Er, quan renovella e gensa

Paul, Hermann y Hanequin de Limbourg. Mes de Junio. Muy Ricas Horas del Duque de Berry. Museo Condé. Chantilly

Nonae Iuniae: Semo Sancus Dius Fidius.

Miremos el mundo celestial con los siete orbes. Parece completo, están los datos astrológicos, los decanatos, las fases lunares, los días del mes y Géminis cede el paso a Cáncer, en un cielo más profundo y con más estrellas. Helio-Heraclio conduce su carro de caballos alados de fuego sobre un cielo sin nubes. Durante diez meses Helio ha llevado su carro sobre nubes de oro. En junio, cuando el verano se hace presente, cuando la luz juega con todas las superficies, el carro de Helio se desliza sobre un cielo liso, tranquilo. Pol, Hermann y Hannequin no terminaron esta miniatura. Quizá el día en que la estaban terminando faltó polvo de oro, quizá los pinceles estaban ya limpios, quizá la próxima vez se ocuparan en otra miniatura pensando que ya habría tiempo, con la lupa, con los pinceles de marta de un solo pelo, de volver sobre junio para dar los últimos y sutilísimos toques que separan el mundo de la mitología del mundo cotidiano. No volvieron nunca. Llegó 1416. En un tiempo indeterminado que no sabemos, las manos, la extraordinaria sensibilidad de los tres hermanos desaparecieron de la tierra. Entre el mundo celestial y el terrestre, en un día de junio en París, no habría fronteras.

Como en ninguna otra miniatura del calendario se juega tanto con dos colores, el azul y el verde. El cielo tranquilo sin nubes de un día de verano en Île de France, el verde del prado, de las hojas de los árboles frutales, de las pérgolas con plantas trepadoras del jardín tras las murallas. Es un mes de junio caluroso pese a estar a 48º N y ser el siglo XV una época de enfriamiento climático. Pero el tiempo, el discurrir de la Tierra nada sabe de estadísticas y de climatología histórica. Es la época de la siega del heno, algunos campesinos vestidos ligeramente con la camisa blanca, rosa, gris, y las piernas desnudas, con sombreros de paja y pañuelo en la cabeza siegan con guadaña un prado. La parte recién segada del heno se destaca en un tono verde más claro de la hierba que aún no se ha cortado. En la parte de delante, dos mujeres rastrillan el heno cortado y lo amontonan en las parvas. Ambas llevan vestidos azules aunque de tonos distintos.

La vista del paisaje está tomada desde el Hôtel de Nesle, la residencia de Jean de Berry en París. Por la mitad izquierda de la miniatura vemos el Sena con un barca, una curiosa puerta con una casa sobre ella nos abre la muralla que rodea la isla de La Cité. Estamos en el siglo XV pero los edificios son reconocibles y existen hoy día apenas modificados. Al fondo se yerguen las torres de la Conciergerie, palacio de los reyes de Francia y ya en esta época convertido en prisión. Muchos siglos más tarde el recinto de la Conciergerie sería para muchos prisioneros, para una reina de Francia, la antesala de la guillotina. Hacia la derecha dentro del recinto amurallado, donde hoy sigue en pie, la Sainte Chapelle, la joya del gótico que mandó construir San Luis.

De nuevo, en alternancia, los Hermanos Limbourg han representado una escena campesina. La postura de los hombres segando con la guadaña está minuciosamente observada, pero las dos campesinas del primer plano no desmerecen de las damas de otras miniaturas. Bajo los pañuelos que las defienden del sol, un fino rostro de pómulos marcados. De esbelto talle y pies pequeños en los que se enreda la hierba, se mueven con el rastrillo y la horca como en el salón de un castillo. Vestida de azul ultramar, con la falda recogida por delante, con la blanca camisa, la campesina tiene algo de dama de la realeza, cuyo color comparte. Ese azul que en siglo XV era imposible conseguir en un tinte textil.

