
Paul, Hermann y Hanequin de Limbourg. Mes de Enero. Muy Ricas Horas del Duque de Berry. Museo Condé. Chantilly
Kalendae Ianuariae
En su encuadernación actual, que se conserva en el Museo Condé y que se remonta a la época en que el manuscrito perteneció a Margarita de Austria, la hija del emperador Maximiliano que estuvo casada con el príncipe Juan de Castilla y que fuera nuera de los Reyes Católicos, el calendario comienza en el mes de enero. Comenzamos oficialmente el año en 1 de enero, pero no ha sido así durante siglos. El año, con el sol entre Capricornio, ahora saliendo de una concha en espiral semejante a la del nautilus y Acuario un aguador desnudo, no siempre ha comenzado en enero. En las kalendas de enero, el mes de Jano, los cargos políticos de la República Romana, entre ellos cónsules, elegidos en el mes de noviembre anterior tomaban posesión de sus cargos. En las kalendas de enero se colocó la fiesta de la Circuncisión del Señor cristianizando una fecha política. El uno de enero no es ninguna fecha significativa astronómica ni climáticamente. Durante siglos, en la Edad Media cristiana, el año comenzó el 25 de marzo, coincidiendo la Anunciación con la cercanía del equinoccio de primavera o el 25 de diciembre, Navidad, cristianización del día del Sol invicto, cercana también al solsticio de invierno. No, el calendario de las Muy Ricas Horas no debía comenzar con esta miniatura sino con la del mes anterior, la de diciembre. Diciembre, con la Navidad era el inicio del año y en diciembre había sido bautizado el Duque de Berry nacido el 30 de noviembre de 1340.
El calendario se comenzó a pintar con diciembre, hacia 1411, la miniatura de la caza del jabalí y el bosque de Vincennes, seguiría con enero y los meses sucesivos, pero cuando se llegó a noviembre en 1416, los Hermanos Limbourg y el Duque de Berry habían desaparecido. La miniatura de enero, incompleta, faltan el tímpano los datos astronómicos, es quizá la más “medieval” de todo el calendario y la única que no tiene ningún paisaje, la única que se sitúa en un interior y donde tenemos el retrato del Duque de Berry y muy probablemente el autorretrato de Pol de Limbourg.
La escena, en una gran sala con chimenea y el suelo de estera, no parece tener fondo. Los caballeros que vemos luchando ¿son lo que luchan en la Guerra de los Cien Años o son un tapiz que describe la Guerra de Troya? Por los versos que apenas se pueden descifrar parece ser que es la Guerra de Troya a la medieval, sin hacer arqueología. Los tapices no solo decoraban los muros de los castillos, sino que colgados en esos muros creaban una cámara de aire que temperaba las frías e inhóspitas estancias del siglo XV. Porque hace frío en esa sala de banquete. La mesa, provisional, creada con caballetes y tablas está cubierta por un mantel blanco. La vajilla es de oro y en ella está representada el Salière du Pavillon, una hermosa pieza de orfebrería en forma de navicella. Dos cachorros de perros están subidos en la mesa y uno come de uno de los platos, eran en aquellos días de 1411 o 1412 los perros preferidos del Duque de Berry. Este está sentado frente a la gran chimenea encendida, las chispas es posible verlas tras una gran pantalla de mimbre redonda que servía tanto para aislar de las chispas como para distribuir el calor. Sobre la chimenea se yergue un dosel de seda roja con las armas del Duque: campo de azur con las flores de lis de oro de la Casa Real de Francia, y los cisnes heridos y los osos que adoptó como emblema en la lejana fecha de 1360, cuando siendo un joven de veinte años estuvo prisionero un tiempo en Inglaterra.
Jean de Berry está sentado en un banco corrido cubierto con un tapiz azul y oro. De azul ultramar y oro es también su rico traje. Lleva en la cabeza su gorro de piel de oso. Representado de perfil, Jean de Berry, que tiene más de setenta años, cada vez se parece más a esos osos que tiene en su escudo junto con el cisne, a esos osos que poseyó y dio nombre: Chapelain, Martin y Valentin, al oso que de forma insólita a todos los sepulcros medievales, está a sus pies en su tumba de la catedral de Bourges.
Enero, día de regalos, quizá es el día de Epifanía, el día de Reyes. En la parte delantera de la mesa algunos oficiales de la corre ducal, un escanciador, un panetero, el encargado de trinchar las viandas, todos vestidos ricamente: verdes, azules, bordados, oro, calzas de diferente color en cada pierna, se ocupan del servicio. A la derecha del Duque se sienta un prelado, probablemente el obispo de Chartres, su pariente, que hace un gesto de agradecimiento. Tras él otros personajes se acercan siguiendo la indicación del chambelán: aproche, aproche, acercaos, acercaos…, y es posible, que detrás de estos cortesanos, el personaje con el bonete blanco, con el rostro de rasgos angulosos, sea el retrato de Pol de Limbourg, el creador junto Hermann y Hannequin del cuadro abigarrado lleno de vida de un día de fiesta en la corte ducal, donde la guerra, en los tapices, solo es el recuerdo de un tiempo remoto de héroes que se llaman Aquiles, Diomedes o Héctor.
