Entre las voces humanas hay una extremadamente rara, es la voz femenina más grave, la de contralto. Es tan escasa, que muchas partes escritas a lo largo de la historia de la música para ese tipo de voz, hoy no las cantan mujeres, sino hombres, los contratenores. Muchas voces femeninas que aparecen en los discos o en los programas de conciertos como contraltos no lo son, son mezzosopranos, y la voz de contratenor una técnica de canto resucitada en la segunda mitad del siglo XX a partir de las actuaciones de Alfred Deller, no siempre satisface las necesidades de la obra, porque muchas veces suena como una voz artificial, que es lo que es realmente.
A principios del siglo XX hubo una partitura que no llegó a estrenarse en vida de su compositor. Una obra que estaba pensada como sinfonía y como ciclo de canciones, pues de ambas estructuras participaba, una obra que tenía que ser cantada alternativamente por un tenor y una contralto. Esta obra es Das Lied von der Erde, La Canción de la Tierra de Gustav Mahler.
La Canción de la Tierra, fue compuesta por Gustav Mahler entre 1907 y 1909, siguiendo a la inmensa Octava Sinfonía o Sinfonía de los Mil. Mahler, supersticioso, no le dio número, aunque pensó en la obra como sinfonía, pues el nueve, en el número de sinfonías, se había convertido en una barrera psicológica para los músicos desde que Beethoven solo compusiera nueve sinfonías. Tituló su obra como una Sinfonía para tenor y contralto (o barítono) y orquesta, basada en La Flauta China de Hans Bethge. La Flauta China era una colección de poemas chinos de la dinastía Tang traducidos por Hans Bethge. Mahler utilizó poemas de Li Tai Po, los que tratan sobre el vino y las reuniones de amigos, y de Chang Tsi, Mong Kao-Yen y Wang Wei en la parte final, Der Abschied, la Despedida, además de algunas líneas propias. Mahler nunca llegó a ver estrenada esta obra, ni supo como sonaría verdaderamente, y si la posibilidad de cambiar la voz de contralto por la de barítono era conveniente.
La Canción de la Tierra la estrenó en 1911 Bruno Walter, que había sido ayudante de dirección de Mahler con la Orquesta Filarmónica de Viena. Su primera grabación en disco se produjo en 1936 también por obra de Bruno Walter, pero el milagro no llegó hasta finales del los años cuarenta, y en 1951 cuando el director se encontró con una cantante excepcional, una voz única de contralto: la inglesa Kathleen Ferrier.
Kathleen Ferrier fue una cantante con una carrera muy corta, solo once años. Comenzó a cantar profesionalmente tarde y un cáncer se la llevó con solo cuarenta y un años. Sin embargo para su voz, única en el siglo XX, escribieron Benjamín Britten y Arthur Bliss. Kathleen Ferrier era una auténtica contralto, no una mezzo con una voz oscura. Cuando Bruno Walter la oyó cantar supo que era la cantante que necesitaba la Canción de la Tierra.
Aunque el texto de La Canción de la Tierra sean unos poemas chinos, la obra es profundamente centroeuropea y romántica…, postromántica, ese mundo que moriría en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Las canciones del tenor y la contralto se alternan, hasta llegar a la canción final Der Abschied, que es tan larga como el resto de la obra anterior. Cuando Kathleen Ferrier cantó por primera vez la obra con Bruno Walter, no pudo acabar los últimos «ewig» (eterna), porque la emoción se lo impidió. En 1951 cuando de La Canción de la Tierra se hizo su más hermosa grabación, Kathleen Ferrier ya estaba condenada, no tendría ocasión de cantar muchas más veces:
No habrá más horizontes lejanos.
Mi corazón tranquilo espera su hora.
¡De nuevo la tierra amada
florece y reverdece
por todas partes en primavera,
¡Por todas partes y eternamente
brillan luces azules en el horizonte!
Eternamente… eternamente…
Kathleen Ferrier murió a finales de 1953. Su enfermedad se diagnosticó en 1951, y Bruno Walter, bastante mayor que ella buscó desesperadamente una sustituta. La norteamericana Nan Nerriman, también una auténtica contralto, y la primera cantante a la que oi la Canción de la Tierra en la grabación de Bernard Haitink, pareció cubrir el hueco. Pero el milagro no volvió a producirse. Hay grabaciones maravillosas de Das Lied von der Erde, mezzos como Christa Ludwig, y Brigitte Fassbender la han cantado, también se ha probado la posibilidad que dejó Mahler de cantar la parte de contralto con barítono, pero la magia de la obra, como sabía Bruno Walter que advirtió a Dietrich Fischer Dieskau que no la cantara, se pierde. Incluso la reina, Jessye Norman, una soprano, la ha cantado. Pero hubo un momento único en el tiempo en que los poemas de la dinastía Tang traducidos por un sinólogo al alemán, la música compuesta por Gustav Mahler, un director de orquesta discípulo y amigo del compositor, y una cantante inglesa que comenzó su carrera bajo los bombardeos alemanes de la Segunda Guerra Mundial se encontraron.
Si la vida humana desapareciera de la Tierra todas las obras de arte se irían viniendo abajo; la música sonidos ordenados en el tiempo, callaría, pero las grabaciones que sonaron durante décadas, quizá siglos, que se trasmitieron por radio seguirían durante un tiempo indefinido viajando a la velocidad de la luz. Antes de convertirse en ruido cósmico, la voz de Kathleen Ferrier seguirá diciendo con una esperanza de renacimiento: ewig, ewig…, eternamente, eternamente…
Der Abschied – La despedida
Ha sido una experiencia «mahleriana» que agradezco infinitamente. Y una placentera lección para quien siempre quiere aprender. Gracias amiga.
Me alegra mucho tener un comentario en esta entrada.
Este blog nació en febrero de 2010 en una red social de estudiantes de la UNED y salió a la gran telaraña, aunque el blog se podía leer fuera de la red social, en octubre de 2010. Para entonces esta entrada ya se quedaba en el «fondo» y el blog pasó además unos meses una auténtica travesía del desierto. Así que quizá esta entrada es la menos leída de todas, lo que resulta una gran injusticia para Kathleen Ferrier y su maravillosa interpretación de la Canción de la Tierra.
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No la conocía y lo lamento. Al mismo tiempo, mi agradecimiento porque gracias a vos puedo escucharla… y no puedo dejar de hacerlo una y otra vez. ¡Gracias!
Gracias por comentar en esta entrada antigua.
Kathleen Ferrier fue una cantante maravillosa, afortunadamente quedan grabaciones suyas, algunas muy buenas de sonido como la Canción de la Tierra con Bruno Walter. Además se pueden encontrar sus Cds a precio muy asequible.