Vendimia

Octubre

Octubre. Ciclo dei mesi. Maestro Wenceslao, c. 1400. Castello del Buonconsiglio, Trento.

Ante diem quartum Idus Octobres: Augustalia, Ludi Divi Augusti et Fortunae Reducis

Comencemos como en los otros meses por la parte alta de la pintura. El Maestro Wenceslao aún no domina la perspectiva, pero en unos años tendremos paisajes de horizonte muy alto, sobre los que la mirada vuela. Entre las dos columnillas torsas, el cielo casi completo, de azul oscuro. Las rocas rosadas y grises cierran el horizonte, entre ellas una casa de madera con pórtico lateral y techo de paja. Árboles en lo que parece un prado y después, ocupando casi todo el espacio, las viñas emparradas y los personajes vestidos de blanco que se afanan en la vendimia. De nuevo el verde omnipresente. Verde en la pradera, en los árboles, incluso en los vestidos. Verde, sólo interrumpido, por la luz del blanco de las ropas campesinas.

Hay algo que me ha resultado extraño en este ciclo, y es lo tardías que parecen ciertas labores del campo. La siega del trigo se da en agosto, aunque eso es comprensible al ser tierras más altas y frías. También la siega del trigo aparece en agosto en otros calendarios. El trigo a fin de cuentas es un producto “seco” que aún tiene que secarse más antes de la molienda. Pero la uva es un fruto jugoso, húmedo, que está en sazón unos días y que hay que procesar rápido. Y el jeroglífico solar está “in Escorpione”. Es decir, en el último decano de octubre ya cerca del mes de noviembre. Muy tardía es la vendimia en estas tierras al pie de los Alpes. A mayor latitud, estamos en el paralelo 46ºN, más tardía la vendimia, aunque se trate como se ve en la pintura de uva blanca. Es tiempo de vendimia y la escena campesina domina la pintura, apenas tenemos personajes de la nobleza, son sólo tres, pero ahí están con su presencia haciendo saber quien domina estas tierras. Pero hay momentos en que los personajes cortesanos son una anécdota o casi. Como en abril, como en agosto, hay labores del campo tan importantes que sólo los que lo trabajan pueden ser protagonistas.

Casi toda la pintura, más que en ninguna otra escena del ciclo está ocupada por las viñas o por las labores de procesado de la uva. Toda la parte derecha está ocupada por las vides emparradas, donde trabajan siete personajes. Todavía el sol es fuerte en estas tierras y todos llevan la cabeza cubierta. Sus ropas blancas serán de lino o de lana sin teñir. Cuatro de ellos están recogiendo uvas. Un hombre con un gran recipiente cónico a la espalda hecho con tablillas de madera acarrea la uva blanca que se lleva a las cubas de prensado, y una mujer, con una cesta de uvas en la cabeza lleva pendiente de un palo, un recipiente hermético, también de madera. Probablemente lleva agua a los vendimiadores que están en el campo. Octubre - vendimiando

Todos los recipientes que vemos son de madera clara. El mundo del bosque ha ganado la partida al mundo mediterráneo antiguo de la arcilla cocida. Cuenta Plinio en su Historia Natural de un árbol de la Galia, el abedul, de madera clarísima y delgado tronco, cuya flexibilidad lo hacen ideal para confeccionar cestos y barriles. Sí los barriles de madera ya se conocían en el mundo antiguo, sólo era cuestión de unos pocos siglos que acabaran desplazando a las ánforas de barro. Más abajo, en la parte inferior derecha, cerca de nuestra mirada si nos situásemos en la sala de la Torre Aquila, un hombre de verde y una mujer de blanco, arrodillados en tierra, ponen racimos en una tabla y cortan dejando los racimos limpios. Las dos damas, grandes, en primer plano, vestidas de verde y naranja, quizá las mismas que iban por el camino de abril hacia el cortejo del mes de mayo, una coronada y con un recipiente en la mano que prueba el vino, la de naranja con su cara perdida por el deterioro de los siglos, cierran la escena por la derecha.

A la izquierda de la pintura, de arriba abajo tenemos, no ya la vendimia sino el prensado y el proceso de vinificación. La edad media está en su último siglo, pero las labores y los artefactos que aparecen, a diferencia de otras representaciones de la vendimia no son tan “modernos” como podríamos pensar. Todos los ciclos medievales desde el Mediterráneo a la Europa nórdica, en septiembre u octubre tienen a la vendimia como protagonista. Hace ocho mil años que la vitis vinífera desde Anatolia comenzó a conquistar Europa. Antes de que lo romanos llegaran a estas tierras de la Galia Cisalpina, y a otros lugares occidentales y bárbaros de lo que fue su Imperio la vid ya se cultivaba. Los romanos organizaron la producción, llevaron variedades de cepas de un lugar a otro. Todavía en la época en que se pinta la pintura se cultivaba vid en Gran Bretaña, en los Países Bajos, incluso en Escandinavia. Vinos de escasa calidad, pero vino al fin.

