Cuentan que a finales de los años sesenta, no recuerdo la fecha exacta, en Francia, para hacerle un homenaje a Francisco de Goya se decidió poner La Maja desnuda en uno de los sellos de correos. Debido al tema representado, una mujer desnuda que mira provocativamente al espectador, y no era la representación de ninguna divinidad ni alegoría se empezó a discutir si el tema era conveniente o no para un sello de correos. La discusión llegó al mismísimo Consejo de Ministros. Había ministros del gabinete unos a favor y otros en contra. El General de Gaulle, mirándolos desde su altura olímpica, no es una metáfora, era un hombre muy alto y arrugando supongo su nariz neandertal, tampoco exagero en esto, aburrido preguntó: ¿La Maja desnuda es una obra de arte? Ahí si que estuvieron de acuerdo todos los ministros. ¡Naturalmente! ¡Es una gran obra de arte!… De Gaulle contestó: Pues si es una obra de arte no es una mujer desnuda.
Se emitió el sello de correos ¡Ah, la Grandeur!