Carmina Burana, siglo XII – In taberna quando sumus
In taberna quando sumus / Cuando estamos en la taberna,
non curamus quit sit humus, / no nos preocupamos qué somos tierra,
sed ad ludum properamus, / sino que al juego nos precipitamos,
cui semper insudamus. / al que siempre con ardor nos dedicamos.
Quid agatur in taberna, / qué sucede en la taberna,
ubi nummus est pincerna, / donde el dinero las copas llena,
hoc est opus ut queratur, / es necesario preguntarnos,
si quid loquar, audiatur. / más que estoy diciendo, oigamos.
Quidam ludunt, quidam bibunt, / Unos juegan, otros beben
quidam indiscrete vivunt. / otros desordenadamente viven.
Sed in ludo qui morantur, / Pero quienes en el juego se detienen
ex his quidam denudantur / de ellos algunos hasta la ropa pierden;
quidam ibi vestiuntur, / otros allí salen vestidos,
quidam saccis induuntur. / y otros se cubren con sacos.
Ibi nullus timet mortem / allí nadie teme a la muerte
sed pro Baccho mittunt sortem. / sino por Baco echan las suertes.
Primo pro nummata vini, / Primero por el coste del vino,
ex hac bibunt libertini; / por él beben los libertinos,
semel bibunt pro captivis, / otra vez beben por los cautivos,
post hec bibunt pro captivis, / luego beben tres veces por los vivos,
quater pro Christianis cunctis, / cuatro por todos los cristianos juntos,
quinquies pro fidelibus defunctis, / cinco por los fieles difuntos,
sexies pro sororibus vanis, / seis por las hermanas ligeras,
septies pro militibus silvanis. / siete por los soldados salvajes.
Octies pro fratribus perversis, / Ocho por los frailes perversos,
nonies pro monachis dispersis, / nueve por los monjes andariegos,
decies pro navigantibus, / diez por los marineros,
undecies pro discordantibus, / once por los discrepantes,
duodecies pro penitentibus, / doce por los penitentes,
tredecies pro iter agentibus. / trece por los peregrinos.
Tam pro papa quam pro rege / Tanto por el Papa como por el rey
bibunt omnes sine lege. / todos beben sin ley.
Bibit hera, bibit herus / Bebe la dueña, bebe el dueño,
bibit miles, bibit clerus, / bebe el soldado, bebe el clérigo,
bibit ille, bibit illa, / bebe él. bebe ella,
bibit servus, cum ancilla, / bebe el siervo con la criada,
bibit velox, bibit piger, / bebe el rápido, bebe el lento,
bibit albus, bibit niger, / bebe el blanco, bebe el negro,
bibit constants, bibit vagus, / bebe el trabajador, bebe el vago,
bibit rudis, bibit magus. / bebe el rudo, bebe el mago.
Bibit pauper et egrotus, / Bebe el pobre y el enfermo,
bibit exul et ignotus, / bebe el exiliado y el desconocido,
bibit puer, bibit canus, / bebe el niño y el canoso,
bibit presul et decanus, / bebe el obispo y el decano,
bibit soror, bibit frater, / bebe la hermana, bebe el hermano,
bibit anus, bibit mater, / bebe la abuela, bebe la madre,
bibit ista, bibit ille / bebe ésta, bebe aquél,
bibunt centum, bibunt mille. / beben ciento, beben mil.
Parum sexcente nummate / Poco duran seis monedas
Durant, cum immoderate / donde sin moderación
bibunt omnes sine meta. / todos beben sin meta.
Quamvis bibant mente leta, / Aunque lo hagan alegremente
sic nos rodunt omnes gentes, / así nos critica todo el mundo,
et sic erimus egentes. / y seremos así pobres.
Qui nos rodunt confundantur / Quienes nos critican sean confundidos
et cum iustis non scribantur. / y con los justos no sean inscritos.
De nuevo, la versión golfa del Clemencic Consort.
Traducción propia a partir de diferentes traducciones.
Nunca me había puesto a pensar en el calendario, siempre ha sido algo establecido de un modo y le había aceptado tal y cual… Muy bonita la fotografía y muy interesante la descripción del mes de enero… Sólo por curiosidad, voy a revisar Marzo, mes de mi cumpleaños 🙂
Saludos desde Santiago!
La historia y los detalles del calendario, y de los días de la semana, son muy interesantes y no suelen obedecer a caprichos sin sentido. Me enfada cuando algún político ignorante se pone a criticar tal o cual fiesta o poner una absurda a su conveniencia o saltar por los ritmos naturales de trabajo que impone el año. Podremos rodearnos de entornos artificiales pero la Tierra sigue siendo el único lugar donde podemos vivir y la que impone sus ritmos.
Bienvenida y gracias por comentar.
Creo que hoy este blog ira volviendo un poco a la vida…, ritmos del trabajo del calendario que se imponen 🙂