La vid es un arbusto sobrio, soporta los suelos pobres, los veranos secos, los inviernos fríos, una planta agradecida. Para los griegos, la vid fue un regalo de Dionisos. Esta planta que crece con gran frondosidad pero que debe podarse bien si se quiere que florezca y cuyo fruto hay que prensar y dejar fermentar para producir una bebida tan deliciosa como peligrosa. En el mundo medieval como en el antiguo el vino acompañaba las danzas sagradas, las comidas festivas y las libaciones piadosas; marcaba la acogida del viajero y del huésped, la bendición de la madre y la firma de un contrato. Tenía sus peligros, muchos personajes importantes bebían demasiado, a pesar de tener el vino medieval poca graduación. Unos años más tarde de pintarse esta escena la guerra hizo un favor llevándose a Carlos el Temerario antes que la cirrosis. El himno homérico a Dionisos cuenta episodio en que el dios, fue capturado por piratas tirrenos que lo llevaron a bordo de su barco. Avisado por el timonel, hizo crecer por toda la cubierta una inmensa vid y convirtió a los impíos piratas en delfines. En la copa de Exequias vemos la vid trepar por el mástil y los racimos de uva que se extienden por toda la parte superior, los delfines-piratas nadan en un mar de vino mientras Dionisos de dimensiones sobrehumanas, se revela como señor de la vid y del vino. En 1400, en toda la Edad Media, Dionisos ya no es el señor del vino, el vino es una especie eucarística y toda parroquia, todo monasterio precisa de él. Muy duras tienen que ser las condiciones de la tierra para que se renuncie a la viña. A miles de kilómetros de Europa, cruzando el Trópico de Capricornio, en el lejano desierto de Atacama, en la iglesia de Toconao vi una curiosa representación de Cristo que tenía un lejano parentesco con la copa de Exequias: del costado de Cristo creía una vid que llenaba la superficie del cuadro.

La vid siempre fue algo aparte en las tierras cultivadas, el viñador fue un agricultor especial, aunque las tierras no fuesen suyas y cultivara la viña del señor, como parece ocurrir en la escena del Maestro Wenceslao. Su trabajo era minucioso, especializado, casi un arte y el viñador despreciaba al hombre del arado y sobre todo al pastor, cuyos animales tenían prohibido cruzar el cercado. Poseer viñas, beber su propio vino era y es un signo de distinción social. En estos tiempos medievales cuando un hombre de ciudad poseía un campo fuera de las murallas era una viña. Llegado el tiempo de la vendimia se movilizaba a toda la familia, a la comunidad. El proceso tenía que hacerse en pocos días.

En la mayoría de los ciclos de pinturas, ya sean murales, ya libros de horas, junto a la vendimia o prescindiendo de ella está el proceso de prensado. Desde la antigüedad lo vemos hecho con los pies, pero el prensado mecánico es muy antiguo. Ya los egipcios prescindían de los pies y usaban telas de lino que se retorcían con palos. En época romana ya se usaban prensas. Y a Carlomagno no le gustaba el prensado con los pies. En la Capitular de villis, en su artículo 48, se dice claramente: “que nadie presuma de pisar con los pies nuestra vendimia, todo debe hacerse con limpieza y propiedad”. Esta pintura, desde luego, presenta un proceso más limpio que el que aparece en el mes de septiembre en las Grandes Horas de Ana de Bretaña.

Octubre - PrensaLa pintura del Maestro Wenceslao tiene una prensa protegida por un cobertizo. Cuatro postes verticales fijados en el suelo sostienen el techo de cubierta de paja para proteger la máquina. Los postes tienen insertados unas traviesas que al parecer sirven para ajustar la presión en el proceso de exprimir, entre ellas se mueve la pieza conectada al tornillo helicoidal de madera insertado en un gran piedra que es accionado por dos hombres. En una gran caja de madera está la uva que es triturada y el zumo cae en un recipiente colador antes de pasar a la cuba de madera. Delante de la máquina otras dos cubas: en primer plano dos hombres uno descarga la uva y el otro parecer hacer un primer prensado con una maza. Entre esta primera cuba y la prensa, una mujer en el recipiente de mosto ya elaborado llena un cubo. Un caballero prueba en una copa el líquido ya en transformación.Octubre - mosto

