esperpento. Hoy parece que los directores de escena hayan decidido que la ópera no se puede mirar (no se pueden mirar sus despropósitos, claro) Hay una versión de los años 90 del Festival de Bayreuth, creo que del 96, con la pareja protagonista de mi Cd más moderno: Waltraud Maier y Siegfried Jerusalem. Yo la he visto en televisión. Está bien cantada pero la puesta en escena tiene algo de pesadilla de Star Trek…, y hay cosas peores. Puestas en escena antiguas se ven muy mal y no están completas.

      Parsifal no diría que es lo mejor para iniciarse con Wagner, tiene música y escenas muy hermosas, pero es un auténtico tostón. Ahora ya pueden lapidarme los wagnerianos. Confieso, ahora que no nos oye nadie, que nunca he podido hacer una audición completa seguida. Poseo cinco Tristanes y sólo un Parsifal y eso porque venía en una caja conjunta. Si alguien quiere iniciarse en las música y óperas de Wagner aconsejo comenzar por Tannhäuser o Lohengrin.

      • Aún no me he ocupado de eso: estoy pendiente de la cena de nochevieja (vendrá a casa bastante familia) y de la llegada de mi hija el día 2. Además, los sábados los dedico a una tertulia con amigos, así que tendré que posponer varios días mi paso por la Biblioteca, pero tendré en cuenta tus sabios consejos.
        He visto por ahí que hay quien hace representaciones de Wagner con el elenco desnudo. No sé si aporte algo. No me escandaliza el desnudo y además lo encuentro hermosísimo, pero me parece una licencia en que se pierde de vista la ópera y se está más a la ocurrencia (no siempre genial) del productor o del director escénico.

        Muchas gracias.
        Por cierto, celebro que te hiciera gracia mi cuento.

        AG

        • Tu comentario se había ido a spam por unas horas. Es algo que sucede bastante. Cuando alguien que comenta vea que su comentario no aparece y no se va a moderación, es lo que ha pasado. Pero no hay peligro, ya lo saco yo de allí en cuanto lo veo.

          En tu relato no veía lo que de verdad estaba pasando hasta casi el final. Me reí un rato.

          En cuanto a lo de las puestas en escena, ya lo traté cuando la representación de El Trovador en Valencia, donde comentaste también. Y anoche, vi, mejor dicho dejé de ver y me puse solo a escuchar, para no mirar el esperpento que se hizo hace poco en la Ópera de París con Aida de Verdi. He puesto los enlaces indignados en FB. La interpretación de los cantantes en general no me gustó, excepto Radamés. La orquesta estuvo bien, qué menos en la Ópera de París. Pero la puesta en escena era horrible, una empanada mental política de mucho cuidado que nada tenía que ver con la historia de la ópera. Y Aida es mi ópera preferida de Verdi, siempre que le quitemos la escena triunfal, me pasa con ella lo mismo que con la Cabalgata de las Walkirias.

  9. Reblogueó esto en Los Amigos de Cervantesy comentado:
    Interesantísimo articulo sobre la ópera «Tristan und Isolde» de Richard Wagner.
    Están inclusos unos extractos musicales y un video en «youtube» (subtitulado en español) de la estupenda versión del Festival de Bayreuth de 1983, con la dirección de Daniel Baremboim y la puesta en escena de Jean Pierre Ponelle.

  10. Hacía siglos que no leía un comentario sobre una ópera tan riguroso, desapasionado y rico en pensamientos histórico-culturales. Con que frivolidad trata hoy día estos temas la critica periodística…! La manipulada cultura germano-mitológica wagneriana queda también al descubierto en este trabajo. Hoy son cada vez menos los estudios como este, que podemos encontrar publicados. Se aprovecha lo que una ópera festivalera pueda tener de mero espectáculo para informarnos de cuestiones de moda o puro cotilleo. La pena es que esto está también en la mente de los responsables organizadores y programadores de estos espectáculos audio-visuales. Gracias y felicidades!

  11. Para mi punto de vista, la más sublime pieza musical jamás creada, es cuando canta Brangäne la advertencia para los amantes de que la noche en la cual se cobijan será vencida pronto por las primeras notas del amanecer. A mi apreciación, este pasaje maravilloso representa algo más: En cada amanecer, que es mi parte favorita del día, esta composición brinda un mensaje de esperanza y perdón celestial; la penumbra en la que queda envuelta la humanidad cada noche es acariciada por las primeras notas delicadas de luz… Si la experiencia de Dante Alighieri cuando dejó el infierno para ver un horizonte de esperanza pudiese ser traducida a música, Ésta sería la pieza maestra absoluta para traducir todos sus sentimientos al latir estas letras en su ser:

    “Dulce color de un oriental zafiro
    cuajado en el espacio serenísimo del éter,
    puro hasta el confín primero,
    me devolvió a los ojos tal deleite,
    que me evadí del aire mortecino
    que me angustiaba el pecho y la mirada.
    El astro bello que al amor induce
    daba al oriente un esplendor risueño…”

Replica a Hesperetusa Cancelar la respuesta