El azul profundo del tímpano astronómico, el azul del cielo, el gris azulado de los tejados, el vestido de las campesinas; el verde de la hierba, el verde tierno de las hojas de los árboles, forman un dúo donde el lapislázuli y la malaquita entretejen una melodía que podemos ver hoy tal como fue en el tiempo en que los hermanos la plasmaron sobre la vitela. Códices miniados, amorosamente, celosamente conservados durante siglos. Cerradas sus tapas de rica encuadernación, en los anaqueles de las bibliotecas reales, nobiliarias, universitarias. Es allí donde están los colores de otro tiempo. Los colores que no han sido alterados por la luz, los repintes, las modas. El único lugar donde nos podemos asomar a un día de verano engalanado de hojas y flores de un tiempo perdido para siempre.

Sordello di Mantova (…1220…)
Er, quan renovella e gensa

Er, quan renovella e gensa /Ahora, cuando se renueva y engalana
estius ab fuelh’et ab flor, /el verano con hojas y flores,
pus mi fai precx, ni l’agensa / me ruega, pues le agrada
qu’ieu chant e⋅m lais de dolor, / que yo cante y deje el dolor,
silh qu’es domna de plazensa, / la que es  mi gentil dama,
chantarai, sitot d’amor / cantaré, aunque de amor
muer, quar l’am tant ses falhensa, / muera, porque la amo sin fallarle,
e pauc vey lieys qu’ieu azor. / y pocas veces veo a la que adoro.

Ai las, e que⋅m fau miey huelh, / ¡Ay! ¿de qué me sirven mis ojos
quar no vezon so qu’ieu vuelh? / si no ven a la que yo quiero?

Sitot amors mi turmenta / Aunque el amor me atormenta
ni m’auci, non o plane re, / y me mata, no me quejo,
qu’almens muer per la pus genta, / porque muero por la más noble,
per qu’ieu prenc lo mal pel be. / por la que tomo mal por bien.
Ab que⋅l plassa e⋅m cossenta / Si al menos, le placiera y me consintiera
qu’ieu de lieys esper merce, / que tuviera de su parte alguna esperanza de merced,
ja per nulh maltrag qu’ieu senta, / porque por más dolor que sienta,
non auzira clam de me. / no oirá queja alguna de mí.

Ai las, e que⋅m fau miey huelh, / ¡Ay! ¿de qué me sirven mis ojos
quar no vezon so qu’ieu vuelh? /  si no ven a la que yo quiero?

Mortz sui si s’amors no⋅m deynha, / Muerto soy si su amor no me concede,
qu’ieu no vey ni⋅m puesc penssar / porque no veo ni puedo pensar
vas on m’an ni⋅m vir ni⋅m tenha, / dónde puedo ir, ni mantenerme
s’ilha⋅m vol de si lunhar; / si me quiere alejar de ella;
qu’autra no⋅m plai que⋅m retenha, / porque a otra no me place servir,
ni lieys no⋅m puesc oblidar; / y a ella no la puedo olvidar;
ans ades, quon que m’en prenha, / al revés, lo que me pasa
la⋅m fai mielhs amors amar. / es que el amor me hace amarla más.

Ai las, e que⋅m fau miey huelh, / ¡Ay! ¿de qué me sirven mis ojos
quar no vezon so qu’ieu vuelh? / si no ven a la que yo quiero?

Chantan prec ma douss’amia, / Cantando ruego a mi dulce amiga,
si⋅l plai, no m’auci’a tort, / si le place, que no se equivoque y me mate,
que, s’ilh sap que pechatz sia, / que ella sabe que es pecado,
pentra s’en quan m’aura mort; / y se arrepentirá si me da muerte;
empero morir volria / pero morir querría
mais que viure ses conort, / antes que vivir sin consuelo,
quar pietz trai que si moria / porque sufre peor que si muere
qui pauc ve so qu’ama fort. / quien poco ve a la que tanto ama.

Ai las, e que⋅m fau miey huelh, / ¡Ay! ¿de qué me sirven mis ojos
quar no vezon so qu’ieu vuelh? / si no ven a la que yo quiero?

Traducción propia.

12 pensamientos en “Er, quan renovella e gensa

  1. Hermosa disección icónico-musical.Se te ve muy suelta en este terrno. Yo hago posts sobre imágenes o sobre música, pero me falta enfoque para combinarlas. Te iré siguiendo.