Hombres y mujeres trabajan en la viña, prensan la uva, pero el resultado del trabajo, iba al abastecimiento de la bodega del señor, para su consumo propio y para el comercio, dado que el vino era el único producto agrícola medieval objeto de comercio internacional. Fue el prestigio de los grandes viñedos señoriales de algunas zonas de Europa como Burdeos, y no el cambio climático, lo que hizo que se fueran abandonando las zonas secundarias como Gran Bretaña o el norte de Europa. Con suerte, estos trece campesinos de la pintura del Maestro Wenceslao tendrían una pequeña viña con la que elaborar un vino peleón, pisado con los pies, para consumo propio. Los grandes viñedos de las reservas señoriales eran los que producían el vino de calidad y ese vino, entonces y ahora, solo lo beben los ricos.

Anónimo c.1530 Tourdion: Quand je bois du vin

Quand je bois du vin clairet, / Cuando bebo vino rosado,
Amis, tout tourne, / amigos, todo da vueltas
Aussi désormais / por eso, a partir de ahora,
je bois Anjou ou Arbois. / bebo Anjou o Arbois.
Chantons et buvons, / Cantemos y bebamos,
à ce flacon faisons la guerre, / con este frasco hagamos la guerra
chantons et buvons, / cantemos y bebamos,
mes amis, buvons donc. / amigos míos, bebamos pues.

Le bon vin nous a rendus gais, chantons, / El buen vino nos ha alegrado, cantemos
oublions nos peines, chantons. / olvidemos nuestras penas, cantemos
En mangeant d’un gras jambon, / Comiendo buen jamón,
à ce flacon faisons la guerre. / con este frasco hagamos la guerra.

Buvons bien, là buvons donc / Bebamos mucho, trinquemos, pues
à ce flacon faisons la guerre. / con este frasco hagamos la guerra.
En mangeant d’un gras jambon / Comiendo buen jamón,
à ce flacon faisons la guerre. / con este frasco hagamos la guerra.

Buvons bien, mes amis, trinquons, / Bebamos mucho, amigos míos, brindemos,
buvons, vidons nos verres. / bebamos, vaciemos nuestras copas,

En mangeant d’un gras jambon / Comiendo buen jamón,
à ce flacon faisons la guerre / con este frasco hagamos la guerra.

En los meses anteriores no me he saltado la norma que me puse en enero de poner solo música de la época de la pintura. Esta vez me la salto. Esta canción, aunque de origen medieval, está datada hacia 1530. pero la pongo para ilustrar musicalmente la entrada porque su letra es más que adecuada, además de ser una divertida parodia de L’homme armé.

23 pensamientos en “Vendimia

    • Creo que estoy ejerciendo en este blog lo que Svetlana Alpers llama «el arte de describir», ella se refería a la pintura holandesa del siglo XVII, En fin, no sé si lo voy consiguiendo 🙂

    • Las escena que viste se debía parecer mucho a la de las vasos griegos de figuras negras y a la que parece en las Grandes Horas de Ana de Bretaña. No estamos tan lejos de prácticas que nos llevan a una antigüedad remota.
      Cuando buscaba alguna información sobre cuando se abandonó la costumbre de pisar las uvas, dado que el prensado es tan antiguo…, hay que ver como ya en el siglo VII Carlomagno no quería que pisaran sus uvas, me he encontrado con datos curiosos: el pisar las uvas se hace ahora y el mes pasado, los meses de vendimia en muchos pueblos como parte de las fiestas. Vamos, como cosa anecdótica. Pero es que me encontré con una noticia del Valle de Napa en California (que también está ahora de vendimia) que se invita a la gente a ir a pisar las uvas puesto que el vino pisado no rompe la pepita y tiene menos taninos. Eso lo comprendo con prensas antiguas, pero no con las que debe haber ahora, donde un programa informático lo controle todo.

      • Bueno, eran mi primo Casimiro y un amigo suyo, y la cuba la tenían en un granero muy grande con vigas de madera y eso. El sol de la tarde entrando por la ventana, los dos riéndose… una escena impresionante, de verdad, como de dos siglos atrás, debe de ser por eso por lo que aún la recuerdo (hace más de cincuenta años). No era como cosa festiva de neohippies ni por investigaciones supercientíficas, ya te imaginarás, era porque allí aún se hacía así, por lo que fuera, ya sabes que los aragoneses son muy suyos.

  1. Me encanta cómo relacionas conocimiento con experiencia, como Hesíodo 😉 (Muy tardía es la vendimia al pie de los Alpes…) (el abedul, de madera clarísima- ¡Qué arbol tan poético ha resultado ser el abedul!) En seguida he pensado en una chanson de la época, Dufay: Adieu ces bon vins de Lannoys http://www.youtube.com/watch?v=hEI_Sce2OgA
    Me gusta el rato de lectura que me proporcionas de vez en cuando y la dosis de culturilla general que uno adquiere con tus artículos. Muchas gracias. Vale.

    • Muchas gracias, al menos veo que no se hacen pesados estos escritos, que tengo que andar recortando, y dan material para otras entradas.
      La canción de Guillaume Dufay con la preciosa interpretación de Gothic Voices ¡qué maravillosamente cantaba Margaret Philpot, la contralto del grupo en los años 90! estuve pensando ponerla, porque por época le iba mejor a la entrada, pero el Tourdion de 1530 es tan gamberro en su parodia de L’homme armé que no pude resistirme a ponerlo.

  2. Me inclino a tu buen hacer siempre; y es cierto que este asunto de la vendimia y sus sucesos en adelante, hasta lograr el espirituoso licor -de gusto, iniciación o religión,- debió ser impronta de la civilización con sello muy realzado: es de estudio y ensayo, de alquimia, de trance y ambientación en lo humano y divino… de pecado y redención. En lo que pude he seguido estas cuestiones al natural modo y veo que no dejan de tener sus especiales notas coloristas según regiones…
    Hes: sigues entusiasmando en tus modos descriptivos de gran reparto a partir del motivo de unos cuadros penetrados del retrato de la vida práctica. Estipular las gracias, debemos. Y así te puntualizo.
    Con el placer de verte por aquí, un sencillo abrazo.

  3. La vid es un arbusto agradecido; no le importa el invierno frío y el verano seco,
    Es este suelo pobre, donde crece, algo hay que hacer…Por lo menos hay que podar bien, si se quiere que florezca y dejar tiempo al tiempo, seguros que un día servirá, su fruto, para el placer de todos los que se congregan en la comida festiva. Es un símbolo de nuestra propia vida… todo requiere su espacio y su tiempi. Gracias por tus comentarios sobre el maestro Wenceslao.

    nuestra propia vida

  4. Me encanta el vino, aunque soy un bebedor muy moderado (una botella me dura cinco o seis días). Está a punto de salir un libro colectivo de relatos sobre el vino. Aparecerá un cuento míos llamado «La copa del viajero». Remite a la Grecia clásica, cuando la casa con cipreses significaba hospitalidad, intercambio noticioso de información y compartir vino.

    El cuadro es precioso y he leído el post subiendo y bajando hasta la imagen grande, recreándome encada detalle. Y he oído con auténtico placer la música (esta vez sí he conectado). Gracias de mañana de sábado, Hesperetusa.

    AG

    • Me alegro de que esta vez si te haya llegado la música. Es cierto que la música del Ars subtilior que sale en casi todas las entradas puede resultar algo extraña si no se ha escuchado nunca, pero esta canción-danza de taberna creo que es perfecta…, aunque me haya saltado 130 años.

  5. Para quien, como yo, ha nacido y vive en Jerez, una tierra donde el vino ha sido el protagonista de su historia; que ha trabajado en una histórica bodega; que ha estudiado, por amor a la historia y a su profesión la relación del vino de Jerez con la Medicina, esta entrada es muy especial… Me la he «bebido» a pequeños sorbos, con moderación, como se debe beber, y la he disfrutado como un buen vino. Sus efectos no podían ser más beneficiosos: me ha dado alegría y conocimiento.
    Gracias por todo ello, mi querida Hesperetusa. ¡Un abrazo!

    • Estuve a punto de nombrar también a Jerez como zona vinícola importante junto con Burdeos. El vino de Jerez ya se exportaba en la Edad Media y bien que lo bebe Sir John Falstaff en Enrique V y en Las alegres comadres de Windsor. Pero también sé que el Jerez tiene un proceso de producción diferente, que no conozco, no ya el de ahora, sino el proceso de vinificación en la Edad Media, que es bastante desconocido en general, y no quise alargar demasiado la entrada.

      • Yo tampoco sé si el proceso de vinificación es el mismo; aunque por aquí hay quien asegura que no ha variado… o, al menos, que no ha variado demasiado. Le preguntaré a los expertos, en cuanto pueda.
        Pero es cierto que Shakespeare, como muchos de sus compatriotas, fueron tan aficionados al «Sherry» como los marineros de Colón… 🙂
        Brindo por ti, amiga mía, con una copa de «Cream», que tiene el dulzor justo (el azúcar se añadió como conservante o estabilizante natural) sin llegar a ser empalagoso…
        ¡Otro abrazo!

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s