    Un abrazo desde Granada,
    AG

    • Gracias Alberto.
      En este tipo de entradas, las del Calendario de las Muy Ricas Horas del Duque de Berry, relaciono una pintura de principios del siglo XV con poemas de los siglos XII y XIII.
      Pero casi todas mis entradas tienen alguna música unida al tema, aunque no sean específicamente musicales.

  2. Incido con Alberto en lo hermoso y bien trabado del análisis, gracias por ello.

    Ahora que se acerca San Juan es buen momento para recordar los aspectos zodiacales del calendario. Las dos festividades de los dos San Juan coinciden con los dos momentos en que Jano, dios bifronte, se muestra. Los dos solsticios, Porta Caeli y Porta Inferni, representan la sístole y diástole de un ciclo cósmico polarizado en torno a Jano-Juan, símbolo iniciático que ilustra los caminos de conexión entre el mundo y el cielo.

    Saludos

    • Gracias, elperpetrador, por leer y comentar.
      El día de san Juan, ocho días antes de las Kalendas de Julio es el día de la Fortis Fortunae, una diosa romana que tenía su templo a orillas del Tíber. Los templos de la Fortuna estaban en las orillas, pero no confundir con el templo de la Fortuna Viril, también a orillas en el Foro Boario. Segun Ovidio en los Fasti se hacía una romería de barcas por el Tíber y corría el vino. Ese ambiente de alegría parece haberse contagiado al cristianizar al fiesta.
      Habrá que publicar algo más alegre que lo que estaba preparando.

  3. No conocía esa relación con la Fortuna y con la alegría, Hesperetusa, pero no me extraña la derivación cristiana, es muy coherente. Lo que he anotado lo señala René Guénon. A mi modo de ver no puede ser casual que las dos festividades de San Juan, el Evangelista y el Bautista, ronden las fechas de los solsticios de invierno (saturnales) y verano respectivamente, y que precisamente enero (ianuarius) deba su nombre a Jano, el dios de dos caras y de las puertas. En cualquier caso los vaivenes solares implican cambios de ciclo que hay que aprovechar para la renovación, sea quemando el pasado en hogueras como en junio, sea con propósitos de Año Nuevo en diciembre. ¡Que corra el vino, pues!

    • Aunque por su etimología no tienen nada que ver no deja de ser curioso el parecido fonético de los nombres. Los dos Juanes cuyas fiestas están situadas en los solsticios y «Jano bicéfalo, origen callado del año que se desliza…»

  4. ¡Qué maravilla! El Paraíso existe. Está aquí. Es el paraíso recobrado de Milton.
    Nunca pensé que pudiera interesarme por un tema como el de esta entrada. Sin embargo, está tan bien escrito que, primero, me quedo atrapado por la belleza del texto, por su forma, y luego me doy cuenta de que me entusiasma el fondo.
    ¿Tiene la ninfa Hesperetusa el don de la magia?

  5. Aquí sí que te superaste a tí misma. Es una maravilla. Sordello ¿no es el que menciona la Commedia de Dante? Mencionado en sus Cantares por ese gran poeta estadounidense que es Ezra Pound. Tengo que ponerle sonido a mi blog. Gracias por este momento de deleite.

    • De nuevo gracias, Lino.
      Sí, se trata del mismo Sordello del Canto VII del Purgatorio. Un trovador que pertenecía a la nobleza, con una vida muy agitada.

      “Com’ è ciò?”, fu risposto. “Chi volesse
      salir di notte, fora elli impedito
      d’altrui, o non sarria ché non potesse?”.

      E ‘l buon Sordello in terra fregò ‘l dito,
      dicendo: “Vedi? sola questa riga
      non varcheresti dopo ‘l sol partito:

      non però ch’altra cosa desse briga,
      che la notturna tenebra, ad ir suso;
      quella col nonpoder la voglia intriga.

      Ben si poria con lei tornare in giuso
      e passeggiar la costa intorno errando,
      mentre che l’orizzonte il dì tien chiuso”.

      Allora il mio segnor, quasi ammirando,
      “Menane”, disse, “dunque là ‘ve dici
      ch’aver si può diletto dimorando”.

      Pero de toda la poesía trovadoresca que tengo grabada, solo tengo este poema, escrito en esa koiné de los siglos XII y XIII que fue la lengua occitana.

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